
Antonio Espadas lleva viendo toros casi sesenta años, muchos de ellos en Las Ventas, cerca de donde vive cuando se traslada a Madrid. Antonio es, por tanto, otra de las personas cuya “Palabra de Aficionado” merece la pena tener en cuenta.
Antonio Espadas es el Presidente del Ateneo Taurino Manchego, entidad que agrupa a una serie de aficionados ciudarrealeños, fundamentalmente de Ciudad Real, si bien no faltan miembros externos a la capital provincial. Su papel es determinante a la hora de confeccionar el ciclo «Los Toros en la Cultura» que desde hace más de treinta años se viene desarrollando en la capital manchega, y su opinión es tenida muy en cuenta para muchos de los asuntos taurinos ciudarrealeños. Además, lleva viendo toros casi sesenta años, muchos de ellos en Las Ventas, cerca de donde vive cuando se traslada a Madrid. Antonio es, por tanto, otra de las personas cuya «Palabra de Aficionado» merece la pena tener en cuenta.
Mi primer recuerdo taurino viene de la mano de mi abuelo, que me llevaba a las charlotadas y de unos tomos del Blanco y Negro que él coleccionaba y que me encantaba ver una y otra vez por sus fotografías de toreros de la época.
Primer gran impacto emocional taurino
Nunca olvidaré el primer espectáculo que presencié en Las Ventas: 30 de mayo de 1965, Antonio Ordoñez, Carlos Corbacho y confirmación de alternativa de José Fuentes, con toros de Pablo Romero. En la última fila de andanada. Gran faena del rondeño, premiada con dos orejas y nube de pañuelos blancos para solicitarlas. Aquello me impresionó, lo mismo que me gustó oír los comentarios de los aficionados sobre la actuación de José Fuentes, que había toreado de forma excelente al natural pero fallando con el estoque.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Sin duda creo que sí. A las plazas acudía un mayor número de aficionados, hoy ha bajado ese número y se ha incrementado el de público. Había más variedad tanto a nivel de toros como de toreros y, por supuesto, más competencia. Hoy es más previsible todo; acudes a la plaza casi sabiendo lo que vas a ver, por el encaste de la ganadería y los matadores anunciados. La belleza de la suerte de varas, si en Madrid cuesta verla como al aficionado le gustaría, en plazas de inferior categoría se ha convertido en un simulacro que impide comprobar la bravura del toro en uno de los tercios más bonitos de la lidia, así como ver quites, centrándose todo en la actuación del matador con la muleta.
Estado de la afición a los toros
Creo que estamos atravesando un mal momento. Al viejo aficionado lo están echando de las plazas, aunque por suerte gente joven está llegando y ojalá sea el relevo de los que por su edad o falta de ilusión van desertando. Existe una gran cantidad de toreros técnicamente perfectos pero falta esa figura con chispa suficiente para arrastrar masas, un par de José Tomás, pero eso es imposible de «fabricar», porque conjugar valor, arte y tirón popular es algo casi milagroso que se produce de siglo en siglo.
¿En qué pueden llevar razón quienes critican la Tauromaquia?
En nada. Para opinar de un tema hay que conocerlo y la gran mayoría desconocen lo que es el mundo del toro. La tauromaquia te puede gustar o no, cada persona tiene sus gustos y aficiones y hay que ser respetuoso con ello, pero criticar sin conocer la actividad que sea no me parece razonable, de la misma forma que tampoco me lo parece que se intente prohibirla, porque los toros pertenecen al pueblo y es el pueblo quien ha de decidir con su asistencia o ausencia a los espectáculos taurinos si estos tienen futuro o no, y no cuatro políticos que se dejan llevar por las pretensiones de animalistas antitaurinos que de forma absolutamente demagógica protestan en contra de una actividad que, les guste o no, es fuente de distintas artes y económicamente permite que infinidad de personas vivan de ella, aparte de la incidencia que supone a nivel ecológico, con más de quinientas mil hectáreas dedicadas al campo bravo.
