Regresaron del mas allá Por El Bardo de la Taurina.

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Enrique Ponce con su honradez, José Tomás con su publicidad y Juan Luis Silis con su ambición, regresaron del más allá y es que estos tres con una zapatilla dentro del catafalco se zafaron del velorio y se apersonaron nuevamente en los alberos, pero vayamos en orden abriendo con Enrique Ponce, quién venía de un guadañazo que en su propia tierra fallera le propino un Victorino del Rio el que guiado por la finura del diamante le fue trazando la ruta al más allá que inicio en el sur de la axila y se fue adentrando por el cuello con el peligro de haberse desviado a los desfiladeros de la muerte, Ponce vivió y sufrió las faenas de la ciencia médica con sobriedad y por ello la cornada no creció más en los medios, el proceso de sanación fue interrumpido por la honrosa responsabilidad y seriedad que caracteriza a este figurón, todo ello de cara a cumplirle al público más torerista del mundo que lo es el de La Maestranza de Sevilla, donde este sábado pasado apenitas se plantó en ésta su temporada número veinticinco en las que en la inmensa mayoría lo ha hecho como primerísima figura por ello su caso queda registrado aquí.

Vamos ahora con José Tomás y su compinche ‘Navegante’ toro que lo catapulto hasta los dinteles de la gloria a la cual no entro debido a que los galenos del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, que preside el Dr. Jorge Uribe Camacho, se le fueron por delante cuando los doctores José Luis Martínez Rodríguez y Luis Miguel Chávez, le echaron un capotazo y luego los especialistas Alfredo Ruiz Romero y Juan Carlos Ramírez Ruvalcaba, salvaron la tarde, ante eso el galapagueño se guardó pa’ luego reaparecer al otro lado de las olas atlánticas y después acá lo que hizo en una placita boutique, muy arropadito, cuando debió de hacerlo en la Monumental de Aguascalientes y por ello lavó su conciencia donando a un hospital local una máquina que purifica sangre, que no es lo mismo que haber salido a jugarse la escarlata ante un peleonero como Joselito Adame y un templador como Juan Pablo Sánchez, pero en fin, como dice la rola aquella de ‘Atolito con el dedo’; ‘Me tienes desesperado, vida mía no sé qué pasa… tienes ese don que sabe atraer, y ese zarandeo que te luce bien’. Y aquí una reflexión sobre cuanto ayudaría este torero a la fiesta contra los embates de los anti taurinos con ese poder de convocatoria, si toreara con regularidad en sus dos versiones; la española de José Tomás con la que lidia Toros y la mexicana de ‘Pepe Tomy’ con la que cuaja ‘Torovillos’ aún a sabiendas de correr el riesgo de que otros le vulneren su principado, pero él profesa su religión en donde se adora al dinero por sobre todas las cosas o se le usa como pretexto pa’ solo verle la cara al ‘chon lagañas’ allá de vez en cuando según se lo dicte su manual de publicidad & mercadotecnia.

¡Que pase Juan Luis Silis! pedazo de torero, hombre mayúsculo que con férrea voluntad, se ilumino el sendero de retache de las tinieblas y regresó primero a la vida y consecuentemente a su mundo que lo es el de los alberos, al que éste domingo pisó sin concesiones, ahí mismo donde un toro lo fortaleció como ser de ambiciones el que ahora está reafirmando ese torerote a la mexicana que siempre ha traído dentro y como de la charrasqueada que le clavo un toro de esos que nacieron para dar honra a quien los lidie, pero también para dar cornadas mayúsculas ya se habló hasta el Padre Nuestro, ¡Ave María purísima! pues solo desear que en esta etapa de resurgimiento taurino Juan Luis Silis, encuentre la buena ventura de quien lo administre en la mejor de las formas y es ahí donde surge la incógnita más que otra cosa porque después del madrazo este torero se convirtió en un filón de oro, al que hay que cuidar y bueno es que ya se sabe, que eso de administrar (apoderar) la riqueza en este país no se le da a cualquiera…guau, guau, guau.

Twitter @BardoTaurina

Una respuesta a “Regresaron del mas allá Por El Bardo de la Taurina.”

  1. Muy bien por el matador Juan Luís Sílis, quien tuvo un regreso triunfal después de aquella terrible cornada que lo tuvo al borde de la muerte.

    Su finado maestro Mariano Ramos, que en gloria esté, habría de estar si estuviera vivo, aconsejándole y enseñándole con modestia; Latín, latón y lámina acanalada, sobre el difícil arte de lidiar toreando, sin echar campanas a vuelo, por éste triunfo del “disecado”, a quien cariñosamente así llamaba a su educando.

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