Sacamos del Archivo del Diario una imagen de Joselito Adame de agosto de 2003 actuando, como niño torero, en la Plaza “Joselito Huerta” en Tixcacal Canto. Otra, saludando al entonces Rey de España, luego de torear en la Corrida de la Beneficencia de 2011 en la Plaza de Las Ventas de Madrid. Y tomamos una más, del baúl personal, con el diestro de Aguascalientes, con su collarín, tras un percance que pudo ser fatal, en la calle de Alcalá en un día de toros en San Isidro.

Del niño torero que se le vio varias tardes en ruedos yucatecos a ser el que tiene más importancia actualmente en el país, y que ha ido a entregar la vida, tarde a tarde, para alcanzar los triunfos más allá del charco. Dos décadas entre uno y otro recuerdo. Toda una vida.
“La perspectiva de las dos décadas que mencionas es muy bonita por lo que he podido vivir. Ha sido muy especial, la vivo con orgullo y de la ilusión que tenía de aquel niño, ahora, con todo lo que se ha conseguido, honestamente lo vivo intensamente, lo disfruto mucho, me llena de emoción. Pero es, también, una responsabilidad enorme. Tarde a tarde tienes que dar lo más importante de ti, salir a entregarte al toro, a gustar a los aficionados”.
Y a veces ese sentido de la responsabilidad puede marcar rayas entre unos y otros. Así lo contó en su momento frente a la Puerta Grande de Las Ventas, en mayo pasado, y lo reiteró en la charla de estos días con el Diario.
“El percance de Madrid fue duro, algo desagradable porque, a pesar de que gracias a Dios no tuvo trascendencia, pudo ser fatal. Gracias a Dios pude reincorporarme, seguir en la cara del toro. Fue una tarde sumamente importante, y la disfruté mucho, fue una actuación de gran valor”.

Pero siempre se dice que los toreros están hechos de otra pasta, le comentamos hace unos días a José, de cara a su actuación de mañana en la corrida del aniversario 94 de la Plaza Mérida.
“Creo que la ilusión, la preparación, te pone siempre con un paso adelante. Eso pasa conmigo. Porque estar ante la cara del toro, buscando mejorar, siempre metido donde no llegan todos, me marca y me hace crecer como torero. Los percances, entonces, vendrán”.
Joselito será el segundo espada en una corrida que vaya que ha levantado expectación. Tanta, que los boletos se agotaron desde inicios de semana. En todos estos días el diestro que aparece como primera figura del toreo mexicano ha estado metido en el campo bravo, toreando en su finca en Aguascalientes, pero sin dejar de meditar lo que ha sido su vida como torero. Irá por delante Arturo Macías y cerrando, Roca Rey.
“La corrida de Mérida es, para mí, uno de los días especiales, estelares. He toreado otras veces la tarde del aniversario y es especial. Me siento muy emocionado por lo que vamos a vivir, y veremos qué depara el destino. Se pueden lograr muchas cosas, puede ser una corrida histórica en la plaza. La Mérida se merece días y carteles como estos”.
Vida de torero
La vida de José Guadalupe Adame Montoya (hermano de los matadores Luis David y Alejandro) la conocen los que están empapados de toros. Fue, desde el inicio, sacrificio tras sacrificio. La afición suya a la Fiesta fue tan grande, que le hicieron, en equipo (familia, allegados, profesionales), tomar decisiones que hoy le marcan. Una, irse a España a terminar su formación, sin duda, fundamental.
“Todo venía de una idea, de una ilusión, de un sueño. Siempre tuve las ganas de crecer, de que mi tauromaquia la pueda exponer en todos lados, de ser un torero que trascienda. Entonces, la decisión de irme fue circunstancial, con buenas ideas de unos profesionales que me motivaron para lograrlo. Es un sueño circunstancial”.
Joselito se consolidó como novillero, tuvo una alternativa a lo grande en Nimes, de manos de “El Juli”, confirmación en la México con Enrique Ponce. Y prodigarse tarde a tarde, porque convencer aquí, no es lo mismo que convencer allá. Hoy, es la primera figura mexicana.
Se sincera: “No soy quien para decir si soy figura, o la primera figura. Eso que lo digan los aficionados, los profesionales. Desde luego que he logrado muchas cosas que toreros de esta época no han logrado, y me siento un privilegiado. Mi papel como torero, mi posición, la defiendo y defenderé, preparándome, toreando mejor, asentado, profundo, con creatividad; no dejo y no quiero dejar de apostar con mi técnica. Me pongo en terrenos donde embisten más los toros”.
Joselito y su toreo son cosa aparte en esta época en la Fiesta. Hoy, a las 7, lo contará en un coloquio con aficionados, y mañana podrá expresarlo en la gran cita de la Mérida.— Gaspar Silveira.
Publicado en Diario de Yucatán
