Una crisis comienza con un problema. Pero si el problema se habla, las cartas van sobre la mesa, las manos están a la vista y las cosas se explican, se evita el problema y la crisis no asoma. En el caso del “desencuentro” entre la autoridad federal, que administra el Parque Nacional “Viveros de Coyoacán”, con los toreros de los Viveros, los actores taurinos están dando muestra de que en el toreo, como en la vida, la inteligencia y la claridad, como ante el toro, se imponen. Fuera la política taurina, respiremos el aire torero de Coyoacán y de sus Viveros, con las blancas armas de la reflexión y la palabra.
Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA.
Solo la ignorancia, el ocio, el bochinche, como dicen en el Caribe, pueden hacer que alguien viva de ver la paja en el ojo ajeno y pierda de vista la viga en el propio. Esto va por los que a las calladas, en forma mansa, rascando y gazapeando, les irrita el ensayo y el toreo de salón en los Viveros de Coyoacán.
Que no es cualquier cosa.
Sino toda una muestra taurina, ordenada, didáctica que dirige Alfredo Gómez “El Brillante”, con toda la jerarquía que su título de Matador de Toros le confiere.
El torero de Mixcoac ya había recibido, dando cátedra, señalamientos por parte de la policía administrativa respecto a que ésta considera que los estoques simulados, los ayudados, fundamentales en el ensayo y la enseñanza misma, son “armas blancas”. Es decir, la cultura de esta gente, no les permite pensar y cuestionar si realmente de un arma se trata.
No, imposible.
Sabemos que no tienen la mínima capacitación. La menor cultura.
Como son utensilios taurinos, trastos, tendría la Autoridad administrativa remitirse a los ordenamientos que regulan su uso. Es decir, la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos para el Distrito Federal y el Reglamento Taurino que deriva de esta, ahí sí se distinguen los cuatro tipos de arma que se utilizan durante la corrida en la Plaza. Justo, claramente, se menciona el estoque como el arma utilizada en el último tercio de la lidia que no es el simulado, la que solo ayuda pero que no mata, que usan los toreros en el ensayo.
Ya Federico Garibay Anaya consagra en su hermoso poemario a un banderillero viejo al que solo le quedan, “una espada que no mata//un pitillo, dos monedas//y un terno celeste y plata.” En su “Celeste y Plata” un banderillero viejo sostiene un monólogo ante un “chavalillo presumio” donde hay claridad entre lo que es arma y lo que no.
La Autoridad administrativa, no mostró, ya no digamos poesía, sino fundamento jurídico.
Que es lo mínimo, en la orden respectiva, a respetar por parte de cualquiera que ejerza potestad sobre lo privado, en este caso los aparatos, y no quedase el Coordinador de Servicios de la Secretaría como el que despoja, sin aviso previo, a sabiendas que los apartados tienen dueño y que no son bicicletas, esas sí prohibidas por el Reglamento del Parque, pues resulta que, para ensayar la suerte suprema, el aparato es un artefacto de una sola rueda.
Eso fue, digamos, la semana anterior. Hoy impera la cordura tras el desaguisado.
La Autoridad Federal ahora no solo repone terreno. No solo retoma la rienda sino evita que el problema derive en crisis o enfrentamiento.
Habrá reunión, voz y foro para los involucrados y, sobre todo, hasta ahora, hay respeto por sus personas, trastos y demás utensilios como lo es el aparato y reconocimiento a la noble labor que desempeñan. Que ninguna disposición prohíbe ni prohibirá dar conocimiento, como lo es saber tomar los trastos y saber torear, al menos, de salón.
Y hay por parte de los actores taurinos, principalmente del Matador “Brillante”, la claridad como hombre del toro que es y como maestro de toreros que otorga cátedra para saber plantar cara. Pero además cuenta de su lado con la propia ley local que deja claro cuándo y en dónde se usa un estoque. Pero sobre todo hay voluntad, política y taurina, de hacer reflejar que, del lado del torero, hay una actividad física que se nutre y la cual también nutre a los pinares que el Apóstol del Árbol, Don Miguel Ángel de Quevedo soñó respirar.
Donde sueñan todos los que han pasado por ese ruedo de los Viveros de Coyoacán aprender a torear.
Protestemos con poesía, como hacía, Manuel Benítez Carrasco, el granadino, visitante por excelencia del centenario recinto:
Viveros de Coyoacán
Viveros para pinares
y toreros.
Unos que tal vez serán
pinares por los senderos
y otros que se quedarán
y porque…
Sin salir de los viveros
Viveros para pinares
y toreros.
Unos que tal vez serán
toreros para los alberos
y otros que se quedarán
y porque…
Toda la vida en Viveros
Viveros para pinares y toreros.
De ahí que esperemos la prepotencia de los primeros uniformados que llegaron a amedrentar o el morbo de la gente que concertó la escena para tomar fotos a los toreros de los Viveros deponiendo los ayudados o ese funcionario que se brincó las tablas, se encaucen en el diálogo aclaratorio con sus superiores y no de parapeto, no al modo de un estoque simulado sino hablando real y conscientemente que al toro hay que llamarle toro, al estoque alfanje y al ayudado, lo que es, simulado.
Que no se infringe el derecho de nadie, ni al torear en los Viveros ni al torear en la Plaza.
Ni con ayudado en los Viveros. Ni con estoque en la Plaza.
Hemos insistido que los toreros carguen en último tercio de la lidia en todo momento el estoque. Hoy, en el ruedo del entrenamiento, del ensayo, en los Viveros, hay que demostrar que el simulado está amparado en la tradición y en la ley.
Así como al amparo de su arte Garibay Anaya y Benítez Carrasco, encontraron al ayudado y a los Viveros en la poesía.
Twitter: @CaballoNegroII.