Manolo Escribano «apuñalado» en Madrid.

Por Luis Pla Ventura.

Me sorprendí el pasado fin de semana cuando vi las imágenes en las que, cientos, miles de personas portaban pancartas en la explanada de Las Ventas, así como en sus aledaños calle Alcalá hacia arriba. Imagino que serían aficionados que, sabedores de que se estaban fraguando los carteles de la fría de otoño, todos, con absoluto clamor portaban una pancarta en que pedían que, la corrida de Victorino Martín, anunciada en dicha feria, fuese estoqueada por Román, Borja Jiménez y Leo Valadez. Y, al final, así ha sido. Pura metáfora lo aquí contado porque nadie en el mundo reclamaría para Madrid dicho cartel y mucho menos con los toros de Albaserrada.

Decía el profesor Comino Delgado que, si no entrara en la feria de otoño Manolo Escribano, ese hecho certificaría que la fiesta de los toros está muy mal. No ha entrado, don Rafael, lo que viene a demostrar que no es que esté mal la fiesta, está totalmente podrida. Al respecto, cursimente, hablamos de injusticias pero, la auténtica verdad son puñaladas traperas como la que se le ha asestado a Manolo Escribano que, si ya no estuvo en la feria de San Isidro, esperar que le pusieran ahora sería más que un milagro.

No tengo nada contra los chavales que se han anunciado para matar lo toros de Albaserrada, versión Victorino Martín pero, si de puntuaciones hablamos, Escribano está muy por encima de los chicos mencionados; es más, se trata de un auténtico especialista en dicho hierro con el que ha cosechado innumerables éxitos, tanto en Madrid, Sevilla y en tantísimas plazas en las que ha actuado frente a dichos bicornes. Queda claro que, la lógica en el mundo de los toros no existe y se premia a quién le pasa por los cojones al empresario, en este caso a Simón Casas y sus huestes.

Si de lógica hablamos, ésta se aplica en todas las facetas del mundo. Lo digo porque, Carlos Alcaraz es el número uno del mundo en el tenis porque se ha enfrentado a sus compañeros y les ha hecho besar la lona, como se diría en el argot boxístico. Un futbolista llega a ser pichichi por el número de goles que ha marcado. Valentino Rossi llegó a ser varias veces campeón del mundo porque ganaba a sus compañeros: incluso, en cualquier tipo de oposición donde licitan miles de personas, al final ganan la plaza los más preparados. Esto se llama lógica, ¿verdad?

Aplicado el cuento muy pronto llegamos a comprender que eso no existe en el mundo de los toros, Manolo Escribano es el ejemplo de lo que digo que, una vez más se le ningunea en Madrid por tener una hoja de servicios inmaculada y, mucho más, frente a los toros de Victorino Martín. Este grito desgarrador que estoy clamando, para mi desdicha, lo hago en el desierto de la indiferencia por parte de muchas empresas hacia todos aquellos que han sido triunfadores. Por cierto, recordemos que, Manolo Escribano, el pasado año resultó ser el triunfador de las corridas veraniegas de El Puerto de Santa María en las que, bordó el toreo frente a un encastadísimo toro de Adolfo Martín, logrando un triunfo de clamor. En dicha plaza, como en Madrid, no han contado con él.

Gritos de protesta como el que lanzo son los que quiero ver en las publicaciones taurinas pero, como es notorio, las mismas se ocupan de las grandes cornadas de Roca Rey, especialmente de la última que, resultó cogido el sábado y ayer lunes era dado de alta. Eso sí les preocupa a los escribidores a sueldo, pero buscar la verdad, clamar por la justicia con nombres y apellidos, eso no les interesa a nadie. Es la podredumbre del toreo en que, si eres figura te lo consienten todo, hasta engrandecen un rasguño de un diestro como si fuera una cornada de extremaunción. Todo eso, los empresarios la saben y tienen la certeza de que nadie les criticará, de ahí esa actitud cobarde y mezquina de dejar fuera de los carteles de Madrid al diestro más capaz en estos momentos frente a los toros de Victorino Martín.

Por cierto, en dicha feria de otoño ya montada, no es que falte Manolo Escribano que es una ausencia notabilísima pero, Fernando Adrián, triunfador absoluto del año en Madrid, cuatro orejas en su haber en dos tardes, nadie ha contado con él; y no digamos de Francisco de Manuel que, el pasado año se entretuvo en cortar tres orejas en dicho ciclo otoñal.

Es verdad que, como en otras ocasiones, la corrida de Victorino podía haberla matado Curro Díaz, Emilio de Justo y Manolo Escribano, por poner un cartel acorde con la divisa y con hombres que han triunfado repetidas veces con este hierro mencionado pero, eso vale un dinero. ¿Por qué digo eso? Está clarísimo, la empresa, en dicha tarde salvará la feria. Victorino cobrará acorde con su categoría pero, quisiera ver el jornal de los tres diestros anunciados, más de uno rompería a llorar. Claro que, al margen del dinero, imagino a esas tres criaturas haciéndole reverencias a Simón Casas, lo que viene a demostrar la cobardía de unos hombres que se juegan la vida en el ruedo y, en la calle son unos peleles a los que se les utiliza de mala manera. Aquí está el ejemplo.

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