Zaragoza: Gintonics en el callejón, una performance y el salvaguarda del rigor.

  
  Por El Toro de la Jota.

Es ya uno de los triunfadores de la Feria. Sin duda. Porque aguantar semejante bronca de parte un público numeroso, profano y puntual, no es labor sencilla. Aunque seas plenamente consciente de que el reglamento te respaldada. El esfuerzo de soportar estoicamente insultos de fulanos ebrios y/o indoctos para salvaguardar el rigor de una plaza bicentenaria es de agradecer. Y desde estas líneas, vaya nuestro sincero agradecimiento a Don Francisco Bentué, Presidente de la plaza de toros de Zaragoza. Gracias. Porque a pesar del numerito de Padilla, su cuadrilla, acólitos interesados y los amigos del triunfalismo, Zaragoza es una plaza de primera categoría. Y el pundonor, el toreo festivalero, y una estocada defectuosa, nunca fue suficiente para los máximos trofeos. 

La corrida de Zalduendo lució serias arboladuras por delante. Seria pero desigual. Con problemas de vista, el primero. Encastado pero sin fuerza el escurrido segundo. Un tercero feble y noble. Importante cuarto. Se echó el quinto y manseó en exceso el de la jota.

Padilla tiró de orgullo y se fue a la puerta de chiqueros, en los terrenos donde se produjo su horrible cornada hace ya cuatro años, a recibir al imponente cuarto toro y recuperar con su concurrencia el crédito que había perdido en el que abrió plaza, en el que ni siquiera quiso poner banderillas y estuvo como ausente. Fue una faena de casquería porque hubo mucho desperdicio. Circulares cogiendo al toro por los lomos, martinetes y mucho, pero mucho, toreo de rodillas. Todo ello envuelto en su habitual chou de corsario redentor. La espada quedó atravesada y el presidente le recordó, reglamento en mano, que toda esa performance no es suficiente para cortar dos orejas en Zaragoza. Bien, presidente.

Durante toda la tarde, el Fandi estuvo en disputa con la banda de música por ver quién de los dos estaba más desacertado. El primero, además de su ya consabido estilo de entender la tauromaquia, estuvo sobrepasado e incapaz con su lote. Fatal. A la banda de ayer (este año es rotativa por ausencia de la Banda Provincial) le vino grande el escenario. Y a su director también. Los tiempos, el metraje de los pasodobles y su interpretación fueron muy mejorables.

Lo mejor de la tarde fue el vestido de Luque y su templada faena al tercero. La virtud del pulso fue el argumento principal de una faena pulcra, estilosa y, por momentos, inspirada. Mató de estocada entera y se le concedión una merecida oreja. Con el sexto, rajado desde el principio, lo intentó con más decisión que éxito.

A pesar de estar prohibido, volvieron a correr los gintonics por el callejón. Al menos, en los burladeros del tendido seis. 
Fuente: http://www.eltorodelajota.com/2015/10/gintonics-en-el-callejon-una.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+ElToroDeLaJota+%28…+el+Toro+de+la+Jota%29

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