Opinión: Se solicitan aficionados íntegros. Mayores informes aquí.

Por Juan Carlos ValadezDe SOL y SOMBRA.

La fiesta brava en México continua en coma, aún cuando nos quieren recetar algunas fuertes dosis de positivismo y de cambios.

Pero la realidad es que no se puede tapar el sol con un dedo y todas las señales están ahí afuera, son casi las mismas en todas las plazas, por ejemplo la pasada Feria de Zacatecas de la que me tuve que ausentar este año por razones laborales (de otra índole), fue un fracaso taquillero y artístico en líneas generales. Y es que la falta de imaginación y profesionalismo con la que operan la mayoría de las empresas hoy en día es preocupante. Cada feria o temporada son una calca casi exacta de la otra.

Lo más lamentable es que fuera de algunas gestas invernales que se rumoran en los nuevos “mentideros taurinos” es decir las redes sociales, las expectativas para la próxima Temporada Grande son muy limitadas. Un ejemplo de este triste panorama son la Plaza México y el Nuevo Progreso de Guadalajara, que se encuentran actualmente dando un ciclo de novilladas, por cierto, con muy poco éxito hasta el día de hoy.

Ante los pocos resultados obtenidos en sus temporadas novilleriles parece que están apostando su resto a la combinación de los novilleros de casa, es decir: Hector Gutiérrez, Diego San Román y Miguel Aguilar. Una tercia que en México es todavía un albur y de pronóstico reservado. Por lo pronto este fin de semana los tres fantásticos arrancarán motores el sábado en Juriquilla y continuarán el domingo en Guadalajara con un encierro de la ganadería San Martín, propiedad de la familia Baillères. El interés que han despertado no radicará solamente en observar sus actuaciones, sino en ver si a estos jóvenes los enfrentarán con novilladas bien presentadas o los traerán por todo el país entre algodones y bombones. Las apuestas siguen abiertas.

Pero si en el centro y el bajío la cosa está que arde entre algunos grupos taurinos, en Tlaxcala también se escucharon tambores de guerra ante el anuncio de la reciente feria, que este año ha sido organizada por el matador de toros y actual diputado Rafael Ortega. Se habla de que existe una fuerte rebelión de ganaderos tlaxcaltecas que están muy inconformes con no poder lidiar sus reses en su tierra y en algunos Estados aledaños. Por lo pronto, este grupo está haciendo ruido utilizando algunos personajes del medio taurino y de la prensa nacional, la cual incluye una campaña de desprestigio contra ciertos personajes taurinos de moda.

Estos ataques no provienen únicamente de Tlaxcala, sino también se están dando en otros frentes y al parecer tienen un objetivo claro: Los actuales operadores de la Plaza México y del poderoso grupo ETMSA. Por esta razón algunos cronistas y periodistas se han dado a la misión de atacar con todas las armas que puedan haciendo públicos temas que realmente no deberían de ser del interés de los aficionados. Pero en la guerra y en el amor, dicen que todo se vale.

Y mientras unos atacan por debajo de la mesa envueltos con una falsa bandera de honestidad, otros los defienden con todas sus armas y como no lo van a hacer si para eso les pagan. Pero la pregunta que muchos nos hacemos es: ¿Y los aficionados que? ¿Es real que estos señores piensan que los aficionados estamos pintados o que somos un accesorio secundario en la decoración de sus plazas?

No se equivoquen señores de la prensa, taurinos y anexos. Los aficionados no estamos pintados, ni nos chupamos el dedo, la afición no es tonta y aunque la mayoría del público es imparcial en algunos temas empresariales y personales, si ustedes quieren seguirse dando hasta con la cubeta, síganle, pero tarde o temprano la afición se los va a cobrar. Porque mientras ustedes arman sus ferias o sus intercambios empresariales y andan luchando sus guerras personales con sus enemigos, la afición los observa, los espera y también se desespera de ver qué nuevamente les quieren recetar los mismos teatritos de siempre, es decir traerles una vez más a Enrique Ponce con las ganaderías de siempre y de las que francamente ya todo el mundo está cansado. Agréguele usted todos los festejos mixtos que nos van a querer recetar de la mano de los Hermosos de Mendoza y de Diego Ventura y caeremos en la cuenta de que la temporada invernal del 2019 es una copia casi idéntica de la del 2018. Ahora, sumemos a estas combinaciones a un grupo de nuestros toreros nacionales, con algunas raras excepciones interesantes como los nombres de José Mauricio, El Calita o Luis David Adame y el resto del elenco no es muy alentador.

Señores empresarios, entiendan, el aficionado ya esta cansado de lo mismo, podría asegurarles que están hartos de un sistema cada vez más cerrado e imparcial, plagado de intercambios entre toreros corporativos y ganaderías que lo único que están haciendo es saturar los carteles con los mismos nombres de siempre y los mismos hierros que lejos de meter más público a las plazas, con solo anunciarlos terminan por echar a los aficionados de ellas.

