
La verdad está siempre a lado de la mentira y al lado de la listeza, como el barroco pegado al clasicismo o el sol junto a la sombra. Decepciona la corrida de Villa Carmela, con la mala suerte de que los toros que embisten caen en malas manos, Ferrera pone en escena todo su arsenal de teatralidad mezclado, a medias, con buen toreo y una capacidad de embolsarse a una asistencia ávida de aplaudir… y premiar. Pésima suerte no verle con cualquiera de los que a Luis David embisten: insustancial y mecánico dejando al lote sin torear. Dura tarde de Arturo Macías, luchando contra todo y sin su habitual chispa de emoción, habrá que esperar si su sitio puede ser recobrado.
Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA. Plaza México. FOTO: Alfredo Florez. Toriles.com
Suele decirse que el arte progresa o deriva en decadencia.
Y esto es dado que arte, para serlo, requiere ser obra propia. La técnica se puede asumir, el estilo se puede desarollar pero como dijo el enorme artista suizo Paul Klee, el arte no copia (reproduce) lo visible sino enseña ver lo invisible. En esta Temporada Grande tan limitada en ideas, tan preocupada del bochinche, olvidadiza de lo fundamental, las copias están a la orden del día. Tenemos que la corrida de Villa Carmela que no pudo ser lidiada en 2019, aparece para mostrarnos lo que no debe ser, una fea escalera.
Desigual por donde se vea: dos toros hermosos que van a parar a las terribles manos del tercer espada y el resto, una muestra de falta de remate. Así tenemos el impresentable primero o el lote, feo y sospechoso de pitones, que componen segundo y quinto, sumemos un toro desproporcionado dado lo serio por delante pero zancudo y falto remate del resto del cuerpo. Y, además, señalemos que, en juego, tenemos lo insulso de los dos primeros, lo descastado y débil del cuarto, aunado a lo desrazado y manso del quinto.
Tenemos así, el mal mayoritariamente extendido en la Fiesta en México, la desigualdad.
Porque corresponde a Ferrera el débil y desrazado, primero. Con él está en su salsa ante un toro que le permite casi todo, las verónicas prácticamente yéndose antes, rematando siempre hacia fuera y la caleserina, un quite creado genialmente para la exquisitez, hoy tristemente se reduce a una serie de movimientos donde el lance se pierde entre tanta contorsión. Y la faena, en pases sueltos, muestra un astado de imposible disculpa, digna muestra del toreo asistencial. Silencio.
Una pena, no la ayuda en su pie derecho a Arturo Macías, cosa admirable, sino ver que la siempre presente chispa de su toreo se diluye al toparse con dos terribles astados que hunden la decepción y muestran que la remontada del hidrocálido apenas reinicia y que, precisamente, por valiente gana el respeto y la esperanza de que logre retomar su sitio. Sin suerte en ambos, ante la falta de casta, aviso y dos avisos es el resultado.
Salta el primero de dos grandes toros para el también hidrocálido Luis David.
Con el entrañable nombre de “Mata Cuervos”, a lo Tomás Méndez, el tercero de la tarde es una hermosa muestra del toro mexicano, lomo recto, morrillo discreto pero luminoso el rabo fino y estrechas las sienes, no alto en exageración, finos los blancos pitones y vuelto de sus negras puntas. Este cárdeno oscuro, ojalado, mete la cara, algo descompuesto de salida. Sin temple Luis David, no se entiende, esa cualidad la clama el cárdeno toro.
El astado se arranca al caballo, pelea, cabecea. Pero para el quite por chicuelinas, incluso permite que Luis David baje las manos y remate airoso. El toro crece en banderillas, toma el capote abajo con poder y está clamando sometimiento, que le alternen la suerte. Pero el diestro, en plena necedad, en pos de buscar impactar más que imposición, se abre a los medios, empiezan los cambiados y para los primeros derechazos le acortan la tanda con “Mata Cuervos” siguiendo un engaño conducido sin temple. Qué habría sido de este toro por fuera de las rayas del tercio y empapado de temple.
Entre el viento y su indefinición Adame naufraga completo.
Al natural, quizá el mejor lado del toro, Luis David se nota aun más limitado con la manía de ayudarse y de no saber qué más hacerle al burel, siempre enganchado y sin armonía alguna. El toro se aburre, las dosantinas consiguen nada y el público se impacienta ante como desaprovecha al toro y como lo pincha. División.
Y no pararía ahí.
En eso Ferrera enfrenta al cabezón cuarto, un toro de fea hechura en los cuartos traseros, chincolo y débil. Los lances de recibo, previas veletas a la manera de “El Pana”, son inexplicablemente coreados, pese a adelantar la suerte y, displicentemente, tirar una rebolera al paso sin ninguna conjunción, saliéndose. El toro derrumba al caer cualquier intención de quite y llega a la muleta con la condición óptima para el toreo asistencial de hoy: requiere mucho temple y quietud.
