De origen campesino, de oficio panadero y figura del toreo por obligación.

Por Jaime Oaxaca.

Cuando Rodolfo Rodríguez “El Pana” toreó su corrida de despedida en La México, ni remotamente se sospechaba que sucedería un milagro, que a partir de esa tarde la posición taurina del tlaxcalteca daría un giro de 180 grados, que sacudiría la fiesta.

Antes del domingo de resurrección en 2007 al apizaquense no le daban trato de figura; por el contrario, era ninguneado por las empresas, pocas veces fue considerado para ser parte de los carteles de la feria de Tlaxcala.

Más de una vez, él y otros toreros, hicieron empresa para organizar una corrida extra después del serial; por cierto, en esas corridas salía el toro auténtico, a diferencia de los festejos de la feria.

Cuando se realizó la feria taurina de 2006 en la capital tlaxcalteca, Rodolfo Rodríguez no fue considerado por la empresa. Ya era público que el 7 de enero del siguiente año se despediría en la plaza México.

En una corrida de aquella feria, al futuro Brujo de Apizaco lo encontré en el callejón de La Ranchero, le realicé una entrevista que se publicó en una televisora, un periódico impreso y un portal taurino. La expongo a siete años de la maroma de aquel aciago “Pan Francés” de Guanamé, voltereta que terminó con la vida del singular personaje.

De origen campesino, de oficio panadero y figura del toreo por obligación

Así rezaba la publicidad con la que se anunciaba El Pana a finales de los años setenta.

Ese “Pana”, Rodolfo Rodríguez González, se despide el próximo domingo 7 de enero, nada menos que en la plaza en que se hizo matador de toros en marzo de 1979, siendo testigo Curro Leal, precisamente, uno de los empresarios actuales; en esa plaza donde su primer capotazo lo dio tirándosele de espontáneo a José Antonio Ramírez, El Capitán”, en octubre de 1977.

Después de que se le negó varias veces la ansiada despedida en la plaza más grande del mundo, al fin está a unos días de que se realice. “Dios tarda pero no olvida”, me dijo el singular torero.

¿Quién es “El Pana”?

Siempre hablando en tercera persona cuando se refiere a él mismo, se define.

“En síntesis, es un torero del pasado en un torero del presente; es la reminiscencia misma de la fiesta a lo largo de muchos siglos. El Pana es el último romántico de la fiesta, el que se va el día siete.

“Después de El Pana ya no queda nadie de los románticos de la fiesta; de los que nos hicimos de capea en capea, de pueblo en pueblo, de plaza en plaza; de esas plazas perdidas en esos pueblos de Dios; de los que caminábamos en esas tierras, de aventones, de quedarse en las estaciones de autobuses. De colchón el capote, de sarape la muleta y pasar fríos. Todo eso se va pa’ los restos el 7 de enero”.

¿“El Pana” pagó con sangre haber sido torero?

“Claro, nos vamos con 16 medallas… 16 cornadas, dos de ellas muy graves. Una de ellas en una feria de Tlaxcala, un toro me partió la femoral y la safena, y otra en la plaza México, muy grave, también de muerte. ¡En las dos nos dieron los santos óleos! Fracturas de clavículas y todo eso. Pero siempre vale la pena ese sufrimiento, ese batallar constante por un triunfo. Se ha levantado buen revuelo para la despedida de El Pana”.

¿Físicamente cómo te sientes, estás puesto para torear?

“Nos estamos preparando a conciencia, estamos haciendo mucho campo y torearemos unas cinco corridas antes de la plaza México para llegar al cien por cien, esa gente está esperando al Pana y hay que dar un buen espectáculo. Tiene que dar una buena corrida El Pana”.

Si “El Pana” naciera otra vez, ¿volvería a ser panadero y torero?

“¡Yo creo que sí! No con los petardos que hemos pegado; pero si naciéramos toreros, tendríamos que pegarlos”.

¿Contento con tu trayectoria?

“¡Contento más no satisfecho! Me faltó redondear muchas cosas. Se quedan en el tintero muchas cosas que se pudieron haber escrito a lo largo de 27 años de alternativa”.

Se dice que te taparon por ahí algunos toreros, ¿es cierto?

“Todo en la vida tiene sus consecuencias. El Pana atacó mucho a las figuras del toreo que estaban en ese tiempo, reaccionaron como tenían que reaccionar. No solamente se dieron el lujo de quitar al Pana de los carteles en lo que ellos iban, sino de las ferias en que participaban. Muchos empresarios amigos míos me lo decían cuando El Pana era quien llenaba las plazas: mira Pana te queremos poner en tal o en cual feria, pero esta gente no quiere que entres. Poco a poco se fue declinando la estrella de El Pana”.

Remató Rodolfo:

“Esto es como en una fiesta: vete cuando te piden todavía que te quedes. Y hay que irse todavía en plenitud de facultades”.

¿Qué le aporta “El Pana” a la fiesta?

“Haber desempolvado viejas suertes del toreo, haber innovado y creado otras, tanto de capa, banderillas y muleta. Eso es lo que deja El Pana, una huella dentro del toreo”.

¿Ya sabes cómo te vas a vestir el día siete de enero?

“Vamos a sacar un terno del color del de la alternativa, porque la corrida se va a llamar ¡hoy como ayer!; con ese terno, un blanco y plata con cabos negros. Vamos a llegar en la calesa de los ‘domeques’, amparado con cinco motociclistas que nos va a prestar el departamento del Distrito Federal. Va a haber un concierto de la Banda de Marina; se va a llevar de aquí del pueblo el teponaxtle y la chirimía. Tiene que ser una romería, porque se va el último de los toreros románticos de esta fiesta”.

Tus seguidores, pocos o muchos, pero fieles a ti como a pocos toreros.

“¡Si, definitivamente! El Pana cuando llegó a la fiesta de los toros, pasó un fenómeno muy curioso: hizo regresar a los toros a los aficionados de antaño y creo la curiosidad suficiente para meter a las nuevas generaciones dentro de la plaza de toros y creo que eso va a suceder el 7 de enero”.

¿Te gusta la fiesta, te gusta cómo está en este momento?

“Es lo mismo que cuando llegó El Pana, en la plaza más grande del mundo (La México) ya se iban a suspender las novilladas porque no había toreros que interesaran. Ahora, desgraciadamente, por administraciones pasadas ha decaído mucho la fiesta de los toros, se ha mercantilizado mucho esta cosa y El Pana, como es un torero romántico, no lo soporta. Por eso nos tenemos que ir en el momento justo”.

¿Seguirás ligado a la fiesta de los toros?

“Sólo como aficionado. No tengo paciencia para enseñar a los chamacos, inclusive como El Pana es un torero único, no se lo puede transmitir a las otras generaciones. Está pendiente mi carrera política, mi libro, mi película. También mi programa infantil en la televisión. El Pana tiene que ser como el Tío Gamboín. Si se dan cuenta, el grueso de los aficionados que han seguido al Pana, han sido puros chavales”.

Pues se va “El Pana”, ese torero que fue querido y odiado, que fue ovacionado o pitado, como él mismo terminó la entrevista: ¡El Pana nunca pasó desapercibido!

Y el carismático “Pana” siguió observando como batallaban para regresar un toro que se había despitorrado. Era la tarde del 4 de noviembre de 2006.

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