
Por Begoña del Tieso.
Pasó por la mañana. Antes de que el camión salmantino de Quesero llegase con los toros de Domingo Hernández y El Capea que cerrarán la Feria 2022. Antes de Mario Benítez, picador de Pablo Aguado, caballero con cuadra propia, probase las puyas que utilizaría en la tarde con ‘Tabernero’, que tenía bonita cabeza pero deslucidas las fuerzas, tanto que lo mandaron de vuelta a toriles y al desolladero; con ‘Titulado‘ que se volteó dos veces sobre el albero y quedó para el arrastre sin necesidad ninguna de que los hermanos García, asistidos por un ayudante en prácticas, Iñigo (Unai queda de suplente) tuvieran que arrastrarlo con sus mulillas enjaezadas.
Pasó temprano. Mientras Rafael (de Córdoba), Benjamín (peruano) y Luismi (de Madrid) preparaban el grano para ‘Café’, ‘Cervantes’, ‘Salto’, ‘Capitán’, ‘J. R.’ ‘Capitán’ y ‘Horizon, los alazanos y castaños de la empresa Equigarce elegidos para el tercio de varas de estas tres tardes. Caballos mezcla de hispano (que les da la chispa) y bretón (les insufla temple y serenidad). Habían llegado casi en la madrugada y, lo contaba Benjamín, de pronto en el camino les había envuelto la niebla del Norte. Pasó por la mañana, cuatro días antes de que algunos de esos caballos (su antigüedad como cuadra taurina se remonta a 1994 en Toledo) pisen la noble plaza de ‘Viti’gudino.
Pasó temprano. Horas antes de que Olatz Gutiérrez y Telmo Mañero (lancero fue en la Tamborrada de 2009) calentasen en la explanada cercana al callejón a sus dos hermosas monturas, ‘Joropero’ (caballo español) y ‘Orgullo PH’ (lusitano). Uno de ellos lleva tatuado el hierro de la Casa Mendoza (Hermoso de…).
Pasó antes de que Juan (nuevo ‘mayoral’, ‘enchiquerador’, jefe de corrales en esta plaza pero licenciado y celebrado en la de Olivenza) llamase, con voz dulce, ‘tonto’ a ‘Poderío’ que era negro mulato y el último de los Zalduendo en pasar a a toriles. Y le llamó ‘tonto’ no porque lo fuera sino porque se había quedado el último en el orden de enchiqueramiento y no le hacía mucha gracia; él que mientras tuvo a sus hermanos cerca bien tranquilo que comía en el pesebre.
Pasó por la mañana. Antes de que Juanma Lázaro (sí, fino corredor, hermano de Teo y torilero) ayudase a Patxi (arenero) a atarse bien el fajín. No, nunca con nudo. Ni cuando corres delante de los toros ni cuando rastrillas el ruedo. Sin nudo porque si algo pasa, que no se te enganche ni en cuerno ni en vallado.
Pasó por la mañana. Ya antes del mediodía Antonio Barrera, ayer aquel torero que indultó dos toros en México y hoy guardián máximo de los Zalduendo, pisaba inquieto el albero de Illunbe porque han pasado tantas cosas en esa plaza (baloncesto, balonmano…) que recordar debía la arena que alguna vez fue suelo para pezuñas y manoletinas. Inquieto también Juan Carlos Morante, mozo de espadas, primo del de La Puebla y aficionado bético. Horas después, el que torea con la barbilla hundida en el pecho tuvo que descalzarse para estar más firme sobre los grumos lunares. Se descalzó también Aguado. Y Diego Ramón Jiménez, su exquisito subalterno de azul y plata, vigiló el rastrillado del albero. Juan Carlos limpiaba los pies polvorientos de albero del director de lidia.
Pasó antes de que ‘Disparate’ clavase sus cuernos en los cráteres. De que ‘Conjetura‘ manchase de sangre y arena el vestido marfileño y oro de Talavante.
Publicado en Diario Vasco
