Alfonso Ramírez “El Calesero” cumple un sueño: volver a torear en la Maestranza.

Por Alfonso Avila.

La historia que viene a continuación -recogida en el libro “El toro bravo. Hierros y encastes”, de Filiberto Mira-, sucede el 9 de febrero de 1980 en México tras un tentadero en la ganadería de Jaral de Peñas y tiene su culminación el 18 de octubre del mismo año en Sevilla.

Acabado el tentadero Curro Romero y Manolo Vázquez, junto con el crítico de la revista Aplausos, Filiberto Mira se unieron en una disertación sobre las compenetraciones hispano mexicanas en nuestra Fiesta y al hablar de Sevilla, se alzó la voz del veterano matador mexicano Alfonso Ramírez “El Calesero”.

“Tengo como saben algo más de sesenta años. No quiero morirme con la pena de no intentar dar algún pase o lance en la Maestranza de Sevilla. Toreé allí una sola tarde y no tuve suerte. Plenamente consciente de lo que les digo y de que aún tengo valor para allí hacer el paseíllo…”, dijo el veterano torero mexicano.

Manolo Vázquez y Curro Romero, impulsados por la fuerza del sentimiento del “Calesero” al que ambos admiraban, con voz solemne y clara, exclamaron al alimón:

–“¡Tú torearás allí y nosotros te acompañaremos!”.

Lanzado el reto, sólo faltaba la organización. Sería el XII Acontecimiento Taurino de la S.E.R., patrocinado por Radio Sevilla en homenaje al arte del toreo, y organizado por el crítico taurino Filiberto Mira.

Con lleno total en la Maestranza de Sevilla se lidió un toro para rejones de Fermín Bohórquez y seis de Juan Pedro Domecq. Álvaro Domecq (vuelta al ruedo), El Calesero (vuelta al ruedo), Manolo Vázquez (vuelta al ruedo), Curro Romero (ovación), José María Manzanares (dos orejas), Tomás Campuzano (vuelta al ruedo) y el novillero Manuel Tirado (oreja).

Tal como relató nuestro por aquel entonces el director de Aplausos, Salvador Pascual: “Creo que hay una palabra que resume lo que fue el festival: categoría. Todo tuvo categoría. La Maestranza llena como en plena Feria de Abril, los componentes del cartel, críticos y aficionados llegados de fuera, incluso un nutrido grupo de mexicanos para acompañar a su torero…”.

Respecto al balance artístico del festejo, escribía: “Alvarito Domecq toreó con mucho gusto, caracoleando con el toro y citando espectacularmente. Como el toro era muy bueno, echó pie a tierra y estuvo formidable con la muleta, toreando con mucho son, destacando un soberbio natural y dos de pecho. Enorme sensibilidad de la afición sevillana con El Calesero, este torero de pellizco que alcanzó su sueño de volver al ruedo hispalense treinta y cuatro años después. Manolo Vázquez nos hizo saborear la gracia torera sevillana, destacando soberbias verónicas y chicuelinas pasándose el toro muy cerca. Curro Romero fue el Curro de las grandes tardes. Dos verónicas y una media en el platillo hicieron que sonara la música en su honor. Con la muleta enardeció por su lentitud. Manzanares conquistó definitivamente Sevilla con una gran faena. Tomás Campuzano demostró que su ascensión en esta temporada no ha sido casualidad y el novillero Manolito Tirado no desentonó en tarde de grandes maestros”.

Publicado en Aplausos.

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