Por Pedro Toledano.
Román, el torero de Benimaclet, gastó el primer cartucho de los dos que tenía en San Isidro, el pasado viernes. El compuesto que tenía el proyectil, mezcla de glicerina, el destartalado, fiero y desclasado toro de Torrealta, y de pólvora de artificios, el noblón y desfondado toro de nuestro amigo José Miguel Arroyo ‘Joselito’, le sirvieron, no obstante, para demostrar que sería injusto no darle margen para que vuelva a coger la prometedora estela que cortó en seco el toro de Las Ramblas en la feria de Sevilla del año pasado.
Si injusta fue la respuesta de la empresa de la Real Maestranza al no incluirlo en la edición de este año, mucho más lo sería no reconocerle la disposición que sigue exhibiendo en esta temporada que ya comenzó con buen tono en los abonos de Fallas y la Magdalena. No valorar el arrimón que se pegó ante el sobrero de Torrealta en su primer paseíllo isidril, tratando de desvirtuar su sincera entrega, pero que sí captó el público pidiendo para Román el premio de la oreja, y no reconocer que ante el toro de Joselito estuvo acertado y lucido ante las escasas embestidas que le regaló el astado, sería situarse entre la intransigencia, la mentira y la mala leche.
Ahora al valenciano le queda otra bala, ésta cargada de compromiso, pues ahí es nada, hacer el paseíllo al lado del peruano Roca Rey, el torero que en estos momentos está defendiendo el pabellón de figura estelar, y por si esto no fuera suficiente, para lidiar la corrida que en estos momentos ha levantado mayor expectación entre la afición, la de Adolfo Martín. Aquí cabría preguntarse aquello de ¿hay, quien de más?
Pues si la pregunta se le hace al propio Román, seguro que te responderá con esa forma suya, entre nerviosa y desenfadada: «Sí, se que es una tarde de compromiso, pero a mi me gusta, disfruto y me sube la autoestima, pero más por ser en Madrid que por los toros y los compañeros. Claro, que en esta ocasión todo suma».
La cita, el día 30, a las siete de la tarde.
Publicado en Las Provincias