
La afición que más te apoya, la que pelea por ti, es la primera en darte la espalda cuando se siente defraudada. Ayer la afición de Mérida le dio la espalda a la nueva Empresa de la Plaza de Toros Mérida y a su representante Diana Peniche. Casi todos los titulares del apartado emeritense se ausentaron, y los que estuvimos cuestionamos seriamente nuestra asistencia.
Por: Marco M. Bastarrachea – De SOL Y SOMBRA. Mérida
Segunda de la temporada a mediados de diciembre, en las inmediaciones del 12 de diciembre como es ya una tradición. ¿Expectación? Nula.
Desde temprano en la semana intercambiamos opiniones con taurinos de solera, la mayoría titulares de los otrora codiciados “apartados de sombra”. La tónica era la misma: el ausentismo. Incluso aquellos con boleto en mano no tenían la seguridad de asistir al festejo del domingo pasado.
¿Por qué? Simple: una fiesta más cara, con menos toro y con el antecedente deplorable de la 1ª de temporada; además de la falta de un ancla social, es decir, de una figura notable de la sociedad que se encuentre ligada al evento en particular y que motive la asistencia de sus amigos y conocidos para crear el “círculo yucateco virtuoso” que es la base de la subsistencia comercial en la blanca Mérida.
Aunado a lo anterior, la proliferación de aficiones extrañas, ajenas al canon yucateco –silencio y suntuosidad en la plaza.
Públicos que piden música a media faena, pero a gritos y consignando frases como: “Músicos huevones” entre otras que me niego a repetir; que protestan al picador en lugar de aplaudir su labor cuando ésta se realiza correctamente, que no protestan la falta de colocación del toro “en suerte” para el tercio de varas y que no guardan sepulcral silencio durante la faena de muleta.
Importante es apuntar que la afición emeritense se precia de su alto nivel de civilidad, protesta con el silencio y la indiferencia pero no con los insultos y las consignas que sólo pueden venir de los borrachos y los ignorantes. Los yucatecos y particularmente los emeritenses apreciamos, por encima de todo, los buenos modales y las buenas maneras.
No nos gusta; mejor dicho: reprobamos todo lo que se aleje de la civilidad. Ese siempre ha sido nuestro canon no sólo en la plaza sino en nuestro diario andar. Y no nos ha importado de que nos tachen de hipócritas o de gente de doble moral por aquellos que no son yucatecos y por ende no entienden el respeto que nosotros tenemos por nuestras educadas maneras.
Y por supuesto, cuando a un yucateco no le parece algo, lejos de reclamarlo airadamente, en la mayoría de las ocasiones simplemente se retira y no vuelve. Eso es lo que ha sucedido en la Plaza Mérida, la afición se ha ausentado, no sólo por el alza de $300.00 en el costo de todas las localidades con respecto a la temporada anterior, sino también por la falta de nombres importantes en la configuración de la empresa –a nosotros nos importa más que esté Arturo Millet o Alberto Haggar que Alberto Bailleres– y por supuesto: por la falta de toros.
La empresa de Alberto Bailleres se ha dado cuenta que no puede regentear la Mérida, la afición yucateca no aprecia que una empresa extranjera regentee su plaza sin la anuencia y participación de algún miembro de su sociedad. Razón por la cual tuvo que ser cancelada la actuación de Castella –sí, cancelada.
El diestro no enfermó, simplemente no se vendieron los suficientes boletos para sufragar su actuación sin mayores pérdidas y a última hora se decidió cancelar su actuación.- cuando en comparecencias anteriores la plaza rebozaba de gusto –y de gente.- por ver al francés ejecutar su particular tauromaquia.
Así que está hecho, la Mérida comienza a agonizar y va rumbo a convertirse en una plaza de pueblo, donde se gritan consignas a insultos, se torean medios toros –salvo una honrosa excepción.- y en la cual sólo existen ahora 4 músicos. La afición más estoica de América ha reaccionado como se esperaba: “A la yucateca”; ergo: no te conozco, no voy.
Tanto lo es, que por iniciativa de Arturo Gilio y Pepe Vaca, se construirá una nueva plaza con aforo de 10500 personas. Y por supuesto, será un yucateco de vaina –D. Arturo Millet– el socio y encargado del nuevo coso, lo que seguramente garantizará el regreso de la afición que hoy reniega, con justa razón, de la Plaza Mérida.
Dicho lo anterior, solo diré que Luque, “El Payo” y Joselito han tenido una tarde de estrellón. Y nosotros una semana estrellada por el hecho de que se confirmó en la semana lo que se protestó en la Plaza, novillos por toros. No ahondaremos más pero que quede constancia que La Mérida hizo un reclamo legítimo que después se confirmaría, nos la han colado doblada.
Pena por mi Plaza, su historia y mi ciudad. Ahora comprendo porque dicen que Yucatán es otro país. Ojalá y las decepciones no se dieran por acá. Porque ya va la enésima.
Twitter: @Bastarrachea.