Final de las nocturnas en Las Ventas: PeƱaranda se alza triunfador y Parejo sufre una grave cornada.

Un novillero sin espada gana el certamen, mientras el gaditano resulta herido en su primer toro.

Por Alicia P. Velarde.

La final del Certamen de novilladas nocturnas ‘CĆ©nate Las Ventas’ contó con un gran ambiente, especialmente de jóvenes. Algunos iban de peregrinos camino a Lisboa para la JMJ, pero aprovecharon para venir a la Monumental madrileƱa. Extranjeros y aficionados vieron lo que es la Fiesta: triunfo y tragedia. Mientras Christian Parejo fue cogido por el segundo, Alejandro PeƱaranda se proclamaba triunfador de la noche. La felicidad y el drama, pasando por una entrega total de los tres novilleros, que se sobrepusieron a sustos y cogidas sin mirarse. Mayor entrega imposible por parte de los jóvenes novilleros, que tuvieron que luchar ademĆ”s con el viento, que sopló toda la noche.

Joyerito fue el encargado de abrir la final. Quitó Parejo por tafalleras ajustadas, en las que por poco no se lo lleva el novillo por delante. La lidia fue ordenada, cumpliendo con eficacia los subalternos. Brindó Molina a López Simón, matador de toros que se ha retirado esta misma temporada y que estÔ ayudando al joven novillero. Tras el inicio de faena, empezó a soplar un vendaval, siendo prÔcticamente imposible torear así. Una pena, porque el novillo entraba muy bien en la muleta -aunque salía con la cara arriba- y humillaba, yendo ademÔs pronto. Jorge se llevó al toro al 5, donde siempre dicen los toreros que se nota menos el viento (entre el 6 y el 4), y dio una tanda por la diestra buena, sin que el animal le tropezara la muleta. Cambió al natural, donde el novillo era otro. Al inicio de una serie, el murube fue directamente por él, propinÔndole una paliza. Un milagro que se librara. Otro milagro se vio después: volvió a prenderle mientras hacía manoletinas. En ambas ocasiones, el joven novillero ni se miró. Volvió a la cara del de Bohórquez como si nada hubiera ocurrido, terminó de dar las manoletinas, y le metió la mano muy bien con la espada. Tras una leve petición, se dispuso el toledano a dar la vuelta, pitÔndole parte de la plaza incomprensiblemente.

PeƱaranda con el quinto de la noche.

Variado recibo de Parejo al segundo, mientras que el viento seguía molestando. No se empleó en el caballo, pero señaló bien Alberto Sandoval. Buena brega de Miguel Ángel SÔnchez en banderillas y buenos pares de Mathieu Guillon. Brindó el gaditano al público y comenzó por alto. El novillo era sosito e iba sin problemas, pero sin decir mucho por el pitón derecho. Por el izquierdo le costaba mÔs, tanto que se le quedó debajo en un momento, llevÔndose un puntazo en el muslo derecho Christian. Después, poco mÔs. El novillo ya se quería rajar. Dejó cuatro naturales templados el novillero a pies juntos y después se encunó al tirarse a matar, cogiéndole el animal. Volvió a entrar a matar, y volvió a hacer bien la suerte, cojeando visiblemente cuando el novillo se echó. Sangraba mucho por la pierna izquierda mientras pasaba a la enfermería, aunque tuvieron que convencerle para que entrara porque se resistía. AdemÔs de la cornada, el joven tenía media cara hinchada, porque durante la fuerte paliza el novillo le pegó con una pezuña por la zona del pómulo.

Buenas verónicas dio Peñaranda para recibir al tercero, que blandeó en el capote. Fue protestado por ello, pero el presidente lo aguantó, e hizo bien, porque el novillo tenía mucha clase y humillaba, pese a estar justito de fuerzas. Brindó el novillero a José Fernando Molina, y comenzó toreramente por bajo. Eolo seguía ahí, pero hizo gala de un gran temple Peñaranda, toreando muy bien por ambos pitones. Finalizó por ayudados por alto, con un remate muy bonito. Muy sobrado estuvo Alejandro con el novillo, y a lo mejor por eso estuvo la gente fría. Con la espada se le veía menos suelto. En uno de los pinchazos se debió golpear por el pomo, porque empezó a sangrar por la boca. El novillo se quedaba cada vez mÔs parado y encogido y era muy complicado. La tarde anterior mereció salir por la Puerta Grande en esta plaza, pero la tizona se lo impidió. En esta nocturna se volvió a llevar el premio.

Brindó Molina el cuarto a Parejo, dejando la montera en la puerta de la enfermería. En esos momentos el público se enteraba de que el gaditano no iba a poder salir a matar al quinto. En la próxima feria de Beziers tomarÔ la alternativa, en menos de diez días. Comenzó directamente toreando el toledano sin probaturas, porque el novillo embistió bien en el capote del subalterno, pero cambió en la muleta. No pegaba dos embestidas iguales y era complicado, lo que hacía que a un novillero tan joven le costara cogerle las distancias. No se entendieron ninguno de los dos, y ninguno estuvo cómodo. Volvió a estar bien con la espada.

Partidario, reseñado como sexto, pero que por el percance de Parejo salió de quinto, cumplió en un mal tercio de varas, y en uno rÔpido de rehiletes. Brindó Peñaranda a los presentes, y comenzó su labor por bajo. El novillo no se empleaba nada ni trasmitía, costÔndole a Alejandro que su labor tuviera eco en el público, pese a estar de nuevo muy por encima de su oponente y con las ideas muy clara. Dejó muletazos muy buenos, especialmente por el pitón derecho, con mucho temple. Finalizó la faena por manoletinas sin la espada, y se volcó con la tizona, dejando una estocada arriba, un poco traserita, lo que hizo que necesitara coger el verduguillo, donde volvió a fallar en repetidas ocasiones.

Reportero cerró la final. Eficaces primeros tercios, en los que el toro no terminó de definirse. Volvió a brindar al respetable, y comenzó por bajo. Firme y voluntarioso estuvo Molina, al que tal vez le costó entender la distancia que pedía el animal, que tampoco valía nada, y que era violento, no transmitía y tenía mala clase, saliendo desentendido de los muletazos. Intentando agradar, alargó demasiado la faena.

Publicado en ABC

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