Aspectos a mejorar en el entramado taurino
Este es un tema complicado porque los intereses que lo mueven son distintos y cada uno va por un lado. Los toros no son como el fútbol. Aquí no existe una Federación que regule todo, sino que dos o tres grandes empresarios dominan tanto plazas como toreros, confeccionando carteles que en muchos casos tienen poco o nulo atractivo tanto para el aficionado como para el público en general, que es quien hace posible, pasando por taquilla, la celebración de espectáculos.
Es necesario que lleguen empresarios que aporten ideas, capaces de atraer gente joven a la Fiesta y creo que los hay, quienes, aparte de conseguir una lógica y legítima rentabilidad económica, sean un poco románticos y actúen pensando en los aficionados y en el futuro de la Fiesta.
¿Primero toro o torero?
Lo uno sin lo otro sería imposible. Las dos figuras se necesitan, pero sin un toro capaz de generar emoción la Fiesta no tendría sentido. Me aferro al viejo dicho de que mientras haya un ganadero capaz de criar un toro y un hombre dispuesto a lidiarlo la Fiesta tendrá vida.
Mi torero
Sin duda Chenel; Antoñete era mi Dios del toreo. Verlo en la puerta de cuadrillas para iniciar el paseíllo generaba en mi algo difícil de describir. Uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida de aficionado fue el poder pasar una tarde con en el maestro en mayo de 2006 en su finca de Navalagamella, hablando de toros y de su vida con la sencillez que le caracterizaba.
Mi ganadería
A lo largo de mi vida habré visto lidiar unos 15.000 toros de distintos hierros, y en su conjunto creo que ha sido Victorino el que más me ha llenado. Es posible que haya visto todas las corridas que este ganadero ha lidiado en Madrid, en los últimos 45 años, incluida la del indulto de Belador y la llamada corrida del siglo, con Ruiz Miguel, Esplá y Palomar. Es, y hace años lo era aún más, el tipo de toro capaz de generar emoción desde que aparecía por la puerta de chiqueros hasta que era apuntillado. Aunque en mi memoria siempre permanecen dos toros que tuvieron un comportamiento que en estos tiempos hubiera motivado su indulto. Fueron Capitán, de Hernández Plá, lidiado por Alfonso Galán, hermano de Antonio José, y Bastonito, de Baltasar Ibán, que trajo por la calle de la amargura a un torero poderoso como es César Rincón.
El último crack taurino
El último creo que no ofrece duda: José Tomás. Pero echando un poco la vista atrás pienso que Manuel Benítez «El Cordobés» fue un auténtico revulsivo para levantar la Fiesta en momentos delicados. Llevó mucha gente a las plazas. La mayoría no eran aficionados y muchos se quedaron para siempre. Si los antitaurinos hubieran tenido la suerte de presenciar alguna de las faenas memorables del torero de Galapagar seguro estoy que serían unos grandes aficionados a la Fiesta.
Cartel ideal de plaza, toros y toreros
Uno soñado: Chenel, El Viti y Camino, con Santacolomas en Las Ventas. Otro posible, también en Las Ventas, aunque reconozco que La Maestranza cada día me gusta más, José Tomás, Diego Urdiales y Pablo Aguado, con Victorinos. En cualquiera de esos carteles tendrían cabida dos toreros que por su arte me entusiasmaron, como son, por ejemplo, Antonio Sánchez Puerto y Pepín Jiménez.
Recomendación de un libro de temática taurina
Recomendaría varios. «Vida y Tragedia de Manolete», de Filiberto Mira. También «Memoria de los 80» de Alfonso Santiago, y por supuesto, el «Historial Taurino de Ciudad Real», de Manuel Hervás, «El Cartel Taurino», de Rafael Zaldívar, y «Más allá de la plaza», de Julio César Sánchez.
Publicado en Lanza Digital