Antoñete, paladín del clasicismo: pecho fuera, pierna para adelante, pero toreo ligado en el sitio de Manolete. Los grandes toreros de la segunda mitad del siglo XX siempre han vuelto al mismo sitio: maneras belmontinas, pero técnica manoletista, única forma de torear admitida por todos, toreros y público.
Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo.