Desmedida premiación en Tlaxcala.

Por Jaime Oaxaca.

Vaya tarde de emociones que se vivieron en la primera corrida de feria en Tlaxcala. No por el resultado tangible, porque el juez –a mi entender– premió con manga ancha al conceder cuatro orejas y ordenar una vuelta al ruedo a un toro.

Las emociones sucedieron en el ruedo, al margen de los premios. Vayamos por orden de dichas emociones.

Los toros de Piedras Negras pueden salir buenos o malos, la tarde de ayer no tuvieron esa bravura que caracteriza a la ganadería de Marco Antonio González. Eso sí, siempre nos mantienen pendientes de lo que puede suceder en el ruedo. Los tres primeros fueron ovacionados al salir a la arena por su presencia. Me provoca malestar decir que la vuelta al ruedo al sexto fue benévola, sería más sencillo dar coba, no lo hago por el respeto que le tengo al ganadero y a su hierro.

Por lo que atañe a los toreros, José Mauricio se jugó la vida toda la tarde. Sorteó un lote durísimo, creo que le va a dejar de hablar al que metió la mano al sombrero. Su primero, segundo de la tarde, era un verdadera alhajita con peligro sordo, se llamó “Espectro”; sin embargo, era muy real, tanto que le andaba buscando las espinillas después de muletazo, el torero no se amilanó, siempre ahí, sin aspavientos, sin “vender”, sin pedir música para distraer a la gente. Le cuajó dos tandas, una por cada lado con poca respuesta del tendido, créame, tuvieron mérito. El diestro terminó doblándose muy torero, pinchó y ni siquiera lo sacaron al tercio.

Su segundo, el quinto de la tarde, le dijo. – ¿Crees que el otro traía gatos en la barriga?, pos horita verás… te voy a dar tu calaverita.

Y “Calaverito”, para empezar, tiró un derrote que le arrancó el capote de las manos a José Mauricio. Éste inició el último tercio llevando al toro a los medios, quizá no muy vistosa la lidia, pero muy torera. El diestro de 37 años de edad y 16 de alternativa, trataba de cuajarles pases a “Calaverito”, que lo miraba y lo buscaba constantemente, el diestro siempre ahí.

De pronto un derrote a la altura del pecho. El toro echa pa’rriba al torero, en la arena trata de cornearlo, otra vez pa’rriba, lo zarandea, nuevamente a la arena, eternos se hacen los segundos, el toro está ensañado con su presa, no se lo pueden quitar. Por fin lo cargan las asistencias. Creo que hasta ese momento el grueso del publico capto el peligro del burel.

La plaza quedo en silencio, espantada, todo mundo suponía lo peor. De pronto, caminando, regresa al ruedo José Mauricio, Toma la espada para culminar su misión.

No, no era un espectro, se trataba del torero sin la casaquilla, el público no puede creerlo. ¿Otra vez va al toro? Tiene manchadas las medias a la altura de las espinillas, la sangre debe ser del toro.

Por supuesto, para José Mauricio hubiera sido más fácil no regresar al ruedo, quedarse en la ambulancia, nadie se lo hubiera echado en cara, pero la vocación, su decencia, su torería, su categoría, el respeto a sí mismo, debió obligarlo a regresar. El público respondió con una ovación estridente. Acá entre nos, creo que el más contento con el regreso de José Mauricio, fue “El Jero”, el primer espada.

Jerónimo le dio las buenas tardes al público y a “Catrín” con 5 o 6 verónicas de las suyas, es irreverente contarlas, desparramando arte, la barba metida en el pecho, despatarrado, acompañando el viaje del toro con la cintura y las manos bajas; luego, lo remató con una media pa’chuparse los dedos.

Si el toro había acudido de esa forma al capote, ya nos imaginábamos una faena de muleta del mismo corte, pero no. El toro cambió, fue tardo y no por exceso de castigo en varas, simplemente no quería acudir a los cites. Lo pinchó antes de dejar una estocada caidita.

Si el abreplaza fue tardo, pos el cuarto también. Dio una vuelta de campana antes de que lo picaran, es posible que se hayan mermado las capacidades de “Campanario”, me pareció que quedó lastimado de la patita derecha. Inició la faena de muleta “El Jero” con una tanda por el lado derecho, mientras la banda de música entonaba “Las Golondrinas”, era la tarde de la despedida de esa plaza del diestro de 44 años de edad y 23 de alternativa. Poco o nada pudo hacer Jerónimo, luego de un pinchazo y una estocada desprendida, la gente pidió la oreja, también lo hizo un subalterno, que mal se ven en la mendicidad; el juez no la quería soltar, pero le apretaron. En el ruedo disimuladamente detuvieron las mulillas de arrastre, que en realidad se trataba de dos percherones. El Juez la soltó y hubo protestas.

Angelino de Arriaga tiene un toreo práctico, que entusiasma al público que prefiere lo vistoso, responde rápidamente, analiza poco. Ojo, no quiero decir que sea fácil, sin mérito o sin peligro lo que realiza el coleta apizaquense, simplemente es toreo de otra cuerda.

El menor de los Angelino se llevó el mejor lote, dos toros con clase en la embestida, aunque sin transmisión.

Una larga de rodillas y dos verónicas, fueron los lances de recibo, saltilleras con pasito de costado en el quite. Con los palos, bien. Inicia con el péndulo en los medios, algunas tandas, termina con Manoletinas, “Ancestro” se raja; estocada delanterita. Y se concede una oreja, benévola, a mi forma de ver.

Al cierraplaza, Angelino lo lancea bien a la Verónica, el tlaxcalteca quita a “Cempasúchil” por chicuelinas. Nuevamente coge los palos, el público festeja el tercio, El diestro de 30 años de edad y 10 de alternativa, no encuentra a la persona que iba a brindarle, “aunque sea” le brinda al público. El público no pita el insulto, lo aplaude.

Inicia la faena en la zona de tablas, en los medios es desarmado, luego realiza una faena con buenos muletazos por ambas manos, el toro tiene calidad en la embestida, pero se quiere ir después de cada muletazo. La faena es larga, las muestras de que “Cempasúchil” pretende huir, son más evidentes. Una estocada, dos orejas y una vuelta al ruedo al toro. ¡Chin!, desmedida premiación.

El número de orejas cortadas le da la salida en hombros al torero, la gente enfiestada aplaude, pero no todo lo que brilla es oro. No olvidemos que en ese ruedo quedaron las emociones de las hazañas de José Mauricio y las verónicas del “Jero”.

Publicado en e-consulta.con

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