La Gestión Empresarial Taurina del Siglo XXI

Plaza Mexico

Por Eltorodelajota

Cuando ya hemos consumido la primera década del siglo XXI, podemos concluir que el proceso de transformación y evolución de la sociedad civil durante estos últimos años es imparable y esplendorosa. En paralelo a esta transformación civil, los engranajes que actúan como palanca motriz de esta sociedad, con el tejido empresarial como punta de lanza, han experimentado un desarrollo y progreso brutal en su gestión diaria y organización integral. Basta con hacer un ejercicio de memoria selectiva para recordar cómo funcionaba el sector servicios en los años noventa y cómo se articula en la actualidad. Subsectores como el de las comunicaciones, turismo, hostelería, ocio, cultura y espectáculos, entre otros, han migrado su gestión empresarial hacia la profesionalización y con un foco claro y claramente identificado: el cliente, y más concretamente, el de satisfacer sus demandas.

Sin embargo, en lo que se refiere a la gestión empresarial taurina no podemos ofrecer un discurso tan positivo y esperanzador. No olvidemos que los espectáculos taurinos, a pesar de su excepcionalidad y su componente artística y cultural, no es más que un servicio que pretende satisfacer una necesidad o demanda de cierta parte de la población.

Parece razonable pensar que el sector empresarial taurino no está precisamente en la vanguardia de la gestión y dirección empresarial. Más bien todo lo contrario. Resulta suficiente y muy clarificador para darse cuenta de esta preocupante situación, hacer un repaso a lo largo de las actuaciones cotidianas ejecutadas por las empresas que rigen los destinos de las principales plazas de toros en España y América. Mientras el restaurant de nuestra colonia ya ofrece poder hacer reservaciones por su página web o tiene tarjeta de fidelidad para sus clientes, las empresas taurinas han quedado ancladas en prácticas de épocas pretéritas.

Yendo a lo concreto, se pueden identificar dentro del actual sector empresarial taurino graves deficiencias en la organización e inexplicables carencias en la promoción y difusión del espectáculo. Nombraremos un decálogo de debilidades concretas en la gestión empresarial taurina contemporánea, que a nuestro parecer, descubren un inmovilismo y conservadurismo taurino acuciante y preocupante para el mismísimo futuro de la Fiesta de los Toros:

1) Escasa y pasiva presencia en internet y exiguo aprovechamiento de las redes sociales.

Por lo general, las empresas taurinas no invierten lo que la lógica de empresario indica en su presencia en la red, teniendo, en el mejor de los casos, páginas webs desfasadas, estáticas y de obsoleto diseño. Si damos por buena una aproximación estadística que habla de una audiencia potencial de casi nueve millones de aficionados a los toros en España que usan internet, parece, cuanto menos, un desperdicio sustancial el no utilizar este altavoz para aprovechar una interactividad recíproca para con el aficionado que a la postre, es el cliente final. En similares términos, pero con aún más pobres conclusiones, se puede hablar del aprovechamiento de las redes sociales por parte de las empresas taurinas. Alguna de ellas ya han dado los primeros pasos, sin embargo, ya es tarde, se ha perdido un tiempo precioso que no volverá.

2) Desafección empresarial por el aficionado y miopía de marketing.

Mientras en otros espectáculos el aficionado o seguidor es, ante todo, el cliente, para muchas empresas taurinas el aficionado a los toros es observado y tratado como alguien molesto y disidente que destaca por sus protestas e inconformismo visceral y continuo. En teoría económica a esta actitud empresarial se le llama miopía de marketing, en otras palabras, definir el mercado al que se dirige (aficionados) en términos del producto (carteles de toros y toreros) y no de la necesidad que satisface (emoción, entretenimiento, disfrute…), basando sus decisiones de empresa en base a las circunstancias que ocurren en el momento y no sobre el futuro. Mientras, según mi criterio, las decisiones estratégicas de un empresa, y en las empresas taurinas también, deben depender de los deseos y necesidades de los clientes reales y potenciales, en este caso de los posibles futuros aficionados y de los ya establecidos, y nunca de los servilismos y peajes (réditos ganaderos, tráfico de influencias, intereses privados comunes…) que tiene el propio producto, en este caso, la contratación de toros y toreros.

3) Inmovilismo en la búsqueda de nuevos aficionados o emergentes nichos de mercado.

Lamentablemente se terminaron aquellas épocas donde las plazas se llenaban por generación espontánea. Hoy en día, la oferta de ocio es enorme y cada vez se hace más complicado captar a advenedizos en la materia. Es necesario, ahora más que nunca, construir puentes que faciliten al máximo que, si alguien quiere ir o tiene un interés incipiente en los toros, tenga lo más sencillo posible acudir a una plaza de toros. En ese aspecto hay un gran margen de maniobra en la racionalización y segmentación de los precios del espectáculo y en la promoción de la Fiesta que, actualmente, brilla por su ausencia en la mayoría de las empresas taurinas.

4) Hermetismo y ocultismo premeditado del producto más allá de las dos horas de corrida. 

Han sido varios los aficionados que relatan cómo su primer recuerdo taurino se localiza en la Venta del Batán en Madrid, cuando su abuelo, lleno de ilusión, llevaba a su pequeño nieto a ver los toros que iban a ser lidiados en la próxima Feria de San Isidro. Estos mismos aficionados ya no pueden hacer lo mismo con sus descendientes. Este es sólo un ejemplo demostrador de cómo, en la actualidad, se imponen los cerrojos y el guardia de seguridad que impide el acceso, mientras hace no muchos años prevalecía la entrada libre y las puertas abiertas. Resulta determinante enseñar el producto, abrir las puertas y contar la historia de este maravilloso arte, de tal manera que sirvan de aglomerante para la creación de vínculos afectivos entre el aficionado y la Fiesta.

