
Nos lo solicitan y ante la petición de nuestros lectores no podemos más que acceder a estas líneas respecto al tema central de la Temporada Grande y sobre el cual pocos, muy pocos, ponen atención, los Toros.
Por: Luis Eduardo Maya Lora.
Sergio Hernández González, medalla al mérito ganadero, apasionado y emprendedor, recuerdo dejó claro que la Fiesta era, entre otras cosas, la relación de diversos factores interdependientes entre sí y, por tanto, ninguno podía estar encima del otro.
Aquella mañana, previo a salir al campo abierto, en su taurinísimo despacho, el amo de Rancho Seco recuerdo también comentó a los ahí reunidos que entre todos esos factores que componen la Fiesta, era el ganadero sobre el que en un alto grado reside la responsabilidad de cargar con la seriedad del espectáculo, lo que hoy llamaríamos el factor ético de la gestión taurina.
Pero esto hoy está algo lejos de la realidad, lamentablemente. Y es que la gestión taurina, su ética en la relación y la interdependencia de los factores taurinos, está lejos de lograrse. Es más, se soslaya. Por eso no daremos algunos palos de ciego, ni confiaremos en el albedrío, la “buena vista” o la buena fe guardada de los veedores.
Consignemos la realidad tal como es.
La Plaza México ha dado una gran campanada. Como los “cronistas” “taurinos” ven poco, realmente ha tenido nula –apenas unos apuntes entre paréntesis e itálicas- repercusión. Esto porque nadie ha reparado en la importancia de la reaparición de Fernando De la Mora Ovando en La México cinco Temporadas y casi seis años después.
La divisa amarilla y blanca ha enfrentado golpes absolutamente desmoralizadores, hacía dentro y hacia fuera. El más duro quizá, el castigo de la sombra tras el pedestal de la gloria que alcanzó la última vez que lidió en Mixcoac. Un encierro serio para la inaugural de 2005 – 2006 del cual cuatro orejas y un rabo -tan solo- quedaron. Sobre todo que sirvieron en bandeja una de las tardes más completas de Enrique Ponce en la Monumental.
Aquel irreprochable encierro que abrió la Temporada del Sesenta Aniversario, tuvo la virtud de oponer dificultades, de dejar las cosas difíciles, como ese cuarto toro que puso en aprietos a “Zotoluco”. O el astifinísimo y cárdeno tercero que sacó lo mejor de Enrique Ponce y por supuesto, el histórico quinto, llamado “Protagonista”.
Todavía, como cierre espléndido lidió en aquel histórico último domingo de enero de 2006 el famoso “Troyano” aquel burel que permaneció desde la inaugural y hasta casi el cinco de febrero saltó a la arena para tumbar tres veces y morir entre la inmortalidad del sentimiento de la afición. Vuelta al ruedo fue el resultado. Fernando de la Mora, criticado muchas tardes, ese año dejó una muestra de categoría ganadero.
Pero el tiempo pasa. Y la elección de la ganadería dice mucho. Ojalá y la razón taurina pesara más sobre el pasional arranque. Solo así podríamos aprovechar los años de madurez de una vacada y no dejar que el tiempo que todo consume nos prive de observar los mejores momentos del ganado bravo. De la Mora regresará, espero, por todo lo alto y sin escuchar aleteos y tonterías que evaden el “pesado fardo de la responsabilidad”. La México, por la razón que sea, se apunta un triunfo fuerte en plenas horas previas.
No obstante, queda por recorrer el tramo de los santacolomas mexicanos. La “Cuesta Josefina” del año pasado y la “Quema de los Encinos”, nos habrían hecho suponer que no veríamos a los hierros de Jiménez Mangas y Martínez Urquidi esta Temporada. No por algo personal, no se malentienda. Sino porque como dijo Alameda, en la vida todo tiene su límite. Y hay veces que hay que curar en el burladero de la provincia las heridas que nos dejan las cornadas del ruedo de la capital.
Este año José Miguel Arroyo dio muestra de categoría al declinar acudir a Bilbao. Dejó de lado el dulce sabor del autobombo y la coba por la calma de la sombra para aceptar con la cara al sol que no contaba con una corrida para el Aste Nagusia. No sé si en México pudiéramos decir lo mismo.
Sin embargo, así como mencionamos estos dos casos en los que confío muy pronto llegue la recuperación, considero que es tiempo que los murubes y santacolomas de Rancho Seco hagan su aparición, incluso contrario a la costumbre de nuestro ganadero que citamos al comienzo de este “Radar” por partida doble en la Temporada.
La vía ecuestre puede encontrar el camino para el encaste murubeño. E incluso el contrapunto entre la histórica altura del encaste propio con el refresco de quince años atrás colocan a Rancho Seco en el punto de mira. Ojalá y que así como está en el nuestro, se encuentre en el “Radar” de los veedores.
