Por Luis Carlos Peris.
Desconozco el número de veces que Joaquín Sabina fue a la Maestranza para ver a Curro Romero, pero me consta el fervor con el que el genial cantautor celebraba los lances del camero. Y es que una tarde me tocó de vecino de localidad en el Tendido 4, con lo que puedo dar fe de su entusiasmo ante los milagros que Curro hacía con su capote. Por eso puedo asegurar que no supieron a ojana los piropos que antier noche le dedicó al Faraón en su apoteósico concierto.

La admiración de Sabina se extendió también al papel pautado, ya que nombraba al Faraón en el himno que le compuso a su Atlético de Madrid. No fue, por tanto, sorpresa alguna que el viernes le dedicase el concierto para regocijo de la concurrencia y del legendario torero, que hizo un alto en su confinamiento domiciliario para asistir a un espectáculo en el que disfrutó como un chiquillo.
Publicado en El Diario de Sevilla