Nos cuenta un gran aficionado a la Fiesta Nacional, don Paco Pedregosa, una anécdota protagonizada por el matador de toros mexicano Carlos Arruza en la Plaza de toros de Córdoba, concretamente en el Coso de Los Tejares.

Resulta que Carlos Arruza toreó en la Plaza de Córdoba recibiendo una sonora bronca por parte del respetable. Tal fue la bronca que el maestro mexicano tuvo que huír del público. Y para esconderse y evitar que la cosa fuera a más, pues adquiría tintes violentos, no tuvo otra que esconderse en el carro de la carne. Una vez escondido lo acercaron al ya desaparecido hotel Regina, un establecimiento cercano a la plaza en el que se hospedaban la mayoría de los toreros. Así escapó Arruza de los enfadados aficionados.

Don Paco Pedregosa no me ha sabido concretar la fecha del festejo, pero investigando un poco he podido deducir que se trató de la corrida de toros celebrada el 25 de septiembre de 1944. Ese día fue el de la presentación de Carlos Arruza en Córdoba y alternó junto a El Estudiante y Luis Miguel Dominguín, lidiándose reses de María Montalvo. Cuentan las crónicas que Arruza fue recibido con hostilidad por parte del público, consecuencia de su competencia en los ruedos con Manolete. El mexicano vistió esa tarde un traje de tabaco e hilo blanco, no logrando el lucimiento en ningún momento. En su primer toro recibió división de opiniones y una sonora bronca en su segundo, lo que provocó la ira del público.

Así se las gastaban antiguamente con los toreros…

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