Bregando: A grandes males… grandes remedios

Doble cartelera para este fin de semana en la Plaza México.

Por Jaime OAXACA.

Regresar a la gente a la Plaza México es un asunto complejo.

Son varios años que la afición no asiste al coso. Inclusive las corridas con buenos toreros españoles suelen ser con la mitad del tendido numerado, cuando anuncian a las llamadas figuras un poco más de asistentes; llenarla a su máxima capacidad, numerado y general, sólo con José Tomás. Es evidente que los toreros no son capaces de llenar el recinto capitalino, ni otras plazas.

Es el momento de cambiar el procedimiento. A grandes males… grandes remedios.

No se pueden andar con pequeñeces. El cáncer no se cura con un mejoral.

La fiesta tiene un mal que la está matando: el desinterés del público. Es el momento de hacerle un tratamiento que la cure, que la levante, que no la dejen agonizar.

La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes.

Urgen cambios radicales en la tauromaquia.

No confundir la gimnasia con la magnesia. Nadie pide búfalos, ni elefantes con cuernos, simplemente toros mexicanos con trapío, que tengan apariencia de toros adultos, que causen expectación.

Para que los aficionados muestren interés, la empresa debería desembarcar los encierros en el mismísimo ruedo de la Plaza México, con luz de día, a la vista de todo el que quiera asistir. Que el tema de los aficionados sea el toro, que ahora se hable de pintas, de trapío, de encastes.

Esa sería una forma de demostrarle a la afición que están cambiando

¿Qué tal si de ahora en adelante promocionamos el toro? Presumirlo, darle la relevancia que merece.

Independientemente que los medios de comunicación publiquen las imágenes, los aficionados exhibirán fotos de los toros que les gustaron, las fotos circularían con singular alegría. Esa publicidad la harían los propios aficionados, no representaría ningún costo para la empresa, únicamente organización.

Que las dehesas vayan cosechando adeptos por el trapío y las cornamentas bien desarrolladas; toros fuertes, musculosos, no animalitos de tres años engordados. Que la bravura sea el símbolo de un espectáculo que se llama fiesta brava.

No será automático que los taurinos regresen a la plaza, pero lo harán paulatinamente. Los toreros recobrarán su credibilidad, la gente nuevamente los verá como héroes

Pero tienen que ser los encierros de toda la temporada, inclusive los que toreen Ponce, Morante, El Juli o Hermoso.

Urge que las figuras se olviden de los novillos gordos de esas ganaderías cómodas y comerciales que la empresa les permite. Los coletas españoles viene a México cobrando una tonelada de dinero, pues que la devenguen. Basta de sentirse exquisitos.

Señores empresarios, denles variedad a los carteles, no sean repetitivos, daña la fiesta, cámbienle por favor.

Pongan a Ponce, al Juli o Morante con Piedras Negras, anúncienlos con De Haro, háganlo con Zacatepec y algunas otras de las que no tiene sangre de atole. En seguida, a cacarearlo fuerte, ya verán el resultado de la taquilla y el ambientazo en la plaza.

A nadie se le ocurre ofrecérselas, no sea que los figurines se ofendan.

Por razón natural, si la gente no asiste a las corridas, menos irá a las novilladas.

A la fecha se han realizado tres festejos menores del serial 2019 en el embudo de Los Insurgentes, los días 15, 16 y 22 de septiembre. Los tres, como ya es costumbre desde hace años, con paupérrima asistencia.

En la primera logró una oreja Miguel Aguilar y en la del pasado domingo José María Mendoza. Ninguno de los dos repitió a la siguiente semana. ¿Por qué?

Ligar es uno de los requisitos para que haya faena. Ese mismo criterio debe considerarlo la empresa, ligar los triunfos de los novilleros.

El serial novilleril seguirá con escasez de gente. Ni con entrada libre se llenaría el tendido numerado, la afición está molesta con la empresa, no le gusta la fiesta actual, ya se empachó de tanto pan con lo mismo.

La próxima temporada es buen momento para renovar las formas, de sacar a los aficionados del marasmo en que han caído.

Apremian los cambios drásticos, no se avergüencen de hacerlos. A grandes males… grandes remedios.

Publicado en El Popular

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