Crónica: Héctor Gutiérrez hizo el toreo verdad en la Plaza México y lo pagó con sangre.

Media docena de muletazos, o poco más de Héctor Gutiérrez dieron muchos comentarios para toda la tarde, y lo que aún se seguirá hablando de ellos durante la próxima semana.

Por Luis CuestaDe SOL y SOMBRA.

Lo mejor de la tarde se produjo en el tercero de la tarde, siendo este quizás el momento de mayor apoteosis de un festejo que tuvo algunos claroscuros. Pero el momento de extasis fue fugaz. Apenas media docena de muletazos, o poco más de Héctor Gutiérrez fueron suficientes para darnos comentarios para toda la tarde, y lo que aún se seguirá hablando de ellos durante la próxima semana. Porque todos fueron de categoría; temple y mando, largo recorrido y hondura. Un torero, cuando consigue construir series con tantas cualidades, hace arte -vive el arte, que es característica, también, de la tauromaquia- y saca a la fiesta de su condición de espectáculo para pasarla a valores de rango superior. Así de profundos fueron los momentos fugaces de Héctor Gutiérrez con el primero de su lote y digo fugaces porque cuando mejor estaba toreando, el de Villa Carmela que fue un toro bravo, se le frenó en mitad de un muletazo y le asestó un seco derrote, hundiéndole prácticamente todo el pitón en el muslo derecho. Al levantarse Gutiérrez del ruedo, se le pudo apreciar una profusa hemorragia ya que la sangre, que le salía “a caño” le empapó la taleguilla y provocó un grito de horror en toda la plaza. Encastado intentó darle muerte a su astado, pero la sangre brotaba aparatosamente sobre su pierna y fue llevado a la enfermería de donde ya no regresó.

Posteriormente nos enteramos que fue trasladado al Hospital Durango de la Colonia Condesa, en donde fue operado con éxito de una cornada grande que le afectó la arteria femoral.

No pudo salir en hombros Héctor Gutiérrez como seguramente era su ilusión, pero hubo un reencuentro con la personalidad y las grandes cualidades que atesora este torero, que se merece más oportunidades.

También Talavante dio muletazos de fino trazo con el cuarto, pero ya no era lo mismo. Tampoco sus toros colaboraron tan a la maravilla como lo había hecho el de Gutiérrez que fue bravo, con recorrido largo y transmisión. Pero en todo momento estuvo por encima de ellos y suplió con garbo las carencias de su lote. Ahora, todos sabemos que Talavante tiene calidad, hondura y sentimiento en su torero. Sin embargo así como pega muletazos monumentales, en ocasiones se empeña en dar pases cambiados por la espalda y arrucinas que terminan por descomponerlo todo. Al final de su largo trasteo con el cuarto, no consiguió construirle una faena redonda y como anduvo mal con la espada, su labor fue premiada solamente con la ovación de un público que hoy estuvo muy cariñoso y benevolente con el torero español.

Con su primero después de varios minutos de estar dándole pases sin sentido, finalmente consiguió atemperarse; y comenzó a torearle como mandan los canones. Una tanda de naturales provocó el clamor en la plaza y una oreja por petición popular, a pesar de una estocada algo caída y desprendida.

Lo más importante de su actuación ha sido la imagen que nos dejó Talavante, que salió con más ímpetu al ruedo que en otras ocasiones y con todo el oficio que ha acumulado en sus 18 años de alternativa. 

El Payo con el quinto de la tarde, un toro aplomado, pero con cierta clase y nobleza, tuvo algunos buenos momentos especialmente en la parte final de su faena de muleta. Quizás la labor del torero hubiera tenido más importancia si el toro hubiera tenido más casta, porque le pegó varios muletazos finísimos, eso nadie lo podrá negar, pero sin conseguir que la faena tuviera la continuidad anhelada por la falta de raza y fuerza del astado.

Lidio al sexto en lugar de su compañero herido Héctor Gutiérrez y estuvo voluntarioso con otro toro aplomado y añadamos que sin casta -algo que fue común en casi todo los de Villa Carmela– el astado apenas se dejó torear y todo terminó en unas tibias palmas para El Payo.

Con su primero (de poco trapío, por cierto) cumplió en una larga labor que se desarrollo con algunas protestas del tendido por la presentación del astado, pero como anduvo muy dispuesto, alcanzó a saludar una ovación en el tercio.

VILLACARMELA / TALAVANTE, PAYO y GUTIÉRREZ

Toros de Villa Carmela, en líneas generales desiguales de presentación, sin bravura y flojos. Quitando al tercero que fue uno de los dos toros más potables del encierro -el otro fue el lidiado en primer lugar- ni uno solo tiró la más mínima cornada; ni presentó problemas a los lidiadores que no fueran los inherentes a su falta de fuerza y casta.

Alejandro Talavante: Oreja y ovación con saludos.

El Payo: Ovación con saludos, ovación con saludos y palmas en el que mató por Héctor Gutiérrez.

Héctor Gutiérrez: Cornada.

Parte Médico de Gutiérrez: Durante la lidia del tercer toro, el matador Héctor Gutiérrez sufre herida por asta de toro en cara interna, tercio medio de muslo derecho con 2 trayectorias hacia arriba de 25 cm siguiendo sobre canal de Hunter. Lesionando músculo vasto medial y afluente de vena femoral superficial en su tercio medio. Respeta la vena y arteria femoral superficial disecándola en su trayecto.

La segunda trayectoria de 8 cm hacia abajo y adentró lesionando músculo vaso medial. Debridacion de bordes contundidos. Ligadura de las afluentes de las venas femorales causantes del sangrado.

Ampliación de la herida siguiendo la trayectoria ya explorada. Aseo abundante con pulso vac, cierre por planos y colocación de drenaje tipo biovac, sale con pulsos distales y buena coloración.

Dr. Alberto Galicia Sánchez Cirujano Vascular. Dr. José Laguna Barcenas Cirujano Vascular. Dr. Jorge Uribe Camacho Traumatología y Ortopedia. Dr. Guillermo Brito Guraieb Anestesiólogo

Plaza de toros México. Quinta corrida de la temporada de la reapertura. Más de media entrada.

Fotos: Erick Cuatepotzo y Arjona.

3 respuestas a “Crónica: Héctor Gutiérrez hizo el toreo verdad en la Plaza México y lo pagó con sangre.”

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