Esaú Fernández corta una oreja en la corrida de Miura que cerró la Feria de Abril.

El Fandi y Escribano, entregados y lidiadores, rayan a buena altura.

Por Paco March.

Disparados anoche los fuegos artificiales y apagadas las luces del ferial ya a hasta el próximo abril, Sevilla se despertó el domingo con los ecos taurinos de la tarde anterior y la división de opiniones que siempre provocan los triunfos, más aún si estos son de las llamadas figuras, caso de Roca Rey. Y bien está que se hable de toros.

Ocurre además que los términos taurinos impregnan el lenguaje cotidiano incluso entre los que aborrecen de la tauromaquia, políticos incluidos. Y entre esas expresiones taurinas, una: embestir como un miura. Sinónimo de bravura, aviso de peligro.

Y de Miura eran -según tradición- los toros anunciados para cerrar la Feria de Abril. Miura, ganadería legendaria con nombres de sus toros que para bien -triunfos- o para mal -tragedias, como la de Islero y Manolete- marcan la historia de la tauromaquia. Triunfo, por ejemplo más reciente con las reses que pastan en Zahariche tal que el de Manuel Escribano en La Maestranza la temporada anterior y que este domingo, aún convaleciente de las heridas de su tarde heroica del pasado día 13 (clamorosa la ovación de recibimiento), hacía el paseíllo. junto a El Fandi y Esaú Fernández, ante un público -digamos- distinto del de tardes anteriores.

Abriendo plaza El Fandi, 24 años ya desde la alternativa y, a diferencia de sus compañeros de cartel, primera vez que el torero granadino se las veía con la divisa miureña, frustrada por una lesión la anunciada el año antes en este mismo escenario.

Y El Fandi a porta gayola para recibir al primer miura, con una larga cambiada y verónicas en la misma puerta de chiqueros. Tercio de varas que el toro tomó con buen tranco y fijeza.

Invitó a banderillear El Fandi a Escribano y el tercio resultó espectacular y meritorio. Y a Escribano brindó el toro El Fandi, abrazo entre compañeros incluido.

Toro con movilidad, que embestía mejor por el pitón derecho pero con recorrido corto y faena de El Fandi en la que tiró de capacidad técnica y con la virtud de la brevedad.

Nuevo viaje de El Fandi a la puerta de los chiqueros para saludar al cuarto que, parado ante él, le obligó a abandonar su idea de la larga cambiada de rodillas y ponerse en pie para lidiarlo con lances eficaces.

Banderillas otra vez fifty-fifty con Escribano y lucimiento de ambos. El toro llegó a la muleta embistiendo con vibración y reponiendo entre pase y pase y El Fandi le plantó cara con recursos y buen oficio, no había lugar para fruslerías. La banda del Maestro Tejera supo reconocerlo y arrancó a tocar.

Clavó la espada en lo alto y hasta la empuñadura, también se le pidió la oreja pero se quedó en una vuelta al ruedo, en una tarde muy seria de El Fandi.

Manuel Escribano, faltaría más, también se fue a esperar al segundo de la tarde a la puerta de toriles y aguantó una eternidad hasta que el imponente miura (596 kg repartidos en su amplia anatomía) se decidió a atender su cite para librar la larga cambiada. De pie veroniqueó con templanza e incluso se permitió mirar al tendido en algún lance. Aplaudido el picador tras sendos puyazos medidos y en lo alto.

Tercio de banderillas también a dúo Escribano y El Fandi, destacando el último par de Manuel, al quiebro en la modalidad del violín. Una gran ovación del público fue el mutuo agradecimiento en el brindis desde los medios. Y allí mismo, dos pases cambiados por la espalda como inicio de faena.

El toro embestía con la cara alta y Escribano, muy firme y citando en la distancia precisa, supo embarcarlo en la muleta por los dos pitones en tandas cortas culminadas con pases de pecho todo el toro-torazo por delante, con una última serie en redondo muy templada, a los acordes de Suspiros de España.

Faena toda ella en los medios y ya el toro más cerrado en las rayas la estocada defectuosa desmereció lo hecho, pero no evitó la ovación postrera.

Cuarta porta gayola de la tarde (a fuerza de repetirlo, el trance desmerece) en el recibo de Escribano al quinto , seguida de dos largas cambiadas ya en otro terreno y también banderillas a medias con El Fandi, a los acordes de Puerta Grande, Elvira Checa, conquense-catalana. Y Escribano que brindó a la banda, antes de citar al toro desde los medios y ponerse a torear en redondo y luego al natural intentando alargar sus embestidas, pero el de Miura no estaba por la labor y optó por abreviar.

No dio opciones el tercero, un tren, a Esaú Fernández para brillar con el capote y tampoco pasó nada en los dos primeros tercios, dificultoso el de banderillas, con el toro amo de la situación.

Esaú afrontó la papeleta probándolo a derechas e izquierdas hasta que, con mérito, un toma y daca toro-torero, consiguió series de derechazos y algún que otro natural y con la espada acertó a la primera. Afloraron pañuelos en los tendidos, el usía contó mayoría suficiente y oreja al canto.

Esaú Fernández no quiso ser menos que sus compañeros y también encaminó sus pasos hacia los toriles, de donde salió el último Miura y la larga cambiada resultó limpia. Aplaudido tercio de varas con el toro arrancándose de largo y con fijeza en el caballo.

Puso el Miura en aprietos a los banderilleros y Esaú llamó a El Fandi y Escribano para brindarles el último toro de la Feria, que resultó una prenda, siempre al acecho. Y Esaú se lo quitó de enmedio.

Acabó así una Feria de Abril en la que la gran respuesta del público se vio recompensada con grandes tardes, toros importantes y triunfos de los toreros, como balance a grandes rasgos y matices al margen.

Publicado en La Vanguardia

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