José Tomás en Granada: ‘Manolete ha vuelto’

Por Marcello.

‘Manolete ha vuelto, Manolete ha vuelto’ se afirmaba en los tendidos de la Monumental de Granada. Y puede que sea cierto porque la profundidad, el arte y el valor del toreo de José Tomas, así como por su leyenda viva que en cierta manera recuerda el tiempo del matador cordobés al que en Granada rememoró con creces José Tomas.

El que llegó, reapareció y triunfó en la capital nazarí poniendo su arte y su bandera en lo más alto del toreo universal con un sexto toro de Núñez del Cuvillo que recibió con verónicas en los medios y provocó el éxtasis y la locura en la Plaza de donde salió, con seis orejas y un rabo, a hombros de una multitud y entre el clamor popular que le gritaba ‘torero, torero, torero’.

A Granada, la ciudad enamorada, fue el maestro de Galapagar y ofreció un recital de faenas muy variadas que fue muy aplaudido y galardonado y que, a muchos de los allí presentes, les recordó la epopeya de lo ocurrido hace siete años con los seis toros que José Tomas mató y desorejó (11 trofeos) en coso romano de Nimes.

Tercera corrida de la feria de Granada, no hay billetes pero si una enorme expectación entre la afición llegada de toda España y de todo el mundo. Reaparece José Tomás con cuatro toros (y dos para el rejoneador Sergio Galán).

Cuatro toros con trapío y de poder para el matador de ‘azul rey y oro’ que recibió a su primero de Nuñez del Cuvillo con sus verónicas de ensueño y chicuelinas ajustadas. Después seis estatuarios en el centro del ruedo que levantaron los ánimos y la emoción, dando paso a un preciosista toreo al natural y de derechazos lamiendo el albero para acabar con una estocada caída que bastó para tumbar al animal y ganar sus dos orejas.

El segundo toro de José Tomas llevaba los colores de Garcigrande y forzó una faena de valor con asombrosos cambios de manos y pases en circular que levantó al público de sus asientos, después de una arriesgada faena que el artista culminó con una estocada en lo alto. La que fulminó al toro y le entregó sus dos orejas al matador.

El quinto toro de la tarde no hizo honor a su fama de ‘no hay quinto malo’ y no sirvió y José Tomas se conformó y mató mal para al final de dicha faena, donde hubo momentos de gran calidad y emoción, saludar.

Pero quedaba el sexto, también Del Cuvillo, y nada más salir José Tomas lo entendió y vio la oportunidad y la apoteosis ante sus ojos y se fue al centro de la plaza donde hizo un faenón para acabar con una estocada letal, y dos orejas y rabo ante un público que se quedó estupefacto. Y que, al anochecer y por las calles de Granada, iba toreando con las manos intentando explicar a los paseantes lo que acaban de ver y lo que nunca olvidarán.

Publicado en República

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