Vicente Zabala de la Serna: «Cuando hablamos de toreo, estamos hablando de libertad»

El periodista taurino presentará el jueves su libro «Ya nadie dice la verdad» y participará en una charla junto con Espartaco y Tomás Rufo.

Por López Penide.

Como anticipo de la feria taurina de A Peregrina, este jueves, el Liceo Casino acogerá la presentación del libro Ya nadie dice la verdad, obra del periodista taurino Vicente Zabala de la Serna, quien moderará una mesa redonda en la que participarán los toreros Espartaco y Tomás Rufo. En esta misma cita, se presentarán los carteles de la feria pontevedresa.

—¿Qué nos vamos a encontrar en este libro?

—Es una recopilación de entrevistas con mitos y figuras de la historia de la tauromaquia, tanto del pasado como del presente. Es un recorrido que va desde Curro Romero y Rafael de Paula, pasa por Paco Camino, El Viti y Manuel Benítez el Cordobés, atraviesa esa presencia de los ochenta tan potente de Paco Ojeda, Espartaco y Emilio Muñoz, y llega hasta nuestros días. Y con rostros del calibre de El Juli, Morante, Roca Rey, Talavante o Manzanares.

—¿Y el título de «Ya nadie dice la verdad»?

—Es el título que ilustró la entrevista de Curro Romero. Creo que es un título que traspasa las fronteras de lo taurino y que enclaviza muy bien con la realidad que vivimos en nuestros días.

—Con cerca de treinta años de profesión, imagino que ha asistido a toda clase de fenómenos, desde Jesulín de Ubrique hasta Tomás Rufo, pero tengo la sensación de que, en el fondo, todo se reduce a lo mismo, al hombre frente al toro…

—Recuerdo de mis comienzos la entrevista primera que le hice a El Juli cuando se iba a encerrar con seis novillos en Madrid en su despedida de novillero, a punto de tomar la alternativa en la frontera de los 15 años. Recuerdo con mucho cariño esa eclosión, el nacimiento de la figura que ha marcado los últimos veinticinco años de alternativa, que cumple ahora. Ha marcado toda una época. El toreo es un mismo edificio con diferentes fachadas y lo componen los toreros que admiras a través de la razón, a través de esa de esa forma cerebral de analizar su toreo que no te queda otra que admirarlo. Es el caso de los toreros poderosos que han mandado a lo largo de toda la historia. Y luego están esos otros toreros más sentimentales, que te entran por la vía del corazón, que te pellizcan por otros motivos más románticos y más líricos. Pero en esencia, como bien dices, todo podría resumirse a los orígenes atávicos del toreo, que es un hombre enfrentándose a una bestia, que la somete, la domina, para acabar dándole muerte. Esa es la esencia, luego la evolución de todo el toreo a través de su historia lo ha llevado a la máxima expresión del arte que es, un arte único en el mundo.

—Hablando de evolución, ¿está el toreo, como muchos afirman, herido de muerte?

—No. La tauromaquia a lo largo de su vida, vida de siglos, por cierto, ha pasado por diferentes etapas. Ha pasado por etapas de acoso, de toser sangre, de notarse heridas, pero siempre ha remontado. Sí es cierto, no te lo negaré, que el momento no es ni mucho menos fácil. Es un momento en el que los movimientos de la cancelación, el movimiento woke, el animalismo, que es un lobby potentísimo, muy financiado, ha llevado al toreo a un sitio de acorralamiento complicado. Luego se ha visto que su objetivo no era el toreo solo. Han ido a por la ganadería extensiva, a decirte lo que tienes que comer o no, no comas carne, no bebas leche. Todos estos discursos del antiespecismo, tan peligrosos sobre todo para el hombre y para la libertad del hombre. Al fin y al cabo, cuando hablamos de toreo, estamos hablando de libertad y de eso va esta batalla.

—Pontevedra es la última plaza que queda abierta en Galicia. ¿Es como la aldea de los irreductibles galos?

—Siento muchísima felicidad de ver como la fiesta de los toros se vive con esta alegría en Pontevedra, de cómo resiste, de cómo se celebra, de cómo se lleva todo con una alegría de pequeña aldea rodeada por los ejércitos romanos, llevando el símil a Astérix. Vivo con mucha alegría cada vez que voy a Pontevedra ver su vitalidad, su energía, su salud. Y, sobre todo, esas peñas pontevedresas que son una inyección de optimismo.

—Algunas veces que se habla de ferias como la de Pontevedra se pone el foco en las ganaderías, en la aparente baja calidad de los toros o que no traen a sus mejores ejemplares, ¿responde a la realidad o es un bulo?

—No, no es real. No responde a la realidad. Cada plaza tiene su tipo de toro y a eso se ajustan las empresas y los ganaderos. El Toro de Madrid, de Pamplona o el de Bilbao no son exportables a otros tipos de plaza, aunque en la tele se vean como el paradigma de toro. No responde a una realidad y luego los toros son como los melones, que hasta que no los abres, no sabes cómo salen. El propósito de todo el mundo, tanto de la empresa como de los ganaderos, es llevar lo más propicio y lo más acorde a las exigencias de esas plazas para que al final la corrida se celebre y concluya en lo que todo el mundo persigue, que es el éxito.

—Volviendo al acto de este jueves, en el mismo se presentará el cartel de la feria de Pontevedra. ¿Ha tenido ocasión de conocerlo ya?

—No. He oído, más o menos, los bocetos de por dónde van los tiros, pero no lo conozco a ciencia cierta.

—En todo caso, compartirá mesa con Espartaco y Tomás Rufo.

—Es un acto compartido con el maestro Juan Antonio Ruiz Espartaco, que tienes un protagonismo en el libro, y con Tomás Rufo, que es la gran esperanza blanca del toreo. Te decía antes que el libro hace un recorrido por las figuras del pasado, del presente, pero también, como última guinda de ese recorrido, pone el foco en Tomás Rufo, que es el futuro. Será una charla. A Espartaco, afortunadamente, no hay ni que presentarlo. Es la gran leyenda del toreo de los ochenta, el capitán general de esos años, el que batió los récords de Domingo Ortega al frente del escalafón. Y Tomás Rufo es un torero que en este corto período de tiempo desde que tomó la alternativa, que no hace ni dos años, ha engrosado un currículum que algunos matadores con mucho más tiempo en el escalafón superior ni siquiera han conseguido. Más que yo aburra a la parroquia con una conferencia, que no viene al caso, será para hablar de toros que resulta mucho más ameno e ilustra más a la gente, sobre todo, cuando viene de la palabra de los maestros.

Publicado en La Voz de Galicia

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