LOS TOREROS SON LOS HEROES DE LA EPOCA POSMODERNA

Araceli Guillaume-Alonso

– Doctora en Filología Hispánica (filologia es es la ciencia que se ocupa del estudio de los textos escritos, a través de los cuales intenta reconstruir, lo más fielmente posible, los textos originales con el respaldo de la cultura que en ellos subyace) y profesora titular de la Sorbona, en París, esta bilbaína dirigirá el I Curso de Periodismo Taurino de ABC que arranca en noviembre

Araceli Guillaume-Alonso es una de los grandes adalides de la Fiesta Nacional en el mundo. Especialista en el Siglo de Oro y cervantina hasta la médula, la autora de «La tauromaquia y su génesis» bromea: «¡Siempre hablando de toros y de lo que más sé es de atunes!». Eso ya lo veremos en su próximo libro, donde investiga las almadrabas.

Su madre se puso de parto mientras en la radio daban la muerte de Manolete.

-Pura predestinación. ¡Le hizo tanta gracia a José Tomás cuando se lo conté!

-¿Su primera vez?

-Es increíble que la primera vez que me engancharon los toros fuera por televisión. Era una Feria de Sevilla, seguramente también la primera que retransmitía TVE, y vi torear a Mondeño. Me fascinó. Luego no tuve relación especial con los toros hasta que me eché un novio francés muy aficionado. Nos presentaron unos amigos bilbaínos, vecinos de tendido de los padres de mi futuro marido; así que cuando fui a estudiar a París caí en una familia francesa, parisina, tremendamente aficionada, con abono en la plaza de Bilbao. Novios en aquel verano del 67, fui por primera vez a los toros.

-Luego esa pasión fue conquistándolo todo.

-Mi marido es un señor que va a los toros siempre que puede, como muchos franceses que no son necesariamente del sur. Esa afición se la hemos transmitido a mis tres hijas y mis siete nietos, que tienen abono desde los dos años y medio en el Puerto de Santa María, y van a los toros todo el verano.

-¿Eso es tan cultural como ir al teatro o a la ópera?

-Para mí, sí. Es una cultura distinta, como distinto es ir a un concierto o a una obra. Mueve igual capacidad analítica, de percepción sensorial e intelectual. Estéticamente, hay un placer de otro orden, pero similar.

-¿Y de la ética de la Fiesta, qué?

-Mi amigo el filósofo Francis Wolff insiste en la bravura del toro como justificación ética, y eso tiene que ver con tratar al toro en función de lo que es en el mundo animal. Para mí tiene mucha relación con el peligro para el hombre, y lo acabamos de ver con Tomás, Aparicio, Pereda… El riesgo a perder la vida o sufrir una cornada justifica éticamente la Fiesta.

-¿Hemos perdido el sentido del papel del animal frente al hombre?

-Mi nieto Mateo, de 8 años, que es un genio, contestó a la pregunta de «¿y a tu perro le pones banderillas?» que le hizo un compañero del colegio de París con un «¿y tú paseas a tu toro con correa?». Cada animal tiene sus características, y según ellas hay que tratarlo.

-Sin corridas no hay reses bravas. ¿La Fiesta es conservacionista?

-Indudable. Tampoco habría caballos de carreras sin carreras.

-Dice Esplá que siempre estuvo con los proscritos y que por eso es torero en la España posmoderna.

-A Esplá, genial, le encanta provocar. En una nocturna, viendo a Manzanares hijo, un chico tan guapo, educado en los mejores colegios, hablando inglés, vestido de torero y lleno de sangre tras una corrida en la que hubo de vérselas con un toro difícil, yo me preguntaba: ¿qué les empuja, qué les lleva? Sin duda, son los héroes de la época posmoderna, en todo el sentido del heroísmo del mundo clásico. Pero yo no les diría proscritos, sino diferentes.

-No hay épica que valga sin relato.

-Desde luego. Como dice mi buen amigo Jean Pierre Hedoin, presidente del Club Taurino de París y gran filósofo, hay que ver toros y hablar de toros.

-Y ahora busca que los que lo hagan públicamente sea con conocimiento de causa.

-Por eso queremos con el Primer Curso de Periodismo Taurino de ABC formar a un grupo excelente que lo conozca todo, con capacidad de juzgar y verdadero criterio, sabiendo. Será un grupo con repercusión, que sepa mucho para comunicar bien y que mantenga la máxima objetividad. La Fiesta lo merece.

-¿La losa del «sobrecogedor» pesa menos?

-Esto ha cambiado mucho. Eso fue un fenómeno en una sociedad en la que había «sobrecogedores» en otros ámbitos. Ahora, o no hay o hay muy pocos. No lo sé. Pero desde siempre a la Fiesta se la mira con desconfianza social, lo mismo que al dinero de los toreros, como si no lo ganaran tan bien como un tenista o un futbolista, y, además, arriesgando su vida. Ese debe ser el papel del comunicador: que la sociedad tenga una percepción de la Fiesta que no sea solo tópica, sino la del signo identitario tan fuerte que, aunque a algunos les moleste, tiene el toro fuera de España. Porque el toro es el tótem nacional, el icono español.

-¿El torero más grande?

-Siempre el que toree mañana.

-Entonces habrá Fiesta para rato.

-Soy muy optimista porque es un asunto serio y profundo. Hablamos del espectáculo de masas más antiguo de España.

3 respuestas a “LOS TOREROS SON LOS HEROES DE LA EPOCA POSMODERNA”

  1. Muy buena nota.
    Saludos desde la tierra de Rodolfo Gaona, León, Guanajuato, México. He tenido la fortuna de ver hacer el paseillo a muchas figuras Españolas en nuestra pequeña plaza de toros: Ponce, Juli, José Tomás, Morante, Barrera, Pablo Hermoso, etc. Espero ver a muchos mas. Saludos

    Pedro Lara.

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