Ante este panorama tan gris los aficionados tendríamos que unirnos y exigir en las plazas que se nos respete. Es momento de dejar de ser tan triunfalistas y permisivos con que el toro no vaya al caballo, que se caiga o que la estocada esté caída con tal de que se corten orejas. Es momento de ser aficionados íntegros y luchar contra el fraude. El aficionado íntegro como decía Joaquín Vidal “No es aquel que va a divertirse a la plaza de toros, sino aquel que sí es preciso va a sufrir, pero también a exigir. Primero exigir al toro y luego juzgar la actuación de los de luces, valorando la lidia completa, ni más ni menos que los tres tercios. El aficionado íntegro que va a los toros es aquel que se emociona con un toro con casta e íntegro en su definición general.” Ese aficionado íntegro es él tipo de aficionado que el actual sistema taurino no quiere en sus plazas, ya que prefieren a los triunfalistas que van a divertirse y no a juzgar.

Desgraciadamente el aficionado de hoy tiene pocas opciones para vivir su afición gracias a un gran monopolio, en el que las plazas están en manos de cuatro señores. Además algo que no puede ser es que un empresario sea a la vez ganadero y por si fuera poco apoderado. Pero así están prácticamente todas las empresas de México en la actualidad. Esto lejos de fomentar la competencia ha creado un descontrol en nuestra fiesta, porque además la mayor empresa se ha convertido en proveedora del resto, por lo que la estructura de todos los festejos que podemos ver en la mayoría de plazas son similares; es decir mismos toreros y ganaderías. Y si por ahí sale una nueva empresa está terminará siendo absorbida por sus competidores y paulatinamente dejará de ser una competencia para convertirse en proveedora y distribuidora de la empresa más grande.

Estos monopolios están restringiendo la sana competencia entre toreros y ganaderos. Pero lo más lamentable es que estos grupos no han sido capaces de generar una tercia de figuras del toreo en México en los últimos 10 años.

La situación para los aficionados es preocupante, pero lo más triste es que la prensa taurina también guarda silencio ante estas situaciones. Parte de cómo está la fiesta es por la ausencia de una crítica taurina verdaderamente independiente. Esto debido a que la mayoría de los críticos taurinos están dentro del sistema o pelean contra él bajo las órdenes de sus enemigos. Ni hablar de los portales de internet oficiales, cuya publicidad la ponen los propios toreros, ganaderos o empresarios.

De todos los críticos taurinos de la actualidad yo personalmente salvaría de la quema a tres que por su edad no rebasan los cincuenta años, y de los que no voy a decir sus nombres para no herir las susceptibilidades (y amarguras) del resto. Solo dire el nombre de uno de ellos que escribe en este portal y que firma sus crónicas como Luis Eduardo Maya Lora.

Afortunadamente a través de las redes sociales el aficionado puede conocer muchas cosas que antes se ocultaban y que no veíamos hasta que el toro no salía por toriles, y que ahora podemos ver antes de que este salga.

Señores empresarios, tiene que entender que los tiempos están cambiando y esa idea de que el aficionado mexicano es torerista y no torista, es ya un tópico viejo de 1989 en el 2019. La afición joven de hoy no quiere toreros sin toros, quiere encierros bien presentados antes que nada y hoy más que nunca exige ser escuchada. Y si no somos escuchados no hay que tener miedo a criticar en las plazas, porque en esencia, criticar no es sinónimo de ir contra algo o alguien; criticar es en sí enjuiciar, evidenciando lo malo o lo bueno.

Tampoco hay que olvidar que la parte más esencial de la tauromaquia es el toro. Y no es para menos. Ya que las palabras definitorias del espectáculo; toreo, torero, plaza de toros, etcétera- vienen y derivan de una sola: toro. Será por algo.

Y aunque parezca inútil ponderar, exigir, comparar, señalar corruptelas y denunciar el actual estado de la Fiesta que nos quieren imponer los “taurinos de moda”, un aficionado íntegro y serio debe de serlo siempre y en cualquier plaza. Porque hoy más que nunca la fiesta brava necesita de integridad, ya que es la única manera de presionar a los grupos empresariales que actualmente nos rigen, antes de que estos acaben con nuestra afición y con la fiesta. Ya es momento de decir ¡basta! y dejar de aceptar una miseria de espectáculo en donde los empresarios nos parecen decir es lo qué hay; así que lo tomas o lo dejas.

Con la mira puesta en las próximas temporadas importantes de nuestro país, necesitamos hacerles sentir a los taurinos aquella frase célebre que surgiera en la temporada de 1945-46 del Toreo de La Condesa: “Pagamos mucho, exigiremos mucho”

Así debería de ser, hoy y siempre.

Twitter @Twittaurino

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