Ferrera consigue un natural bueno, en medio de otros pases enganchados, por fuera de la segunda raya un terreno donde el toro, que parece lastimado de los cuartos traseros, sigue por los suelos. Extraño es que un torero de tanto oficio no haya identificado que la faena tendría que ser de la raya hacia adentro, dado lo pastueño pero débil del toro. Comienza a subir la altura de la muleta pero sigue sin reaccionar el astado, incluso le husmea la taleguilla en los parones. Insiste Ferrera pero o aprovecha el viaje o le enganchan. La gente, a pesar de todo, muestra paciencia y se mantiene con él.
Entonces el cambio de terreno, cambia la faena.
Derechazos en uno por uno, aguantando el parón y luego un molinetazo sobreactuado pero que un sector corea. Y se desvive tras doble cite afarolado a una media distancia que provoca los derechazos encorvados perdiendo pasos y aprovechando el viaje para un desdén que gusta. Ferrera vuelve a la cara, en doble dosantina encorvada, misma posición en la que pega la vitolina e incluso es coreado, sin dar muletazo. La faena llega a su fin y es entonces cuando prepara a unos ocho metros la estocada al paso.
Impresiona a la gente la preparación, Dudamos que el toro se le vaya a arrancar. Cuando este lo hace Ferrera pega el brinco y por fuera del pitón derecho deja una estocada entera, contraria y perpendicular que desata la locura.
Entrega de un tendido sumamente impresionable.
Dos orejas con la misma exageración de su toreo, que es toda inquietud de rareza y teatralidad entreverada con su gran sitio, oficio y conocimiento.
Luis David desperdiciaría al hermosísimo cárdeno sexto, algo débil pero con el que exhibe su mayor pecado: la indefinición. El arte de torear, tras Juan Belmonte, es cosa de estilo pero da la impresión que Adame torea a como puede, no a como quiere.
Algún momento suelto ante un toro de débil pero de espléndido recorrido y temple dejan la cosa en apenas una oreja, pese a bajonazo, a un torero con grave tendencia a copiar, a no cumplir con el precepto de Klee, copia lo visible, como esos muletazos a la manera de Ponce que no le van. Habría de recordarle lo que el inmenso artísta fílmico norteamericano Steve Sabol decía con perfecto tino, uno nace original no tiene porque acabar siendo copia.
Ferrera sale a hombros, le toma la medida al público.
Todavía bordaría uno de los momentos grandes de la Temporada, al realizar, con toda la sangre fría posible y todo el mayor arte que en el riesgo quepa, un quitazo, a una mano, tras salir Christian Sánchez, comprometido terriblemente de un par ante el quinto, su colocación perfecta, su orientación en la suerte le permiten eso y más. Momento inolvidable. De ahí que queramos verlo con más sustancia y menos teatralidad.
Solo esperamos que en el Aniversario, seguramente en La México, por fin, le salga el toro que esté a la altura del compromiso, solo así sabremos si su inquietud artística puede traer la quietud taurina.
Esa que tanto echamos en falta.
Twitter: @CaballoNegroII.
Plaza México. Temporada Grande 2019-2020. Domingo 31 de Enero de 2020. Décima Cuarta de Derecho de Apartado. Menos de un cuarto de Plaza en tarde fresca y agradable sin viento molesto. Mejora ligeramente la iluminación pese a observarse sombra en muchas partes del ruedo los últimos tres turnos.
6 Toros, 6 de Villa Carmela (Divisa Negro, Rojo y Amarillo) desiguales de presencia, feos el lote del segundo espada, incluyendo el astillado y mal presentado por falto de remate, segundo. Anovillado el primero. Desproporcionado el cuarto, pese a tener cabeza su remate no resulta armónico y termina siendo débil y manso como los todos lo ya mencionados. Aplaudido en el arrastre, inexplicablemente, el cuarto pese a su incapacidad de mantenerse en pie y seguir la muleta. Precioso, por hechura, capa y armonía, el lote del tercer espada. Bravo y emotivo el tercero, así como noble y con largueza por ambos pitones pese a lo débil el sexto, precioso cárdeno claro, ambos se quedan con media faena adentro.
Antonio Ferrera (Burdeos y Oro) Silencio y Dos Orejas. Salió a Hombros. Arturo Macías (Barquillo y Oro) Silencio tras Aviso y Silencio tras Dos Avisos. Luis David (Malva y Oro) División tras aviso y Oreja con protestas.
Terrible la cuadrilla del segundo espada, increíble que Christian Sánchez se desmontere tras banderillear al quinto no obstante sale comprometido y la ovación corresponde al gran quite que le hace el primer espada a la salida de un par. Gustavo Campos saluda en el tercio tras banderillear al cuarto.