No vayan a salir como el gestor de un torero español que al mencionarle Tlaxcala en Diciembre pasado salió brincando ante la complacencia de una “apoderada”. Escabullen la pelea.
Porque se nos olvida, basta voltear a ver las placas que consignan los rabos cortados en la Plaza México que la piedra angular del toreo mexicano, la parte que enseña y domeña el miedo brindando la emoción es la tlaxcalteca. Péseles o púnceles. Y es una tragedia que la serpiente de la “sobre administración” lleve en bajada franca, no a un encaste, no solo al honor torero, sino a la una parte de la génesis de la Fiesta contemporánea en México.
Los jóvenes están buscando la vía rápida, se les está acostumbrando a disminuir los riesgos. En eso sí que se parecen a los controles de la empresa moderna, al gobierno corporativo, al manejo de riesgo. Pero se les olvida que la empresa moderna no es nada sin el cumplimiento ético, ese del que poco se habla en el toreo.
Además según creo, sin riesgo mortal no hay corrida de toros, ni “defensa”, ni #sialostoros, ni nada.
Así que a más riesgo más gloria. A mayor exposición, mayor recompensa. Pero a veces parece que a mayor vergüenza, mayor cinismo.
Mucho dependerá de los “jóvenes que vienen”, de la nueva ola, rendirse o no ante la estela de la antigua resaca del taurinismo. Esa que muy poco deja a muchos menos y que ahoga el futuro silenciosamente, tal como los elevaría sin decir ni una sola palabra un toro, no más grande, no más amplio sino mejor por fuera y mejor por dentro.
Porque jugando “Serpientes y Escaleras” las trampas son comunes pero cuando se pretende jugarse la vida la trampa es no estar a la altura de las circunstancias, sino jugar a las martingalas y a escondidas de la emoción.
Todos esos factores de los que hablaba Don Sergio aquella mañana de frío a pleno cielo tlaxcalteca se conjuntan en una Temporada Grande. Ojalá y la autoridad tomara nota, lo mismo que la crítica que aún con dos ojos y dos anteojos parece no querer ver. Luego porque se pierden espacios.
Queda pues volver a confiar en la intención de los apoderados, en los sueños toreristas y sobre todo en las ganaderías en las que al menos quince años llevamos confiando. Sería buenísimo que al menos Teófilo y Bernaldo no fuesen de entra y sal. Insisto por mera y pura categoría. Que cualquier novedad será buena y muchos afuera siguen esperando el turno para reaparecer o para poder brillar.
Por eso, en parte, ilusiona el gran cartel inaugural, con las debidas reservas claro. Porque escuchar San Isidro, tras lo reseñado en Guadalajara y lo visto en México se observa fabuloso a lo lejos pero puede que de cerca descubramos “El Garabato de San Isidro” y si así es, que mejor.
Que desengañar los toros y desentrañar el misterio del toreo es cosa de toreros para y beneplácito de los aficionados, pisando con ello la serpiente del miedo y la intriga para escalar el pináculo de la emoción, que solo se da en el toreo, por la escalera inmensa de la gloria taurina.
Afortunadamente, para no cansarlos, trataremos esto a la manera de Cicerón sed de hoc alias, pero con la mira puesta en la magna cita del próximo día seis de noviembre. Hasta entonces, no queda de otra, vivamos en las Plazas en su perpetua noche y su eterno día.
Twitter: @CaballoNegroII.
2 respuestas a “Radar Taurino – Ganaderías: Serpientes y Escaleras.”
Yo no se sí en verdad en la México extrañan a Fernando de la Mora, porque viendo lo que lidia en otras plazas no creo que tenga mucha prisa por regresar, para muestra los botones de lo lidiado en Monterrey y mañana en Mérida o en temporadas anteriores en Guadalajara, donde la afición está harta de este señor, el problema es que estos personajes no admiten cuando están cometiendo fraudes, pues se quedan tan orondos por el peso de sus nombres. Pero no nos engañemos, Fernando de La Mora no es más que otro “ganaduro” de los que abundan, como Julio Delgado, Javier Bernaldo o los herederos de Teófilo Gómez.
Pero ojo Luis, ten en cuenta que me estoy refieriendo al antecedente más próximo solo en La México.
Y atención, nadie tapa el pasado oscuro de las ganderías, cosa que sabemos todo. El hecho es que se fue de La México así, en los términos descritos. Y tan solo recuerda el encierro en Ags en 2005 y el famoso cárdeno “Arlequín”. Porque, especialmente, esta ganadería ha lo hechado serio más seguido que las que refieres.
Te invito realmente a revisar con atención esa última corrida de México y el toro de la vuelta al ruedo que cerró la tarde en que PHM cortó su segundo rabo.
Pero claro, a ver si esto mismo que apuntamos la propia ganadería se encarga de tirarlo pedazo por pedazo cuando venga a México.
Gracias por tu comentario y tu visita a De Sol y Sombra