Por Álvaro R. del Moral.
A estas alturas es más que aventurado fijar una fecha de vuelta aunque Morante, que sigue arrastrando una inhabilitante lesión de muñeca, podría estar listo para reaparecer en Huesca o el Puerto el próximo fin de semana. Seguramente ni él puede saberlo aún. Hay que recordar que el diestro de La Puebla ya había hecho trascender –en su peculiar política de comunicación- que iba a estar listo para volver a hacer el paseíllo en la plaza de Huelva el pasado sábado.
Un día antes de ese ansiado retorno, siempre por Radio Macuto, se supo que el genio de La Puebla ni siquiera podía con la muleta. Los más avezados no tardaron en saber que el torero había cancelado las habitaciones del hotel choquero aunque la oficialidad del asunto sólo llegó con el anuncio de su sustituto, el diestro local David de Miranda, que aprovechó la oportunidad a su mejor modo convirtiéndose en profeta en su tierra.
El líder se rompe
Dos días antes del frustrado retorno de Morante, en la misma plaza de la Vega Larga, se había producido la vuelta de Andrés Roca Rey después de la fortísima paliza sufrida Santander el día de Santiago. Aquel día le echaron mano los dos toros de Bañuelos, dejando para el impacto mediático la imagen de su cuerpo encarcelado por los pitones contra las tablas del coso montañés. En Huelva, una vez más, le iban a coger de forma dramática los dos toros que lidió, Pero no hubo cuatro sin cinco: el peruano volvería a ser alcanzado en El Puerto el mismo día que Morante brilló por su ausencia en Huelva. Esta vez no se libró. Hasta ese momento le habían cogido todos y cada uno de los toros que había despachado desde que hizo el paseíllo a orillas del Cantábrico.
El pitón caló en el gemelo derecho del torero limeño que después de ser intervenido, en una impresionante demostración de raza y sentido de la responsabilidad, volvió a la cara del toro con los drenajes puestos para cortar un nuevo trofeo y demostrar su auténtica primacía. Esa indiscutible categoría –Roca es el número uno en las taquillas y detenta el necesario atractivo mediático que ha perdido la mayor parte de la torería- no impide parar el balón para constatar que el astro peruano volvió en Huelva un punto atenazado, falto de esa infalibilidad o fluidez que le hacían navegar a todo trapo por las ferias. ¿Cuándo estará listo para volver a la cancha? Las peculiaridades de la lesión no permiten aventurar una vuelta inmediata aunque la capacidad de recuperación de los toreros suele pulverizar los pronósticos más optimistas. Sólo formulamos un deseo: que lo haga en absoluta plenitud; por dentro y por fuera. El peruano ya ha abandonado la clínica Viamed en la que fue ingresado tras el percance del Puerto y proseguirá con su recuperación en casa. Su presencia es más que necesaria.
Una temporada anodina
En cualquier caso, la ausencia eventual de Morante y Roca Rey sólo sirve para empobrecer aún más el desarrollo de una temporada anodina que vivió sus mejores cumbres en la pasada Feria de Abril. A partir de ahí siguió un San Isidro de sequía que ha marcado el tono mortecino del resto de la campaña. El cigarrero y el limeño son necesarios: para las empresas, sí. Pero también para los aficionados, sean de la observancia que sean. El arte inmarcesible de Morante es un lujo en estos tiempos de pan llevar pero el impresionante tirón de Roca Rey es el elixir de las taquillas, el imán de la juventud y la fuerza de un verdadero número uno. Son piezas complementarias.
Especulando, que es gerundio
A partir de ahí el personal es dado a especular más de la cuenta. Las redes se han visto salpicadas estos días de comentarios de todo tipo aventurando una hipotética retirada de Morante –mientras su apoderado sigue firmando contratos hasta el mes de octubre- además de hacer juicios apresurados sobre un presunto estado de ánimo que, por ahora, a sólo él compete. La única certeza es que el diestro de La Puebla arrastra una lesión que está costando sanar. No sabemos si el alcance de los daños podría acabar forzando un eclipse más rotundo pero está claro que el matador cigarrero está haciendo todos los esfuerzos necesarios para retomar el hilo de la campaña. Dicho esto, no estaría de más contar con un servicio de comunicación –acorde con los tiempos que vivimos- que arrojara luz y espantara habladurías.
A partir de ahí sí caben algunas reflexiones. Las ausencias de Morante y Roca Rey y la anunciada retirada de El Juli han mostrado las carencias de un escalafón necesitado de relevo. Faltan toreros con verdadera vitola y capacidad de liderazgo para sostener la primera fila. Algunos comentarios apocalípticos ya hablan hasta de cerrar la tienda pero no hay nada nuevo bajo el sol. El toreo sobrevivió a la retirada de Guerrita o las trágicas y prematuras muertes de Gallito y Manolete. El Juli se marcha y Morante, con más de un cuarto de siglo de alternativa a sus espaldas, tampoco será eterno en los ruedos. Llegarán otros y la fiesta –si el nefasto clima sociopolítico no se interpone- seguirá adelante mientras siga siendo atractiva para los públicos. Eso sí: el llamado ‘sistema’ debe desterrar políticas cortoplacistas y apostar por el futuro. Ortega, una vez más, tenía razón.
Publicado en El Correo de Andalucía