Es lo que digo yo: José Antonio Ramírez “El Capitán”, un torero de culto.

El Capitán y Pelotero de San Mártin.

Por Luis CuestaDe SOL y SOMBRA.

Uno de los grandes lujos que tenemos en la actualidad los aficionados a la fiesta brava, es el de poder disfrutar de la longevidad profesional y personal de las figuras del toreo, pero también de toreros excepcionales como en el caso de José Antonio Ramírez “El Capitán” uno de los últimos grandes toreros mexicanos del siglo XX y un verdadero intelectual en tauromaquia.

Desde que “El Capitán” se hizo matador de toros por la década de los setenta, se le consideró maestro en tauromaquia después de su histórica faena en 1977 -aún de novillero- a Pelotero de San Martín en la Plaza México. Muy pocos desde entonces han toreado con mayor pureza.

La faena de Pelotero fue como un sueño para “El Capitán”, pero también lo fue para la afición de la Plaza México. Aquello fue el toreo perfecto, el toreo mágico; la suma y compendio de cuantos retazos de toreo profundo, emotivo y bello se hayan podido ver en toda una vida de aficionado y José Antonio Ramírez “El Capitán “ fue el creador de esa explosión de fantasía -que en caso de que existiera- se hubiera ganando un premio Nobel del toreo.

Pero nada es casualidad en esta vida, ya que por las venas de “El Capitan” corría un caudal de arte desde que vino al mundo al ser hijo de un Maestro del toreo cómo lo fue Alfonso Ramírez “El Calesero”. Ya desde sus inicios “El Capitán” llamaba la atención por su pureza y fragante genialidad interpretativa del toreo, que lo convirtieron en un tesoro inapreciable para revalorizar el toreo en ese momento y robustecer el negocio empresarial. Pero el destino caprichoso no quizo que “El Capitán” llegará a ser figura de esas que mandan y cobran grandes honorarios.

Tiempo después de su alternativa en Querétaro, todavía se dio el lujo de cuajar otra gran faena al nivel de Pelotero en Mexicali, pero ya para ese entonces se había apagado la magia en su corazón. Por eso decidió retirarse de los ruedos un 29 de septiembre de 1978 en Yahualica Jalisco. Ese día finalizaron sus andanzas en los ruedos, pero nacía la leyenda de un clásico e intelectual de los ruedos.

Al “Capitán” afortunadamente no le faltaron relaciones públicas y pudo realizarse profesionalmente como empresario y padre de familia. Tampoco le faltaba literatura taurina ni tampoco afición, por lo qué siempre se mantuvo activo desde su trinchera en el mundo de los toros.

La década pasada decidió romper el ayuno y regresar a los ruedos en algunos festivales en los que ha podido desplegar todo aquello que cultivó y se guardó durante muchos años, para compartirlo con las nuevas generaciones que nunca lo vieron de luces.

Esta semana se anunció que “El Capitán” actuará nuevamente el próximo 5 de septiembre en los ruedos en la Hacienda “Cuatro Caminos” en Aguascalientes, propiedad del matador de toros Arturo Macías junto a Luis Fernando Sánchez, Jorge Mora y el propio Arturo Macías, con ganado de San Isidro, Cortina Pizarro, D’ Guadiana y Santa Inés.

Sin duda esta será una excelente oportunidad para todos aquellos que sueñan con llegar un día a convertirse en matadores de toros, ya que tendrán la oportunidad de observar con detenimiento a un torero excepcional que ha fusionado bajo su propio sello algunas de las grandes fuentes del arte del toreo cómo las del Calesero, Jesús Solorzano padre, Juan Silveti, Pepe Luis Vázquez, Ordóñez y Camino en donde se mezcla el pasado con el presente, en lo que yo defino como una reivindicación del toreo de siempre.

Dicen que el aficionado está hecho de recuerdos y que con el paso de los años, esos recuerdos se van desvaneciendo hasta que solo nos quedan unas cuantas faenas y ciertos apuntes. Por eso guardo con tanto aprecio en mi mente y de manera visual esa gran faena a Pelotero de San Martín que marcó profundamente mi concepto del toreo, así como mi admiración y respeto por la tauromaquia.

Gracias eternas Capitán.

Es lo que digo yo.

Twitter @LuisCuesta_

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