Por Juan Carlos Sámano / El segundo aviso
Muy circunstancial me resultó el que a unos días de conmemorar la partida de uno de los más grandes toreros, sino es que el más grande, que se ha podido ver y disfrutar en el siglo XX, en Bilbao se diera una demostración de valor, entrega, arrojo y deseos de triunfo por parte de un torero que hace poco tiempo era una promesa y ahora es una gran realidad.
En primer término me refiero a Manuel Rodríguez “Manolete”, diestro Español que por sus características técnicas revolucionó el toreo de esa época. En segundo término, hablo del Peruano Andrés Roca Rey, quien en su corto tiempo como Matador de Toros ha evolucionado su tauromaquia sin ver afectada su esencia. Y es aquí, donde encuentro ciertas similitudes entre ambos diestros, guardando la debida proporción. Ambos llamaron la atención desde sus primeras apariciones, dieron un giro la tauromaquia que en esos se desarrollaba, uno desde la perspectiva de el toreo lento, estético y de cercanías, el otro, combinando el pisar terrenos peligrosos en base a valor y técnica. Ambos tuvieron que enfrentarse a las figuras que en esos momentos mandaban en la fiesta, alternando con ellos de tú a tú logrando triunfos destacados. Pronto se pusieron en los primeros escalafones y llenaban los cosos donde partían plaza, fuera donde fuera, trascendiendo fronteras.
Qué curioso es que por un lado se recuerde al “monstruo” de toreo y por otro lado un joven de escasos 25 años diera muestra en Bilbao de “querer ser”, y sobreponiéndose a fuerte voltereta, saliera a despachar a su segundo logrando así el corte de tres apéndices y dejando una muestra de lo que su tauromaquia significa. “Manolete” y Roca Rey, dos toreros de época y que gracias a ellos, y algunos otros más, la tauromaquia sigue aún vigente, aunque a punto de entrar a terapia intensiva, por lo menos aquí en México.
Publicado en AM Queretaro
