Desprenden torería.

Por Julio César Sánchez.

Plaza de toros de Baeza (Jaén). Corrida de toros. Se lidiaron seis toros de Carlos Núñez, bien presentados. Nobles y faltos de raza. Venidos a menos muy pronto. Mejores cuarto y sexto.

Finito de Córdoba (de sangre de toro y azabache): pinchazo, media estocada arriba atravesada y dos descabellos (pitos tras tres avisos); entera atravesada que hizo guardia

Morante de la Puebla (de negro y plata): cuatro pinchazos y estocada casi entera arriba (ovación con saludos); pinchazo y media (ovación).

Juan Ortega (de carmelita y oro): pinchazo y entera algo contraria (ovación con saludos tras petición); pinchazo y media arriba (oreja).

Saludaron tras banderillear Joao Ferreira y Curro Javier.

Visitar Baeza es siempre un placer, y si se combina con una corrida de toros mejor. Pero ya el summum es que el cartel, además, sea un tres de tres, es decir, que los tres integrantes de la terna sean de tu interés. En este caso Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y Juan Ortega. Ahí es nada. Cuatro, si sumamos la ganadería, como es la de Caros Núñez. Y, a pesar de que solo se cortara una oreja, la tarde desprendió torería.

Además, como adelantamos en lanzadigital.com/toros, el cartel tenía sabor ciudarrealeño, a pesar de celebrarse en tierras andaluzas. No en vano estaba organizado por un empresario de Ciudad Real, Juan Sánchez (Velagua Eventos), y en él tomaba parte un banderillero paisano como es Jorge Fuentes, en las filas de Juan Ortega.

Mal comenzó el festejo ya que nada pudo hacer Finito en el primero, un toro que en el término del recibo de capote se vio muy venido a menos y defendiéndose por arriba. Después de pinchar Finito dejó más de media atravesada que no hirió suficientemente. Al intentar descabellar sin éxito en dos primeros intentos el cordobés desistió, echándole el toro al corral. Primó el instinto de conservación.

El cuarto fue el prototipo de toro bonito. Cerraba tanto la cara que entre punta de pitón y pitón no habría más allá de treinta centímetros, y además humilló con categoría. Quizás se le dio demasiada capa y acusó tal abuso en la faena de muleta, acabándosele la mecha antes de lo que nos hubiera gustado a todos, incluido su matador Finito de Córdoba, que en este se desquitó. Dejó una media de escándalo al dejarlo al caballo y luego, con la muleta hubo momentos de relumbrón, aunque demasiado espaciados. Falló a espadas y saludó una ovación con algún pitito en recuerdo de los tres avisos del primero.

Al segundo le faltó vida, pero fue tras la muleta con nobleza, y como con eso le basta a Morante, el sevillano dejó varios carteles de toros tanto con capote como con la muleta en ambas manos, con embroques perfectos. Perdió trofeo o trofeos, que nunca se sabe, con la espada. Con el quinto Morante volvió a dejar algunos momentos de inspiración con el noble y apagado quinto, con el que no insistió demasiado vista la falta de acometividad.

El tercero careció de humillación y tampoco le sobró recorrido. Sin embargo Juan Ortega salpicó su faena de muleta-con el capote sólo hubo un quite por delantales- de chispazos preñados de torería y buen gusto, quedando muy por encima de su antagonista. Tanto que se le pidió la oreja a pesar de pinchar.

El inicio de faena al sexto fue lo más torero de la tarde, por encajado y elegante. Antes hubo varias verónicas extraordinarias, mejores por el pitón izquierdo. No hubo afectación alguna en nada de lo que Juan Ortega hizo; ni un mal tirón ni un mal gesto. Lástima que el de Carlos Núñez sólo tuviera inercia los tres primeros viajes y se parara a continuación. No obstante, esas contadas arrancadas permitieron dejar patente que, hoy por hoy, Ortega es una delicia de ver, y ya no sólo con el toro bueno, sino también con el medio. Se vio en Sevilla, y se confirmó ayer en Baeza.

Publicado en Lanza Digital

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