Morante, una reaparición en el aire.

Las durísimas volteretas sufridas en la plaza de Badajoz, que le han provocado una dolorosa fractura costal, le han obligado a cancelar los compromisos más inmediatos de su agenda.

Por Álvaro R. del Moral.

El cuarto toro de Núñez del Cuvillo le llegó a coger dos veces, volteándole duramente. Fue el pasado sábado, festividad de San Juan, en la plaza de Badajoz en una corrida triunfal para sus compañeros de terna –Ginés Marín y Roca Rey– que salieron del coso por la puerta grande después de dar una gran tarde de toros. Morante se iba a llevar la peor parte: el animal le golpeó la caja torácica y aunque el diestro de La Puebla pudo culminar su faena visiblemente dolorido no llegó a pasear el trofeo que había cortado, pasando directamente a la enfermería.

El primer parte sólo rezaba que el matador cigarrero sufría “traumatismo torácico con hematoma a nivel de fosa renal izquierda”. Tuvo que ser trasladado al centro pacense Clideba Quirón para ser sometido a un estudio radiológico y poder afinar más el diagnóstico. Los médicos habían localizado una “fractura no desplazada en séptimo arco costal izquierdo, sin signos radiológicos de neumotórax” que aconsejaba que el torero guardara reposo y evitara realizar esfuerzos físicos a la vez que siguiera un tratamiento antiinflamatorio.

Al día siguiente, el pasado domingo, se le esperaba con auténtica ilusión en la feria de San Juan de Alicante. Morante tenía que haberse reencontrado con los toros de Victorino Martín en un cartel atípico, acompañado del sevillano Pablo Aguado –que se estrenó con los antiguos ‘albaserradas’ dejando retazos de su mejor estilo- y el murciano Rafaelillo, más acostumbrado a tratar con el hierro cacereño que está cubriendo una sobresaliente temporada. Pero no iba a poder ser…

Desde el entorno del torero se impone la cautela y aún no se ha oficializado una fecha concreta para materializar su reaparición aunque la intención primera pasaba por vestirse de luces este mismo jueves en la plaza de Burgos, escenario de su alternativa hace ya 26 años. Morante está anunciado junto a Daniel Luque y Emilio de Justo para estoquear una corrida de Juan Pedro Domecq. La empresa del coliseo burgalés, hasta ahora, no ha nombrado ningún sustituto. El próximo sábado está anunciado en Zamora y sin salir del mes de julio siguen las citas de la localidad portuguesa de Vila Franca de Xira, Teruel, Estepona, Pamplona, Valencia y los dos bolos firmados en Santander.

Protagonista de la temporada

Algunos rumores, aventados en las redes sociales, apuntan que el estado anímico del torero podría estar pasando algún bajón achacándolo al desfondamiento artístico y personal que rodeó el grandioso triunfo de la pasada Feria de Abril. Aquel rabo diferencial cortado a un toro de Domingo Hernández marcó un hito en la historia contemporánea de la plaza de la Maestranza, en la propia trayectoria del torero y en el devenir de una temporada que no podría entenderse sin ese recital que fue la guinda de una feria histórica en la que el diestro cigarrero, más allá de ese éxito incontestable, marcó varias cumbres inalcanzables.

En realidad era su quinto o sexto recital en tres temporadas consecutivas marcadas por aquel faenón emocionante al toro de Juan Pedro en la atípica feria de San Miguel que condensó la temporada 2021 en la plaza de la Maestranza y los máximos trofeos que ya están en la historia del coso sevillano desde el pasado 26 de abril. En medio hay que recordar las tres grandiosas faenas de 2022 –a sendos toros de Núñez del Cuvillo, Garcigrande y Matilla– y la preparación artillera de este mismo 2023, en el que antes del rabo ya había sublimado el mejor toreo con otra corrida de Matilla, el día que se encaró con el palco.

Sea como sea, la eventual ausencia de Morante de la Puebla causa un inmenso vacío en el desarrollo de una temporada que no se entiende sin su nombre. El Morante pos covid es el mejor de su vida y ha sabido sumar la inmarcesible calidad de su toreo –crisol de la propia historia de la tauromaquia- a una envidiable regularidad que le ha permitido sembrar aquí y allí en tres campañas consecutivas que tendrían una lectura muy distinta sin el aura del matador cigarrero que, con más de un cuarto de siglo de alternativa a sus espaldas, está siendo inmune al evidente desgaste que lastra a gran parte de la crema de un escalafón un punto ajado. No sabemos aún si Morante podrá vestirse de torero este jueves en la plaza de Burgos o tendrá que retrasar algunas fechas más el momento de asomarse a un patio de cuadrillas. Su presencia, en cualquier caso, es más que necesaria.

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