¡Es que ya no te leo!

image

Por Xavier Toscano G. de Quevedo

Y terminó la Feria de Sevilla. Con tardes de poca fortuna en cuanto a las actuaciones de la mayor parte de los espadas anunciados debido principalmente a la desesperante mansedumbre del conjunto de los toros lidiados, por el nefasto y ominoso predominio del “dudoso toro artista”, que no es otra cosa que la más evidente y clara manifestación de deplorable, fatídico e insoportable “toro manso”.

Pocas fueron las cosas rescatables, llevándose únicamente los laureles de la victoria el extraordinario “TORO” de Victorino Martín, “Cobradiezmos” No. 37 lidiado la tarde del pasado miércoles 13. Era un toro, de bella lámina –¿quién dudaba de su edad? – mostrando desde su salida al albero sevillano lo que era la auténtica bravura –ancestral gen que define a su Majestad el Toro de Lidia– y que unificó el criterio de todos los asistentes que solicitaron eufóricos el indulto de tan bravo ejemplar.

Se vieron también algunos buenos sucesos aislados de varios toreros, y otros “evidentemente excedidos y fantaseados” por un público sevillano que se aferró a la creación y promulgación de un nuevo “ídolo con el que podrán según ellos ufanarse” y como siempre sucede – ¡Qué va, si en todos lados existen! – con la colaboración y complicidad de algunos informadores.

Es por ello que “¡Cómo se le extrañó en Sevilla!, qué falta hicieron sus crónicas y mucho más durante algunos días de “imaginaria euforia inexplicable”. Palabras que de igual forma esperaban los aficionados de Sevilla, Madrid y de todo el orbe taurino que no pude borrar de su memoria sus finas y acertadas crónicas que jamás podrán ser igualadas y mucho menos superadas en el mundo del emblemático espectáculo taurino.

El tiempo, esa circunstancia rígida e insensible que nos marca la vida y jamás se detiene, nos recuerda que ha pasado ya más de una década y media de su fallecimiento. Un año más en el que los aficionados no tendremos la delectación y el agrado de leer sus crónicas que siempre fueron; exactas, claras sin ningún compromiso e inundadas del más puro y perfecto castellano, el que nos enseñó Cervantes, y que él siempre utilizo en sus escritos. Es claro y evidente que me estoy refiriendo al maestro non de la crónica taurina, “Joaquín Vidal”, hombre riguroso e imbatible, que finalmente fue vencido por el cáncer, esa penosa enfermedad que logró someter a un personaje que en vida, había sido toda firmeza y reciedumbre.

Sus escritos siempre fueron claros y elegantes ya que el maestro Vidal, sostenía que: “lo mediocre, lo bajo y lo común” estaba prohibido para él, era una ley que aunque no escrita siempre fue el emblema que lo distinguió.  El maestro Joaquín Vidal, es incuestionablemente la pluma más brillante, elocuente y verdadera –aunque se incomoden los mediocres– en el mundo de los toros en el final del Siglo XX. Sus escritos siempre serán leídos con gusto y admiración, por todos aquellos que respetamos, admiramos y disfrutamos de la más bella y enigmática de todas las fiestas; la de su majestad El Toro Bravo.

Publicado en El Informador.

Una respuesta a “¡Es que ya no te leo!”

  1. Si, nos hace falta Joaquín Vidal. Regresa
    con los toros que nos gustan y hacen de la fiesta, el disfrute de algo que hoy se nos está olvidando.

Deja un comentario