Feria de Sevilla: un ‘Ateo’ para subirlo a los altares.

Por Andrés Amorós.

Se mantiene el calor en las calles de Sevilla y sube la temperatura en los carteles taurinos, de cara a un fin de semana verdaderamente espectacular. Este jueves, casi se llena la plaza de los toros para ver a tres primeras figuras con los toros de la familia Matilla [así contamos las corrida en directo], apoderados de Manzanares y uno de los empresarios actuales más poderosos. Suelen ser toros nobles pero flojos. Así ha sucedido también esta tarde: muy manejables, en general. Destaca claramente el magnífico primero, ‘Ateo III’, al que El Juli corta una oreja; el mismo premio reciben Manzanares, por una gran estocada, y Ureña, por su sincero valor.

El Juli recibe al primero con buenas verónicas, bajando las manos. El toro se mueve con alegría, embiste muy largo, repite, le permite al diestro mandar, conducir lejos las nobles embestidas y disfrutar. ¡Vaya toro! Hasta ahora, sin duda, el mejor toro de la Feria. Se vuelca Julián en la estocada trasera, con el habitual salto. Escucho a un vecino: «Un toro para envolverlo en papel y llevárselo a casa». Y a otro: «Era un toro de dos orejas». No puedo contradecirlo.
El cuarto sale suelto, va bien al caballo, es noble pero flojea. Con las caídas, el correcto trasteo no remonta. A la segunda, mata El Juli con salto, yéndose. Este ‘Estéreo’ sonaba apagadito y Julián ha toreado en ‘mono’, sin acoplarse.

El segundo, un ‘Esaborío’, mansea claramente, embiste por oleadas, sale de naja. Algunos protestan: sólo por ser manso, no se debe. La prueba: en la muleta de Manzanares, rompe a embestir, mete la cabeza estupendamente, sobre todo por la izquierda. Surgen naturales vibrantes, además de estéticos. Pero José María falla repetidamente con la espada: ha sido la segunda sorpresa, después de ver el cambio del toro.

El quinto quiere pero no puede, le fallan las fuerzas. «A muchos nos pasa eso, en algunas ocasiones», apostilla un irónico vecino. La tarde ha ido a menos, la gente ya está aburrida y protesta. Lo mantiene el presidente Luque y parece acertar, porque el toro se recupera, permite algunos muletazos largos y templados pero, al final, acaba echándose. No me gusta que José María tenga que dar tantas voces. Aunque el toro parecía no ser adecuado para esa suerte, se empeña en matar recibiendo y la buena estocada le hace ganar la oreja.

Paco Ureña, igual que Padilla, no sólo no se vino abajo sino que alcanzó nuevas cotas. La sinceridad de su toreo al natural ha conmovido en Madrid y en Bilbao; le falta entrar plenamente en esta plaza. Muestra su disposición ya en un arriesgado quite por gaoneras, en el segundo. Recibe con buenas verónicas al tercero, muy bien picado, midiendo el castigo, por Óscar Bernal. (Un detalle: lo ortodoxo es colocar al toro cerca del caballo en la primera vara, para ir alejándolo, en las siguientes: ahora suele hacerse al revés). Brinda por la televisión, no sé a quién. Una vez más, me pregunto por qué no se conecta esto a los altavoces de la plaza: los espectadores que han pagado por venir aquí tienen tanto derecho de enterarse como los de la televisión. El toro flaquea: ¿cómo no, si es un ‘Derribado’? Con un animal suave y manejable, Ureña se muestra firme y tranquilo; muletea muy de verdad, dando el pecho, hasta que el toro se para y la faena se acaba. (El toro que se ha parado tenía sólo cuatro años y medio, no casi seis, y pesaba sólo 525 kilos, no 600: lo que importa es el motor, no la carrocería). Falla demasiado el puntillero: ¿por qué no actúa el de la plaza, un especialista, como antes sucedía?

El último sale rebrincado y huido, atropella a un banderillero; no parece dar opción alguna, le piden a Ureña que lo mate pero él se empeña en justificarse: tragando mucho, acaba logrando que suene la música y una estocada contundente, aunque baja, le da la oreja.

Me quedo con el recuerdo del primer toro, un ‘Ateo’ para subirlo a los altares de los toros bravos. No sería tan raro, después de ver a un Papa pidiendo perdón por los pecados de los conquistadores… ¡Qué difícil se lo ponen, a veces, a los creyentes!

Posdata. Se resisten algunas figuras a que televisen sus corridas (el funesto ejemplo de José Tomás). Se equivocan por muchas razones: ante todo, por la trascendencia social de la Fiesta. Además, porque eso permite que vean una corrida muchas personas que, por distintas razones, no pueden ir a las plazas. En Sevilla, recuerdo yo a dos buenos amigos, Fernando Ortega y Juan Manuel Albendea, abonados durante muchos años, que, por motivos de salud, en esta Feria ya no han podido acudir. Los echo de menos en sus localidades de esta plaza y me consuela saber que, gracias a la tele, siguen disfrutando de su pasión por los toros.

FERIA DE SAN MIGUEL

REAL MAESTRANZA DE SEVILLA. Jueves, 30 de septiembre de 2021. Undécima corrida. Casi lleno. Toros de Hermanos García Jiménez y Olga Jiménez (2º), en general, manejables pero justos de fuerzas; destaca el magnífico 1º.

EL JULI, de azul y oro. Estocada trasera con salto (oreja). En el cuarto, pinchazo y estocada con salto (silencio).

JOSÉ MARÍA MANZANARES, de sangre de toro y oro. Tres pinchazos y estocada corta (saludos). En el quinto, estocada recibiendo (oreja).

PACO UREÑA, de rosa y oro. Estocada perpendicular (silencio). En el sexto, estocada baja recibiendo (oreja).

Publicado en ABC

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