Ocho con Ocho – Los ochenta años por Luis Ramón Carazo

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Espiritualmente, con la celebración de misa en acción de gracias, inició el festejo por el 80 aniversario de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros (UMPyB) en su edificio de la calle Mérida casi esquina con San Luis Potosí en la revitalizada porfiriana colonia Roma de la Ciudad de México.

El secretario general de la Unión, Carlos Sánchez Torreblanca, fue el anfitrión de este festejo al que acudieron los picadores y los peones de brega, tanto activos como en el retiro, además de algunos matadores de toros, prensa, familiares de los toreros e invitados especiales.

Entre otros, destacó la presencia del decano de los subalternos, Federico Domínguez, que cuenta con más de 90 años de edad. Vale la pena mencionar que el recién retirado subalterno Raúl Bacelis, se presentó en su faceta de cantante para animar la reunión, el torero tiene buena voz y carisma, esperamos le vaya bien en otro renglón del arte.

Recordemos el concepto de cuadrilla es, por costumbre, un conjunto de toreros que actúan a pie o a caballo, auxiliando a un matador o novillero.

Cada uno vive a su manera la responsabilidad en el ruedo. Cuando vibramos en la plaza con sus actuaciones a pie o desde el jamelgo, recordamos la sabiduría y sentido de equipo que tiene que poseer quién sabe que es colaborador y pocas veces principal protagonista del toreo.

La grandeza de su oficio, la escriben con letras de oro, en ocasiones los hombres de plata y protagonizan momentos emocionantes para disfrutar en una plaza. Y algo más, y lo más importante: la lidia acertada, las banderillas y el tercio de varas pueden ser espectaculares y memorables.

Gracias, pues, a estos hombres que han engrandecido la fiesta de los toros pues sin ser machista en ese renglón que me acuerde de memoria, no hay en el mundo peones femeninos, aunque si matadoras, auxiliadas por toreros de a pie y de a caballo. Ya lo decía don Manuel Machado: “Más que un poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero”.

Fue el 17 de julio de 1933 cuando se fundó la Unión, estando al frente el picador Joaquín Bolio conocido como Barana y el banderillero Román “Chato” Guzmán, que tanto impulso le dieron a la organización en su gestación.

Aprovecho para recordar al extraordinario Ingeniero Alejandro Bolio (QEPD) hijo de Barana quién recordaba en puntuales ocasiones con devoción la gesta de su señor padre con sus compañeros de la Unión.

Banderilleros, peones, auxiliares del matador, toreros de la transición siempre entre la vara y el estoque. A la sombra de una figura, fieles guardianes de las embestidas. El primer y segundo tercios de la lidia son en los que se calibra la embestida del toro y son precisamente los banderilleros, con los palos y con la brega, quienes muestran al diestro cómo humilla el toro en suerte, marcan su recorrido y, lo más importante, las posibilidades de juego por ambas encornaduras. Deben una parte a la técnica y otra, no menos grande, a la inspiración.

Con el triunfo definitivo del toreo a pie y el choque de esta nueva concepción con los antiguos usos del toreo a caballo, se produce una auténtica revolución en el modo de lidiar de los toreros y así poco a poco comienza a organizarse y ordenarse la lidia. Se fijan las suertes y aparecen no solo nuevos protagonistas en el ruedo, varilargueros y picadores, banderilleros y matadores, sino que también van naciendo nuevos lances.

El picador aparece sobre la plaza y sobre su brazo una vara larga, a modo de garrocha y con una punta de acero en uno de sus extremos, de tres filos, la puya, que se presenta de frente al astado para detenerlo en su carrera hacia el caballo. Ese momento es solo del picador y los toreros no son más que sus auxiliares que ayudan a traerle con sus capotes el toro a su distancia.

Si volvemos la vista muy atrás, podremos entender por qué, en los antiguos carteles de las corridas de toros, los tipos de letras más acusadas eran reservados para los picadores y no para los matadores y por qué aquellos siguen vistiendo de oro y plata, y no es sólo el oro patrimonio de los toreros.

Así las cosas, enhorabuena por su aniversario a los hombres de la cuadrilla mexicanos y que tantas historias han escrito para el toreo, pero que en los tiempos actuales desafortunadamente pocas veces es notorio para la masa, claro no para los buenos aficionados que saben la importancia del imprescindible oficio en conjunción con el matador para las grandes faenas.

En el aniversario de su Unión, es justo y necesario recordarlo.

Una respuesta a “Ocho con Ocho – Los ochenta años por Luis Ramón Carazo”

  1. Que mejor se póngan a entrenar, la verdad es que cada tarde dan mas pena, excepto de 4 o 5 verdaderamente profesionales.

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