Por Xavier Toscano G. de Quevedo.
¡Uffff, por fin llegamos al mes de abril, cuan larga fue la espera! -¡Amigo, ya estabas muy impaciente, tranquilízate, todo tiene su tiempo y seguramente en un abrir y cerrar de ojos se habrá ido también! -¡Sí, le contesté, pero es que abril significa Sevilla y ver toros en su Real Maestranza siempre posee un encanto especial! Si bien, me confieso ser un aficionado recalcitrante de Madrid; ¡Pero, Sevilla es Sevilla!
Faltan muy pocos días -ya solamente 10- para que den inicio en este 2017 los 14 festejos programados por la empresa Pagés que es dirigida por Ramón Valencia, y que habrán de dar paso un año más a la algarabía que saben mostrar los sevillanos día y noche durante su ya centenaria y esplendida feria.
Y es que existe algo dentro de la historia que siempre deberemos tener presente, y es que el Espectáculo Taurino guarda sus raíces más profundas en Andalucía, porque fue en los marjales del Guadalquivir donde inició el maravilloso e inigualable proceso de la cría del Toro Bravo, y en su capital, Sevilla, principio y germinación de La Fiesta, en donde surgieron y se formaron los toreros que dictaron las normas y los cánones de la tauromaquia.
No fue tarea fácil la edificación de este colosal y hermoso escenario dedicado a dar el más emblemático y misterioso de los espectáculos: “La Fiesta Brava”, labor titánica que llevaron a cuestas los maestrantes en el año de 1761, unidos por su Real Hermandad y que continúa hasta el día de hoy, con su positivo compromiso de estar siempre al servicio de la corona y dispuestos a ayudar en cualesquiera necesidad social y filantrópica que se requiera. La historia de ello ha dado cuenta en infinidad de casos de auxilio y apoyo, siendo ello objetivamente respaldado con las palabras que S. M. El Rey Juan Carlos dirigiera a los maestrantes en su discurso del año 2006.
“Feria de Abril”, han transcurrido ya 166 años desde tu inicio, y en pocos días estarás celebrando el onomástico 167, -¡Vaya que hay historia!- y en el dorado “albero” sevillano de La Real Maestranza de Caballería, han pisado las zapatillas de los grandes toreros que han ayudado a forjar la grandeza de nuestro emblemático Espectáculo; Lagartijo, Frascuelo, Guerrita, Machaquito, Bombita, Juan Belmonte, José Gómez “Joselito”, figuras cardinales que dieron a la “Feria de Sevilla” un prestigio extraordinario y sus hazañas quedarán imborrables en la historia del Espectáculo Taurino.
Con la trilogía de las más importantes figuras sevillanas; Rafael “El Gallo”, su hermano “Joselito” y Juan Belmonte, Sevilla vivió “La Época de Oro” de su Feria de Abril. Sin embargo, décadas más tarde aparecerían más figuras que cautivaron a los aficionados, como Paco Camino, Manuel Benítez “El Cordobés”, Espartaco y un torero controversial, pero siempre arropado por el público sevillano, Curro Romero.
Para este año, una vez más contará Sevilla con la presencia en cuatro tardes de su “nuevo ídolo” José Antonio Morante, el de La Puebla -Curro Romero hace varios años que se les fue- y al igual que lo hicieran con Curro, hoy a Morante le aplaudirán el más pequeño de sus detalles, y seguramente le justificarán todos su yerros y pifias.
Los que sí esperamos con ansias e impaciencia todos los aficionas a esta sublime Fiesta, es que aparezca en el “dorado albero”, el único y verdadero eje central de nuestra mágica y emblemática fiesta, su Majestad el Toro Bravo.
Publicado en El Informador
Una respuesta a “Tendido 7: ¡Para beneplácito de la Fiesta!”
Sr. Toscano me ha gustado bastante este artículo pero es imperdonable que se haya Vd. olvidado de citar toreros de allende los mares que dieron lustre a la Feria de Abril entre los que a vuela pluma le voy a recordar nombres como Carlos Arruza, César Girón, Silveti o César Rincón y otros de épocas anteriores que yo no alcancé a ver pero que por lo que he leído compitieron con nuestros diestros de la llamada Edad de Oro del toreo