5) La ausencia total de responsabilidad social empresarial como contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental de la sociedad.

Lamentablemente, es cada vez mayor la desafección que una buena parte de la sociedad tiene hacia la Fiesta de los Toros. Motivos son varios. Aunque, independientemente de las causas, las empresas taurinas tienen parte de responsabilidad en este aspecto, concretamente lo que se denomina “responsabilidad social empresarial o corporativa”. La mayoría de ellas desconocen e ignoran la importancia de una contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental. Devolver a la sociedad parte de lo que nos da. Ni más ni menos. Existen multitud de acciones en la gestión empresarial taurina diaria que, sin mucho esfuerzo y dedicación, repercuten positivamente en la Fiesta a través de la sociedad y sus sectores más desfavorecidos.

6) Limitada e improvisada planificación estratégica sin unos objetivos claros, definidos y medibles.

Desconozco si lo hacen, aunque me temo que no, pero toda empresa, las taurinas entre ellas, deberían tener definido y documentado un plan estratégico de donde se infiriera una estrategia empresarial que nazca como el resultado de un estudio del entorno y un análisis del potencial interno de la empresa y de la plaza que gestionan, desgranando unas líneas estratégicas a alcanzar concretadas en objetivos a corto y medio plazo. Sólo desde una reflexión estratégica y a través de herramientas y metodologías de contrastado éxito en otros sectores industriales y económicos, se pueden definir las bases de actuación y gobierno de una empresa. Qué quiero conseguir, y cómo lo voy a hacer. Dejarlo todo a la aleatoriedad de la temporada no parece el mejor camino para la consecución de unas metas. En cuestiones de dirección estratégica de empresas está ya todo inventado y hay suficiente bibliografía disponible para el que tenga voluntad de implantarla.

7) Equipos profesionales en la dirección elegidos por dinastía o libreta de contactos en lugar de hacerlo por criterios de preparación y capacitación en la gestión.

Muy relacionado con el punto anterior, y con el objeto de dotar de rigor y profesionalidad a la gestión diaria de las empresas taurinas y poder implantar herramientas y metodologías innovadoras en la dirección de empresas, es necesario disponer de profesionales competentes y capacitados para ello. Al igual que es importante manejar y conocer el mundillo taurino, también lo es estar formado en la dirección y administración de empresas, y sobre ello, tenemos en nuestro país excelentes profesionales formados en los más reputados másters sobre la materia, esperando a ser llamados para colaborar en la gestión de las principales plazas de toros. Por ello, el que suscribe siempre ha defendido que en los pliegos de adjudicación, puntúe el equipo profesional de cada empresa, valorando su currículo formativo y profesional en la dirección y administración de empresas, entre otros aspectos a parte de los meramente taurinos.

8) Una actividad empresarial circunscrita únicamente al periodo de ferias, aniquilando cualquier tipo de actividad sociocultural de índole taurino el resto del año.

Debe desaparecer la temporalidad en la gestión. Es inconcebible que un inmueble tan pintoresco y excepcional como una plaza de toros sea un edificio donde únicamente haya actividad taurina una docena de días y el resto del año se eche la persiana. Esta desidia empresarial que provoca tal infrautilización y desaprovechamiento de las posibilidades que un edificio como una plaza de toros ofrece, repercute negativamente en mantener latente la afición por la Fiesta y en generar nidos para el nacimiento de nuevos aficionados.

9) Exiguo el valor que se le añade a la entrada o el abono de temporada que el aficionado paga en taquilla.

O lo que es lo mismo, además del espectáculo, es necesario edificar alrededor de él una serie de servicios para el aficionado (valor añadido) que le faciliten o le hagan más atractivo su consumo. A modo de ejemplo, la Plaza de Toros de Campo Pequeño en Lisboa ha renacido, después de estar a punto de fenecer de inanición, en base a una oferta lúdica y hostelera alrededor de la plaza antes y después del festejo. Existen posibilidades infinitas, el principal escollo actual es la poca voluntad de ponerlas en práctica.

10) La temporalidad de las adjudicaciones y el cortoplacismo empresarial choca frontalmente con la promoción y difusión de la Fiesta.

En este aspecto, las empresas taurinas comparten culpas con los redactores de pliegos, habitualmente la Administración Pública. Como nadie espera altruismo para la promoción y salvaguarda del futuro taurino por parte de las empresas, deben ser los propietarios de las plazas de toros los que en sus concursos de adjudicación fomenten y faciliten la promoción y difusión de la Fiesta, estableciendo criterios que favorezcan estos términos. Si bien no es menos cierto que, a pesar de la temporalidad de los contratos de adjudicación de las plazas de toros, las empresas taurinas pueden hacer mucho más de lo que hacen en el impulso y estímulo de la Fiesta sin tener que poner excesivos recursos y dedicación en ello.

 Para finalizar, comentar que, aunque este texto contiene la visión individual y propia del que firma, muchas de las ideas que se citan han sido propuestas por otros aficionados, con las que, por cierto, no puedo estar más de acuerdo.

Cortesía y via: http://www.eltorodelajota.com/

Twitter: @eltorodelajota

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