En Monterrey: Nos faltó mucha pasión… ¡Como fue en la inaguración!

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De SOL y SOMBRA

Celebrar 80 años de existencia de la Monumental Lorenzo Garza, con media entrada en sombra (muy buena asistencia, para la mala racha que ha vivido la Fiesta de Toros Regia, desde hace ya varios años) y un tendido de sol, casi vacío, es como para lamentarse.

En opinión de nuestro contertulio Pancho Villamelón, quizás fueron las prisas para organizar el festejo, que se organizo un cartel un tanto “flojo”, en términos de taquilla, al armarlo con una figura del torero, como es Sebastián Castella y dos toreros jóvenes que van camino de su consolidación como son Fermín Rivera y Juan Pablo Sánchez, pero que tienen poco imán taquillero.

El ganado de Begoña, siempre de mucha categoría evidencio en esta ocasión su poca fuerza y casta, obligando a Castella a solicitar una “varita” al que desorejó y pasarlo con dos pares de banderillas, con la inmediata y casi obediente actitud del Biombo, a cargo de don Toño Quiroga y acompañantes.

El torero francés, en su calidad de figura del toreo, casi puede decirse que llegó a la Monumental a “entrenarse” y exhibir su sobrada y dominadora técnica, tanto con el capote como con la muleta, que le sirvió para concretar un par de faenas que movieron la modorra de la gente.

Es muy probable que sus consejeros le hayan señalado que, en Monterrey “hay que solicitar “la de aquí”, o sea, el Corrido de Monterrey, para darle más sustancia a las faenas o, como decimos en México, “ponerle más sabor al caldo”.

Su primera faena, larguísima, de muchos pases, que a veces transmitían mucho y a veces nada, la culminó con una media efectiva para llevarse una oreja tras petición mayoritaria.

En su segundo, anduvo casi por el mismo tenor, pero exhibió en algunas series de derechazos el sentimiento y las ganas de no dejarse ganar la pelea cuando siente las presiones de los toreros mexicanos que alternan con él.

Si me permite (demanda la palabra Pancho Villamelón) y para recordar a Manolete, el llorado torero cordobés, señalaba que cuando alternaba con Silverio Pérez, quien le confirmó la alternativa, “Y se arrimaba tanto,” y se le anunciaba con él, “era un momento propicio para hacer testamento…”, palabras más, palabras menos.

Fermín Rivera y Juan Pablo Sánchez, camino de la afinación de su toreo, vibraron, lucharon contra sí mismos y la figura extranjera, pero tendrán todavía que recorrer un largo camino para llegar al sitio de figuras.

Su juventud les ayudará y, desde luego, su afición y voluntad, aunado esto a una buena cantidad de festejos.

Los tres, lucieron, eso sí, ternos de lujo, recamados de oro en taleguillas y chaquetillas, acordes al festejo de aniversario que, demandaba, una plaza llena…de gente y de pasión, como sucedió en su inauguración con Don Fermín Espinosa y Don Lorenzo Garza, figuras aquí y allá, para otra ocasión será.

Por Max Tavares para Regio Sports.

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