Radar Taurino – “Sin Debate, Ni Contraataque”

Seriedad, solo seriedad. Foto: @ColorJay.

“Siguen los ignorantes dogmatizando” decía Don Dificultades. Y no lo digo por los que no gustan del Toreo sino por aquellos que dicen les gusta, que intentando defender acaban sometidos al imperio del ridículo. El toro, con dos defensas que la naturaleza le otorga por origen, sí que necesita un garante para lucir su esplendor en la Plaza. Esa garantía se llama seriedad. ¿La tendremos a partir de este sábado y hasta Marzo?

Por: Luis Eduardo Maya Lora.

Sería el jueves por la mañana cuando Doña Pilar Haces, esa poblanísima Señora, reenviara un mensaje que decía las cuatro palabras que abren el Radar Taurino de hoy. Sí, el de la reaparición.

En un “Radar Taurino” que abriría el análisis al Elenco de Derecho de Apartado, al gran cartel inaugural de México y a la Jornada que abre la Feria de Todos los Santos en Tlaxcala, necesariamente tendremos que referirnos a la amenaza, al manotazo y a la prepotencia de “la majestad de la Ley”.

Pero es y ha sido una desgracia que los reducidos espacios taurinos en televisión se diluyan en la escandalosa estela de la prohibición, pero sobre todo en la decepcionante, por floja y tibia, por corta y lamentable, “defensa” de la Fiesta a cargo de los que deberían saber argumentar.

“La Fiesta no se discute, forma parte de nuestra identidad” es un famoso epígrafe.

No se comprende esto hoy porque se parte del tópico de defender el acto de la corrida, el más representativo ciertamente de los que componen el Toreo, y no se razona, cosa difícil, a partir de hacer valer el ejercicio de un derecho. Que al final es lo que nos estamos jugando.

Cómo lo que se discute es un derecho fundamental, dice el “nuevo” artículo primero constitucional, hay que realizar un estudio de pleno derecho, no a periodicazos sino con razonamientos, no impostando la voz ni solo con “la suavidad” por moneda. De nada sirven las formas cuando dentro de la caja el paño no vale nada. Estamos queriendo vender el paño a arca cerrada y como se aducen simplezas y no razones, los taurinos quedan como el puntillero que levanta a un toro de la cama de arena.

Ni debatieron ni aprovecharon el embate del contrario para atacarle en el espacio que dejan detrás. Mal. La crítica anteriormente en México habría esgrimido el debate en altas esferas. Se extrañan lo pensamientos de García Naranjo o la claridad de Pita Amor. Lógicamente el nivel de la crítica en México, ya no digamos intelectual sino taurino, fue y ha sido superior antes que ahora. La muestra es que los cronistas “taurinos” –hoy lo son taurinos de medio tiempo- no salen de tópicos como “la tradición” y “la belleza del toreo”. Sin fondo.

Señores, si la autoridad nos quiere privar de algo que sea a pleno derecho, y eso se discute en Tribunales. Porque “la defensa“, no está esencial ni limitativamente en la televisión, en los golpes de pecho en los programas de la noche del domingo, o en el autobombo del lunes por la noche. Está ahí, donde está la corrida, donde está la Fiesta, está, otra vez, en el Toro.

Quiero ver quién va a mencionar la mentada prohibición el próximo seis de noviembre (Bueno, seguramente a las dieciséis cuarenta y cinco ese día habrá quien, de la gente del toro, lo haga –quizá delante de un micrófono-) aún con el llenazo que habrá en la Plaza México. Y es una pena cuando de lo que tenemos que hablar es de toros. Esa es nuestra mejor “defensa”.

Porque al elenco le podremos poner todas las pegas que se quiera, pero al cartel que enmarca la que espero se siga denominando “Regia Inauguración”, absolutamente ninguna. O casi, ¿Verdad?

San Isidro cuando lidia novillos son espléndidos. Como aquel “pekinés” que lidiado en México en 2007. Pero cuando los hecha de cuatro años la cosa se pone compleja. Así han salido varias corridas. Ese enigma acompaña al cartel inaugural y es el principal misterio a discernir. La presencia de Juan Ruiz Palomares en México brinda tranquilidad, espero que la de los toros el día 6 de noviembre igualmente la traiga.

Entendamos. Las martingalas, si acaso, caben en la elusión de la molesta regulación que indica no anunciar a las figuras del toreo en el Elenco. Pero en el ruedo de La México, sobre su arena y detrás de barreras, ha de caber solo la seriedad. Esa es la mejor forma de de no poner en duda ni discutir la naturaleza de nuestro querido espectáculo. Le debemos al llenazo que habrá, porque va a ver lleno en La México el día seis, una efeméride de altos vuelos. Y en una odiosa paráfrasis, habremos de entender, que es que haya un mejor camino que la seriedad del toro, sino que la seriedad es el camino.

Y no porque aquellos que salen “en defensa de la fiesta” sean ciegos, es que más bien ven poco. No es que sean ignorantes, lo que ocurre es que o se han ido a extraordinarios o a segundas vueltas por no tener suficiente afición ni haber estudiado. Más que defender un derecho fundamental, como la libertad, hay que hacer valer su vigencia, que los derechos fundamentales no prescriben. Pero para esto hay que entender que el toreo es la concurrencia no solo de valores, de emociones, es el ejemplo vivo que el ser humano enfrenta al miedo y puede vencerlo. Ese fenómeno es el que no se comprende porque parece que se tiene miedo al miedo.

La especie humana está tan decepcionada de sí misma –vean simplemente la imagen pública que tienen los políticos- que los que hacen las leyes no pueden creer que exista, como los toreros, que en algún aspecto de la vida venzan al miedo, en este caso, al de las patas negras. Eso no cabe en su cabeza, respetable es. Pero sí en la mía, y en la de Usted que lee estas mal trazadas letras… y en la de su vecino de tendido… y en la del ganadero… y en la del toro… Y aún se empeñan en pensar por nosotros.

Así que no confundamos. La prohibición se combate no promoviéndola sino encausando su debate y argumentando, como Alameda con aquel señor al que en televisión le acabó diciendo, “Al fin que en una plaza de toros se vive mejor” Como haremos el día seis.

Hablemos de toros, no de política, lidiemos con seriedad, toreemos con esa misma majestad con la que la poeta más torera se hacía dueña, la de Bucareli, además de las pestañas y de las lúcidas hazañas, “del fuego de mil crisoles, de ruedos con toros y oles y del viento de las cañas” Así como Amor, sometamos la prohibición al imperio de la libertad y la razón

Pero claro cuando hablar de toros no está claro en nuestra mente acabamos razonando menos sobre los toros y más hacía los toreros. Por eso nadie menciona, solo apenas alguien calladamente en una entrevista con el ganadero, el “Garabato de San Isidro” De eso tenemos que hablar, de lo que puede hacer grande la Regia Inauguración, el encierro.

Solo que eso haremos plenamente estando ya en “Horas Previas”.

Twitter: @RadarTaurino – @CaballoNegroII.

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