Los percances de Rafaelillo, que viajó desde tierras galas a Murcia para ser operado, y Álvaro de la Calle reabren el debate.
Francia, tan cantada como ejemplo taurino, no lo es tanto en el protocolo sanitario en las plazas de toros. Las recientes cornadas sufridas por Rafaelillo y Álvaro de la Calle en Ceret han provocado la polémica y el debate. En las enfermerías francesas se limitan a estabilizar al herido y traslador la hospital más cercano. Minutos que pueden ser vitales cuando las cornadas son de máxima gravedad.
Rafaelillo, con una herida en la axila, fue trasladado a Perpiñán, donde tenía que esperar 24 horas para ser operado por un cirujano, lo que hizo que el murciano prefiriese viajar hasta su tierra con la herida abierta. En el caso de Álvaro de la Calle sí fue intervenido en un centro médico cercano a Céret. Ambos casos ha reabierto el debate sobre la conveniencia o no de torear en una plaza de toros que no cuente con el protocolo sanitario exigido. Hablamos de hombres que se juegan la vida.
Bien lo sabe Juan José Padilla, que ha escrito una amplia carta narrando el caso que vivió de cerca:
«Desde el máximo respeto a la comisión organizadora de Ceret y a toda su afición, con la que me siento muy identificado.
Plaza en la que, con orgullo, puedo decir con total humildad que mis actuaciones siempre resultaron triunfales, incluida la tarde del 16 de julio de 2007. Aquella tarde me costó mucho volver a la cara del toro después del ‘cornalón’ que recibió el maestro Luis Francisco Esplá en el primer toro.
Las complicaciones del toro se unieron al fuerte vendaval que soplaba y en el inicio de faena fue cogido agresivamente por el toro del ‘Cura de Valverde’ que le propinó tres cornadas: «Una en el pecho, otra en el escroto y una tercera superficial en la cara».
Mientras le llevaba en mis brazos a la enfermería pude comprobar la gravedad de la herida en el pecho viendo y sintiendo como salía aire por el pulmón. La gravedad del percance hizo que el maestro Esplá perdiera las constantes vitales por lo que tuvo que ser evacuado de la plaza en helicóptero hasta el Hospital Saint Pierre de Perpignan.
A mí me tocaba, por turno, matar el toro que le hirió y tal fue la angustia inicial que la corrida, incluso, se paró durante unos minutos por decisión mía y de mi compañero Sánchez Vara y de nuestras cuadrillas que nos temíamos lo peor mientras los aficionados esperaban noticias con el corazón encogido.
Entonces surgieron las presiones por parte de la comisión y del señor Carreño que me instaban a continuar con la lidia con amenazas sobre mí liquidación en caso de no continuar con el festejo.
Mi respuesta fue firme: Sin saber si el maestro llegaría con vida a Perpignan, no reanudaría en festejo. Esta decisión me pasaría factura años más tarde, sufriendo el veto de la comisión.
Aquella tarde, matamos una seria, dura y exigente corrida del ‘Cura de Valverde’, algo que asumimos con responsabilidad y compromiso cuando nos anunciamos en una plaza de las características de Ceret.
La tarde quedó en un mano a mano entre Sánchez Vara y el que les escribe con el siguiente balance: Padilla, ovación, oreja y saludos; Sánchez Vara, Silencio, saludos y saludos.
Ahora, 16 años después de este episodio real que les relato, me sorprende que el equipo médico de Ceret emita un comunicado justificándose y dando explicaciones por lo sucedido este fin de semana para zanjar la polémica en torno al tratamiento médico de la cornada recibida por Rafaelillo.
Al parecer en todos estos años no ha habido tiempo para valorar, actualizar y mejorar los métodos de protocolo que se le aplica al torero en caso de una cornada. Pero ¿si algún día vuelve a suceder con una femoral, una safena o una carótida? ¿Tenemos que volver a perder la vida de otro hombre que se viste de torero y cumple honradamente en el ruedo?
¡Pongamos remedio antes de que se vuelva a ser demasiado tarde!».
Comunicado del equipo quirúrgico de Ceret
Para zanjar la polémica en torno al tratamiento médico de la cornada recibida por Rafael RUBIO « RAFAELILLO » en la plaza de CERET el 14 de julio de 2023, los médicos responsables de la misma queremos aclarar y explicar lo ocurrido. RAFAELILLO fue herido a nivel del canal humeral izquierdo por dos cornadas sucesivas. Evacuado del ruedo, fue trasladado a la enfermería de la plaza donde dos médicos anestesistas, un cirujano vasculario, un cirujano visceral, dos enfermeros anestesistas y un enfermero urgentista lo atendieron. Era consciente y la herida no sangraba. Después de quitarle la ropa, el cirujano vasculario lo examinó bajo anestesia local y comprobó una herida de diez centímetros a nivel del canal humeral izquierdo, sin traumatismo neurológico ni vasculario más abajo de la misma. Por vía venosa se le inyectaron antibióticos y antiálgicos, antes de trasladarlo a la media hora después del percance en el servicio de emergencias de la clínica de Ceret donde el equipo ahí presente le atendió. El cirujano traumatólogo de guardia lo examinó de nuevo y lo pasó al servicio radiológico, cuyo equipo le esperaba para someterle a un TAC de control. El resultado del mismo descartó la presencia de cualquier tipo de hemorragia y el herido fue trasladado por un equipo del SAMU a la clínica Saint-Pierre de Perpignan que dispone de un servicio vasculario especializado, donde un cirujano vasculario lo esperaba. En cada momento se le explicó al torero y a su entorno el protocolo que se aplicaba. La urgencia vital y funcional fue descartada por las distintas exploraciones, el acto quirúrgico nuevamente exploratorio y reparatorio fue programado en esta misma clínica para las 8 de la madrugada siguiente. Por decisión de su entorno y en contra de la opinión médica, RAFAELILLO se fue esta misma noche. Para resumir : RAFAELILLO fue atendido inmediatamente en la plaza de Ceret. Se benefició de la opinión de tres cirujanos, fue curado en la enfermería de la plaza y en la sala de emergencias de la clínica, fue sometido a un TAC de control y trasladado hacía un cirujano especializado para ser intervenido. De su salida de la plaza a su traslado por el SAMU hasta Perpignan 47 minutos transcurrieron. Queremos confirmar que disponemos de dos equipos en la enfermería de la plaza, compuestas por dos anestesistas, un cirujano vascular, un cirujano visceral, dos enfermeros anestesistas y un enfermero urgentista para garantizar una actuación inmediata ahí mismo. En caso de emergencia absoluta, la enfermería de la plaza dispone de todo el material quirúrgico y anestesista necesario para sedar, intervenir y reanimar al paciente. Dos ambulancias están inmovilizadas en la plaza para trasladar los pacientes hacía la clínica de Ceret colindante con la misma (150 metros), con la que la ADAC tiene un convenio firmado. La clínica dispone de un plató técnico que incluye servicio de emergencia, sala de reanimación, servicio radiológico con TAC y quirófano donde los pacientes pueden ser estabilizados, diagnosticados é intervenidos si necesario según el tipo de cirugía requerida. En tercer grado, tenemos a disposición una red de especialistas de guardia en varias clínicas cercanas y en el hospital, donde el paciente puede ser trasladado si necesario.
Publicado en ABC