Un impecable Borja Jiménez gana aun sin reparación; la Fundación Toro de Lidia pierde credibilidad.

Por Zabala de la Serna.

La Fundación Toro de Lidia (FTL) tuvo tiempo sobrado de rectificar el gravísimo error humano (sic) que ha dejado fuera de la final de la Copa Chenel a Borja Jiménez. Convengamos que considerar “error” un desfase de 3 minutos y 8 segundos sobre los 10 minutos sin dar ningún aviso a Juan del Álamo en un certamen que penaliza los avisos es muy ingenuo. O generoso. A Jiménez le dieron uno y lo botaron de la final.

Lo grave de la FTL no sólo ha sido su mantenella y no enmendalla, sino su patético comunicado como última respuesta que podía resumirse en estos párrafos: “En el caso de Borja Jiménez sentimos mucho los errores que desde la presidencia se hayan podido producir. Pero nuestra obligación es apoyar tanto a los presidentes como a los jurados, que hacen una labor difícil e ingrata, sujeta siempre al error y a la crítica”.

El texto entra solito luego en un fango espeso: “Y nuestra doctrina es la misma, no entramos a valorar lo que ya se ha cerrado. Es nuestra responsabilidad como organizadores y lo asumimos, sin que en esto intervenga la Comunidad de Madrid ni su Centro de Asuntos Taurinos”. Borja Cardelús, director general de la Fundación, tapando la mano que finacia, mece la cuna y sostiene el chiringuito. Una especie de tú dame pan y llámame tonto. Desde el CAT el jueves por la noche, cuando revisaron supuestamente la jugada como si fuera el VAR, también se había pasado la patata caliente a la FTL en plan “no podemos hacer nada”. Como si no movieran los hilos.

La actitud de Borja Jiménez ha sido impecable. Hasta intentar casi a la desesperada en la mañana de este viernes una última intentona de reparación ofreciéndose a matar los dos toros de Palha y dejando a Isaac Fonseca y Del Álamo los de Montealto y Zacarías Moreno, elogiando el certamen y renunciando a emprender otro tipo de acciones que podrían paralizar la final. Nada le ha funcionado, y todavía ha tenido que recibir una llamada impresentable que por expreso deseo del torero no revelaré. Pero a ojos de todos los que han apoyado la Copa Chenel, de todos los socios de la Fundación, de todos los aficionados que creyeron en ella, Borja Jiménez, que atraviesa un momento de madurez en su carrera, ha ganado. Y, por supuesto, la Fundación Toro de Lidia ha perdido. Ni credibilidad ni trasparencia en su obcecada actitud. La soberbia siempre fue una pésima compañera de viaje.

Publicado en El Mundo

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