Solo para Villamelones: Se cierra un ciclo y es saludable recapitular

Por Manuel Naredo.

Siempre que se cierra un ciclo es saludable recapitular sobre él, darle una vuelta a lo vivido con la intención de aprender de los errores, analizar lo hecho con el propósito de mejorar en la siguiente ronda. Incluso hay quienes le llaman “autopsia” a este proceso de revisión, a la conclusión de cualquier proyecto, en franca alusión al análisis que se practica a los cadáveres para determinar las causas del previo fallecimiento.

Es justo lo que todos deberíamos hacer, y principalmente los directamente involucrados, luego de la conclusión de la tan controvertida temporada grande de la plaza de toros México, con colofón de indulto y común denominador de una notable ausencia de aficionados en sus impresionantes tendidos.

Efectivamente, el cerrojazo de la temporada viene aparejado de un agrio sabor en el ambiente, de un reproche no contenido contra quienes tienen a su responsabilidad la empresa de la plaza, hacia los diestros que se repiten, sin aparentes méritos, en los carteles, y hacia ciertos toreros que, se dice, imponen ganaderías, toros chicos y alternantes al gusto. Hay, nadie lo puede negar, una latente nota reprobatoria de parte de los aficionados de cepa, que siguen sin encontrar en la México razones para considerarla, con justicia, la catedral nacional del toreo.

Y hay también cierta exageración en la crítica al considerar a la temporada recién concluida como el momento más negativo de la historia de una plaza que, otrora, fue considerada la más seria del país. Al respecto no hay que exagerar, porque si bien es cierto que las cosas no se dieron de la mejor manera, la situación no ha estado en los niveles de desastre a los que se llevó al “embudo de Insurgentes” hace algunos ciclos, con la anterior administración del coso.

En el análisis, contaminado, no sin razón, por el enojo, se dirigen las baterías de la indignación a la empresa, que insiste en los mismos toreros y ganaderías; a los Adame, principalmente a Joselito, por auto considerarse primera figura; al Juli, por imponer “teofilitos” y decidir lo que las reglas de la Fiesta dejan a la suerte; y hasta a Sergio Flores, por prestarse a lidiar lo que lidió.

Razonando la situación, sin embargo, haciendo ese necesario análisis, esa autopsia al cadáver aún caliente de la temporada capitalina, creo que las flechas salidas del arco iracundo del aficionado taurino deben tener un principal receptor: la autoridad, que en este ciclo, como en otros, simplemente no ha existido. Esa autoridad que debe radicar en la Delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, cuyo titular es el señor Christian Von Roehrich de la Isla, y quien nombra a los diferentes jueces de plaza que deben hacer respetar el reglamento taurino vigente.

No es de extrañar que los empresarios tiren, cual cabra al monte, tras el negocio; que las llamadas figuras decidan imponer condiciones, que los mejor posicionados se repitan en los carteles, que las componendas se reproduzcan, que los ganaderos apuesten por los toros que mejor le vayan a los punteros, y por desgracia, que un Juez de Plaza, o varios como es el caso, se alineen por la derecha para evitarse problemas con quienes manejan la Fiesta en este país, y también con las mayorías que piden en exceso, sobre todo cuando saben que no cuentan con el mínimo respaldo en caso de una problema mayor.

Y es que casi todos los males del espectáculo taurino, ésos que laceran a la Plaza México y disgustan a los aficionados de cepa, pueden evitarse con autoridad, con auténtica autoridad: los toros sin presencia ni edad, las imposiciones, las malas y viciadas prácticas, la dadivosidad en los premios…

Mi opinión pues es que no debiéramos gastar municiones tras la inocente idea de un cambio entre quienes hacen hoy la Fiesta, concretamente en la monumental México. ¿Por qué habrían de cambiar un estilo en el que se sienten tan a gusto? Lo que hay que lograr es la presencia de una auténtica y sólida autoridad que haga cumplir la norma. Suena fácil, pero es muy difícil. Ahí vienen nuevas autoridades delegacionales, que se estrenarán en la próxima temporada grande; en ellas debe centrarse la exigencia.

Publicado en el Diario de Querétaro

Una respuesta a “Solo para Villamelones: Se cierra un ciclo y es saludable recapitular”

  1. ¿Autoridad delegacional?, hace mucho que a la Delegación Benito Juárez (sin importar quien sea el Delegado en turno) le importa lo que suceda o deje de suceder en La Plaza México.
    Hace muchos años, por eso, que el espectáculo es auto-regulado. Sabrá alguien en la Delegación quien es, fue “Chochito” Morales.
    Los jueces hace varios años ya están en calidad de maestros de ceremonias.

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