Ocho con Ocho: El Toreo Por Luis Ramón Carazo.

Desembarco de las primeras cabezas de ganado bravo en playas mexicanas, mientras transcurren las jornadas militares encabezadas por Hernán Cortés.

En la corrida del domingo 1 de febrero de 2015 en La México el encierro de Javier Garfias, excepto uno muy bueno lidiado en segundo lugar por El Fandi que me parece no pudo aprovecharlo a cabalidad, el resto fue deslucido y solo lució la voluntad de El Zapata y Mario Aguilar por no pasar desapercibidos, me permite aprovechar el espacio para presentar un artículo de su servidor publicado en Reforma en la sección de Negocios el lunes 26 de enero pasado en el que reflexioné sobre el significado económico e histórico del toreo:

“La relación de los seres humanos con los toros es añeja y pudiera remontarse a etapas de la prehistoria de la humanidad y así lo prueban lugares como las cuevas de Altamira en España. En México el ejercicio del toreo se remonta casi a 500 años, recae en la Quinta Carta-Relación de Hernán Cortés al rey español en 1526 sobre un suceso taurino ocurrido en nuestra capital con motivo de los festejos de San Juan del 24 de junio.

En el siglo XIX se gestó el toreo a pie en España que es lo que hoy presenciamos, claro sin dejar de lado lo más añejo del toreo, el rejoneo. En el Archivo de Indias de Sevilla, Francisco del Paso y Troncoso encontró en una hoja de papel de la traza de la capital mexicana, primer centro urbano colonial de América, elaborado en 1523 por Alonso García Bravo, Don Alonso nos legó el delineamiento general del centro histórico y definió el kilómetro cero del país muy cercano a dónde se lidiaron los toros en 1526.

Casi quinientos años después en un hecho inédito y principalmente por amor a nuestra cultura, el licenciado Alberto Baillères encabeza un proyecto taurino en España, Francia y México denominado Fusión Internacional por la Tauromaquia que oportunamente se gesta cuando el toreo es tan cuestionado por quienes opinan que por más tradición y ritual que representen debe ser suprimido por ello y cercano al aniversario de la inauguración de la Plaza México que sucedió el 5 de febrero de 1946, fecha del evento taurino más importante del calendario taurino mexicano, propongo datos estimados para entender su impacto:

En México anualmente entre plazas de mampostería, portátiles y de material orgánico como las de la Petatera en Colima o las del sureste en Campeche y Yucatán se calculan 271 ruedos más los lienzos charros en donde se celebran festejos taurinos, pudiéramos entonces hablar de más de 300 escenarios taurinos. Anualmente se celebran más de 400 corridas de toros, más de 150 novilladas y más de 100 festivales en conjunto, alrededor de 700 funciones taurinas, en España alrededor de 900.

El total estimado de asistencias por año asciende a casi dos millones lo cual en ingresos pudiera representar cerca de 50 millones de dólares con los que directamente el espectáculo taurino contribuye al Producto Interno Bruto de México. Más rotundo es el medio millón de personas que directa e indirectamente en el país mantienen relación de ingreso directo o indirecto con el ritual taurino con un impacto económico estimado en más de mil millones de dólares.

Actualmente en la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia se encuentran registradas más de 270 ganaderías ubicadas en 24 estados del país, un censo de alrededor de 70,000 cabezas entre machos y hembras, de las cuales se lidia aproximadamente el 5%, pues el resto sirve para crear y criar a los astados que sirven para la lidia, por cierto de reses de engorda se consumen anualmente alrededor de 4 millones de animales de lidia alrededor de 12 mil.

Los ranchos representan espacios para la fauna y la flora y ascienden a casi 120 mil hectáreas donde se cuida con gran devoción a la especie. El toro es parte de la marca de nuestro país como lo es de los otros países en donde lo crían como España, Francia, Portugal, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador e incluso en los Estados Unidos país en donde se celebran una cantidad importante de festejos con la modalidad incruenta.

Puede parecer una exageración, pero a poco que se piense y se revise la historia México, el toreo es parte intrínseca de nuestra nacionalidad y con datos que permite este espacio, es claro que los toros tienen una gran trascendencia y aunque muchos opinan que ya es tiempo que desaparezca, la decisión de suprimirlos no se puede tomar a la ligera y de un plumazo”

O ¿Usted, que opina?

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2 respuestas a “Ocho con Ocho: El Toreo Por Luis Ramón Carazo.”

  1. Es indudable e incuestionable la simbiosis entre la mexicanidad y la Fiesta Brava, es un elemento del mestizaje del que somos producto. Por lo mismo, la tauromaquia debe ser declarada formalmente – porque de hecho ya es – Patrimonio Cultural Inmaterial de México.

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