
La ilusión por los nombres del próximo domingo se puede estrellar no solo contra la elección que implica Marrón. Podría estrellarse con los propios imponderables de todo festejo taurino, pero hay algo más preocupante: el ambiente poco propicio, casi incómodo, hacia los novilleros traducido en la poca difusión, casi nulo interés y la apatía de la mayoría del gremio taurino, interesado solo de dientes para afuera en los tres nombres del domingo pero no con la cabalidad que en otra época revestiría la cita dominical en La México. La cargada taurina apunta a la Temporada Grande, al Derecho de Apartado y a un sinfín de pequeñeces menos al cartel del domingo.
Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA.
Suelta la empresa, ya le urgía, el Derecho de Apartado.
Urgente porque, a la Gordon Gekko, el dinero nunca duerme.
La Plaza México se aventó un verano muy a gusto entre la hamaca y la inmovilidad taurina. Novillerilmente apuesta poco y aspira a menos. Así, cuando el radar apuntó la semana pasada a Juriquilla y Guadalajara, muchos jugaron a que el cartel, por cierto, incompleto, de Gutiérrez, Aguilar y San Román, no pasaría de la medianía académica, de las orejas de siempre, de la intrascendencia de la rutina.
Esa que trajo Montecristo el sábado pasado o que, se intuye, podrá traer Marrón el domingo dado que, en materia taurina a la mexicana, mientras las aguas no se revuelvan, hay pescadores que ganan, la permanencia del status quo conviene cuando el objetivo se cambia. A la vista Octubre, La México se enfoca, aun contrario a lo que marca la Ley, a vender Derecho de Apartado, sin importar si “previamente” ya dio las doce novilladas, doce.
En la Alcaldía Benito Juárez hay un muy amplio margen de maniobra.
El efecto Diego San Román, tras lo ocurrido, exagerado o no, en Guadalajara, trae como consecuencia que un cartel novilleril como el mencionado coloque la atención de la gente, la curiosidad por ver, en vivo, si lo del polémico, discutido y llamativo, pañuelo verde, es real o no, si hay una esperanza o hay más de lo mismo. Pero la empresa, mediáticamente, para esta semana, ha tenido otros planes.
Y entre ellos no está, precisamente, la difusión, el debate o revolver el agua taurina, tan estancada a veces, en favor de un cartel que tiene mucho que dar. Incluso el cartel del viernes con el triunfador madrileño Francisco de Manuel y la aparición del encierro de Vistahermosa, tendrían, en otro tiempo, en cabezas dotadas de mayor taurinismo, una mejor y mayor aproximación a lo mediático.
De ahí que el cartel del domingo, en la semana taurina informativa, pinte casi nada.
Vaya, un diario de la otrora “circulación nacional” prefiere poner a un pobre desfigurado del sureste a media plana y un recorte mínimo de San Román en un natural en el campo o varios se van en promover un espontáneo que ya ha probado sus limitaciones taurinas en la propia Plaza México que en reflexionar sobre la tercia del domingo. Sombrerazos de más y ovaciones de menos. Incluso, varios círculos taurinos ven las novilladas como les ha marcado la actitud de la empresa, un mero trámite, ya anticipan incluso que se acabe. Actitud, además de poco taurina, increíble ante un cartel como el domingo. Y eso que aun falta, se le ha olvidado a la empresa, el nombre de Isaac Fonseca.
La columna taurina ha ido, poco a poco, muriendo en la medianía de la época.
Las publicaciones taurinas, hoy mero catálogo de noticias, viven de la filtración o de lo que unos chismean. De ahí que reflexionar sobre un cartel y sus consecuencias, sus posibles efectos o escenarios a ocurrir, sea un ejercicio casi imposible. Quedan pocas en una fauna que se mueve poco.
Considero que el trato a dar a la novillada del domingo debió ser el de total expectación. Así como fue en 2006, la presentación de Xalpa de Saldívar, “El Payo” y Aguilar, justo en la semana de la muerte de Silverio Pérez o aquella final de novilladas de un año antes en la que triunfó Fermín Rivera y en la que barrera y primer tendido estaban colmados. Es decir, orientar la información taurina, como empresa de La México no solo se puede o se debe, se tiene que hacer, hacia el cartel que puede traer, de rebote, lo que tanto busca el aficionado taurino: emoción.
Por eso, soltar justo en esa semana el Derecho de Apartado con ese elenco sobre el que, como cada año, ya nos pronunciaremos, ha dejado a la gente con un tema mayor que discutir en comparación a la novillada del domingo.
El régimen tampoco ha movido tanta agua para hacer notar la faena de San Román. En otro tiempo, bastaría esa faena para meter gente al tendido.
Ahora no.
Ojalá le salga la jugada a la patronal taurina esta semana pues para la Afición traer a Marrón ha sido un golpe bajo. Sin embargo, no sería honrado omitirlo, debemos recordar dos episodios felices de esta ganadería en esta Plaza, en novilladas, la década pasada: uno, aquel novillo de Israel Téllez en 2001 y dos, al otro año, el extraordinario berrendo en negro aparejado, alunarado y botinero “Ropa Limpia”, un toro completísimo que lastimó por exceso en una doble verónica a Roberto Galán y que se le fue entre las manos a Rafael Rivera en la muleta.
Otra época, otra fiesta.
Sí, pero este cartel también puede ser otra cosa.
De ahí que pensemos que haber invertido las ganaderías de viernes al domingo y viceversa, traía muchas más posibilidades a los tres novilleros del domingo: dos hidrocálidos académicos, Gutiérrez y Aguilar, que el fin de semana pasado no les favoreció por caer en la trampa de olvidar el temple, de dejar de lado el andar despacioso y sobre todo el entender que el novillo en México requiere un sometimiento firme y expreso pero sin brusquedades, que su mustia expresión requiere más que estorbarle una mano de seda pero guante de hierro. Todo despacio, todo sereno.
Todo eso lo comprende el queretano Diego San Román.
Y lo siente. Y más que decirlo, lo hace.
Y eso puede embarcar a la Plaza México.
Que aun en sus peores momentos, que aun siendo maltratada con rebajas en el precio del alcohol, que incluso en sus peores tardes, siente mucho cuando las cosas van al tiempo lento y sin enganchar.
Todo eso lo tiene San Román.
No lo ha vendido así la Empresa, ha dejado que la marea informativa ignore simbólicamente la implicación de un cartel que debe y tiene con qué devolver esperanzas, con Marrón y a pesar de Marrón. No se le olvide a la empresa, lo decía también Gordon Gekko, la mejor mercancía que se puede conocer es la información… que tampoco duerme.
Twitter: @CaballoNegroII.