Ocho con Ocho: Sobriedad y vigencia Por Luis Ramón Carazo.

En la corrida del domingo 30 de noviembre en La México, se despejaron varias dudas sobre la situación actual de la carrera de un torero veterano como lo es Eulalio López El Zotoluco. En primer lugar me parece que la entrada (sin ser un lleno) reflejó el interés que para muchos les representó ser testigos por primera vez de una encerrona en La México; la anterior se celebró hace casi 30 años con motivo de la despedida de Eloy Cavazos. El trabajo de difusión en los medios alrededor de lo que significa la gesta, se reflejó en la taquilla y aunque muchos de los aficionados consuetudinarios no acudieron, si lo hicieron aquellos quienes atraídos por el evento ocuparon en un poco más de media plaza las localidades de La México para ser testigos de la hazaña de un torero que por muchos años ha dado la cara por el toreo de México.

En el ruedo, El Zotoluco supo entender y aprovechar al máximo las posibilidades que le ofrecieron los toros de diferentes ganaderías elegidos para la ocasión. A los dos primeros de Marrón y Javier Garfias los toreó por nota, acompañando las embestidas lentas y nobles particularmente del garfeño que hacia media faena manifestó a plenitud sus cualidades positivas; embestida clara y humillada, mostradas por cierto gracias a la técnica de quién entiende como plantear y ejecutar su concepto del toreo.

A los de Jaral de Peñas (por cierto el toro mejor presentado del encierro) y Montecristo que fueron los más complicados, los ha lidiado en tercero y cuarto lugares con su reconocida capacidad lidiadora al no ofrecer mayores prestaciones de lucimiento los astados.

Al mejor de la tarde, el quinto de Xajay que fue de menos a más en recorrido, nobleza y acometividad, le instrumentó naturales con lentitud y preciosismo, al sexto de Fernando de la Mora que vino de más a menos buscó siempre el extraerle lucimiento. Y también se dio el rasgo de generosidad de ofrecer el quite a Guillermo Martínez quién aprovechó a cabalidad con preciosismo en el capote en sus lances por faroles tapatíos y el remate al sexto de la tarde.

Hay que sentirse muy capaz de su toreo para anunciarse con seis toros en La México; una tarde así es como le sucedió a Eulalio de ratificación de que en su veteranía tiene los conceptos del toreo frescos, El Zotoluco mostró que está vigente y dispuesto a seguir batallando en los ruedos por un tiempo que él decidirá su extensión. Algunos suponían que después de la encerrona seguiría una campaña de despedida y me parece que se han equivocado, la afición y capacidad que demostró en el ruedo lo muestran ilusionado con seguir adelante portando con gallardía el traje de torear.

Me parece que de la tarde del 30 de noviembre de 2014 será una fecha a recordar en el futuro de los que la vimos por su gran sobriedad, seriedad, toreo bien ejecutado y la merecida salida en hombros de un torero que desde sus inicios ha sabido imponerse a las circunstancias y si muchos no lo aceptan, haya ellos, por eso el toreo es tan apasionante por qué cada uno lo ve desde diferente prisma y hablando de ello me permito hacer la siguiente corrección: Para ello me regreso a la colaboración pasada sobre Celebrar y Preocuparse en la que comenté sobre el comportamiento de los astados lidiados de Bernaldo de Quiroz y hago una aclaración pertinente: el veterinario de la Plaza México me comentó que el toro de Barralva lidiado en octavo lugar por Octavio García El Payo, sufrió una enfermedad que provocó su debilidad manifestada en el ruedo y yo ignorándolo, juzgué su comportamiento sin reflexionar en el suceso.

Lo hago público en abono de una ganadería que pretende en sus encastes de San Mateo y Atanasio Fernández equilibrar trapío y acometividad con nobleza. Al empaquetar el comportamiento de la ganadería titular con el de regalo de Barralva (sin conocer su estado físico) no tuve a mano la información completa, y para corregir, acudo para enmendar mi comentario a la parábola: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” Por los valores con los que vivo, no me puedo abstener de escribirlo pues no sería congruente con lo que creo.

A los señores Álvarez Bilbao ofrezco una disculpa; para El Zotoluco mi enhorabuena.

3 respuestas a “Ocho con Ocho: Sobriedad y vigencia Por Luis Ramón Carazo.”

  1. Encerrona efímera y mas que discreta. Falta de carácter y valor. No tan malos toros. Se les pudo sacar mas. Lastima que el matador ya no da mas en su esfuerzo. El quinto exhibió su actual nivel.

  2. Leí la crónica y lo mejor que puede decir, es que perdí mi tiempo. El Zotoluco no llenó la Plaza. Se la llenaron con boletos regalados y aficionados de ocasión. Dejó ir dos toros, uno de bandera de Xajay, y con la espada estuvo fatal. Si esto es lo que los expertos taurinos escriben, la fiesta es una farsa.

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