Por Jesús López Garañeda.
Viendo la excepcional entrada de lleno hasta donde mean lo gatos de la plaza de Almendralejo en la corrida celebrada este fin de semana como homenaje a Luis Reina, con Talavante y Emilio de Justo que mostraron el porqué de su torería, el comentario que acerca más a esta realidad es la causa por la que una empresa taurina joven y de no tantos años de experiencia vital es capaz de colgar el cartel de «no hay billetes» en tantos sitios donde ejerce su actividad.
La empresa de Tauroemoción, dirigida por Alberto García y la participación de Nacho de la Viuda al frente de un equipo de personas entregadas a la causa del fomento sincero de la Tauromaquia, a ofrecer espectáculos que merece la pena contemplar por su atracción y resultados, se ha colocado por méritos propios de esfuerzo y trabajo en todo lo alto del morrillo de la fiesta. Los granos van sucediéndose en esa parva inmensa que son los festejos de toros y ya Huesca con la feria de su albahaca; Burgos con San Pedro; Cali en Colombia… y ahora en el Coso del Paseo de Zorrilla en el cartapacio, la respuesta del público es inmejorable. Sin olvidarnos de la gestión cívica y solidaria en la cubierta de La Flecha con festivales a lleno total.
Hacer las cosas con propiedad y sentido, apoyándose además en quienes tienen como timbre de orgullo de su actividad esta popular fiesta española, sobreponiéndose a las trabas y dificultades, es un objetivo marcado por quienes están capacitados para llevar una nave mercantil al puerto del éxito, del reconocimiento y del aplauso. Seguramente por el camino habrá habido más de una cortapisa, más de un problema de resolución complicada. Sin embargo, aquí está demostrado que la ilusión y el trabajo por las cosas bien hechas es un logro alcanzado en sus años de existencia.
La reválida empresarial de Tauroemoción está en Valladolid con dos convocatorias, una por San Pedro Regalado en mayo y la otra por Nuestra Señora de San Lorenzo en septiembre, para ofrecer un atisbo y rayo de esperanza a tantos y tantos aficionados que esperan volver a ver el coso del Paseo de Zorrilla con una respuesta popular acorde, tal y como ya se tuvo en aquella temporada ida en que el torero de Galapagar concitó la atención y la demanda de abonados para conseguir el acceso a su espectáculo y el lleno total en los tendidos.
La fotografía de Almendralejo abre muchos ojos a la esperanza y gratifica sinceramente el esfuerzo organizativo y de empuje que supone poner en marcha un festejo taurino cuando la respuesta del público está acorde con la relación calidad, precio, ese «do ut des» que mueve muchas acciones humanas.
Publicado en Federación Taurina Valladolid