
Por Eduardo Sadot.
La crítica, dice el diccionario de la real academia de la lengua, es analizar pormenorizadamente algo y valorarlo, según los criterios propios de la materia de que se trate, también dice que criticar es hablar mal (?) de alguien o de algo o señalar un defecto.
La crítica que es la acción de criticar tiene su origen en el latín críticos que identifica la opinión examen o juicio que se formula en relación a una situación un acto o un hecho, no necesariamente es hablar mal, así puede percibirlo quien se siente criticado. Criticar es una acción que regularmente molesta a quien es criticado, a veces ofende o lastima. La crítica es algo así como la verdad, se puede decir una verdad sin ofender y lastimar o sin herir se puede decir un verdadazo.
Nos han acostumbrado a pensar que la crítica es buena cuando es constructiva y que la crítica cuando es destructiva, es mala, ¡FALSO! Porque cuando la crítica es lapidaria, demoledora agresiva, hiriente, destructiva puede no ser buena para el criticado, pero siempre es útil. Ilustremos con el caso de un torero que se encuentra en la plaza toreando mal y desde el público alguien le grita lo mal que lo está haciendo y el torero se molesta y contesta a quien le gritó del público que se baje a torear, a simple vista, cualquiera diría en defensa del torero, que es lógico que le grite al gritón, que baje a ponerse en su lugar, sin embargo, no es así. El torero tiene la función de torear y por eso cobra y el aficionado tiene otra función, otro motivo, el de ver, aplaudir o abuchear un espectáculo, que para eso paga. En este caso, el torero se ofende y no acepta la crítica, sin embargo, si hiciera una reflexión razonable, tendría que ver los factores que provocaron que esa tarde no saliera en hombros.
La prensa en México cumple con una función, la de criticar, nos dicen que si ésta crítica es constructiva, aportará algo para que se corrijan las cosas, pero si es una crítica destructiva es mala y no sirve. Puede ser cierto que no sea buena, pero siempre es útil, porque también vale y es hasta más útil, porque confronta los datos que se tienen y se confirman o se corrigen.
Como en el ejemplo del torero, no le corresponde al periodista decirle al gobernante como gobierne, esa es la tarea la profesión, el ejercicio y obligación del gobernante, que como en el caso del torero, para eso debió prepararse, para hacer bien su trabajo.
La crítica destructiva desde la prensa y la comunicación, cumple mejor su función cuando es destructiva, aunque no guste o guste menos, no se le puede reclamar que aporte ideas constructivas, porque no es ese su trabajo, su misión es señalar los errores, mientras que la responsabilidad del torero es analizar si la crítica tiene razón y corregir en consecuencia o reafirmar que no tiene razón y que se está haciendo lo correcto. Comento el tema porque es evidente que en México no gusta, molesta y no aceptamos la crítica.
En muchos momentos la crítica se hace imprescindible, ya que está evidencia a quienes no están preparados para mandar en el toreo o para gobernar un país.
Como en el caso del torero, la filosofía popular está plagada de refranes que coinciden en la reflexión, “el que se mete de cohetero y no es cohetero saldrá quemado” y “a quien no le gusten las quemadas, que no se meta en la cocina”