Cuarta corrida de la Feria de León, toros de Julián Hamdan, desiguales de presentación y juego. Al cuarto se le premio con el arrastre lento.
Alejandro Talavante: Silencio, dos orejas y ovación en el que lidió por El Payo.
Octavio García “el Payo”: Silencio en el único que mató. Salió herido en un ojo.
Diego San Román: Vuelta y vuelta tras fuerte petición.
Entrada: Tres cuartos largos de plaza.
Por Enrique Martinez.
La cuarta corrida de la temporada feria en la plaza de toros La Luz de León estuvo llena de emociones, torería y arte, de principio a fin. Un percance sufrido por Octavio García “El Payo” al entrar a matar el primero de su lote puso el toque dramático; el torero fue prendido de la taleguilla y herido con el pitón en el ojo izquierdo, por lo que el diestro queretano fue hospitalizado.
La tarde abrió con un merecido homenaje para el monosabio José Pablo Ramírez Bermúdez, “el Güero Lilongo”, quien dio vuelta al ruedo con sus compañeros actuales. El Güero es el último sobreviviente de los auxiliares de plaza que inauguraron La Luz en 1961.
Actuaron el español Alejandro Talavante y los queretanos Octavio García “el Payo” y Diego San Román, lidiando un encierro de la también queretana ganadería de Julián Hamdan.
El regreso de Alejandro Talavante a la plaza “La Luz” fue imán de taquilla. La expectativa era mucha, tanto por parte del público que asistía a este retorno, como del propio matador.
Sin embargo, con el abreplaza “Fotogénico”, de 478 kilos, Talavante no tuvo suerte. Mató de una estocada caída. Hubo pitos para el toro en el arrastre.
Con su segundo, cuarto de la tarde, Talavante desarrolló un faenón con su toreo pausado, siempre bien plantado e hilvanando tandas de naturales que calarón fuerte en el tendido. Coronó la excelente labor muleteril con una estocada bien colocada y el juez le otorgó las dos orejas, premio para muchos excesivo. Ante esto Talavante dio una vuelta al ruedo, pero sin lucir los apéndices.
Despachó un tercer toro, el que le correspondía al lesionado Payo y se mostró voluntarioso y artista.
El segundo de la tarde (que fue protestado por un sector del público por su presencia) ya le había avisado en varios momentos de la faena al Payo: el de Hamdan adquirió sentido muy pronto y además iba mal picado, humillaba poco y derrotaba en exceso, aunado a todos esto la lidia del matador no fue la correcta y el toro se le fue para arriba. Al entrar a matar resultó herido, necesitó sutura y fue hospitalizado, con una fractura de hueso nasal y del etmoides además de una herida en el ojo izquierdo de pronóstico reservado. El toro fue pasaportado por Talavante y El Payo ya no salió de la enfermería para lidiar a su segundo.
El tercer espada, Diego San Román, es una de las jóvenes figuras en las que la fiesta brava tiene amplias esperanzas. En cada tarde en las que se ha presentado en esta plaza ha demostrado su talento y ha dado alegrías y emociones a la afición y está tarde no fue la excepción. Con el tercer toro de la tarde, bordó el toreo aprovechando que le tocó en suerte el mejor astado de la tarde, “Gallo Joven”, de 503 kilos. Lo recibió con un farol de rodillas y con la muleta arriesgó, metiéndose tanto entre los pitones que no se salvó de un susto; el toro lo levantó, pero sin consecuencias graves. Extendió su faena con la muleta, mostrando variedad de pases, temple y buen gusto. Lamentablemente, falló en la suerte suprema: dos pinchazos antes de la estocada definitiva, y aunque perdió la oportunidad de tocar llevarse algún trofeo, el público lo aclamó y dio una vuelta al ruedo entre ovaciones.
Lidió su segundo toro en el quinto orden de la tarde, pues el que correspondía al Payo sería dejado para el sexto turno. Este burel llamado “Presentimiento” tenía poco juego pero San Román estuvó por encima del astado. Señaló un estoconazo y volvió a dar una vuelta al ruedo, tras fuerte petición de oreja qué el juez no concedió.
Con información de La Silla Rota.
