Fermín Rivera, a la Mérida, con responsabilidad


Por Gaspar Silveira.

Hace una semana, una vaca de José Julián Llaguno le pegó una cornada de dos trayectorias. Casi nada, sin embargo, no frena el ímpetu de un matador de toros como Rivera.

Fermín Rivera es un torero convencido del sí, con deseos de una trascendencia que, afirma, “va más allá de mis apellidos”.

La cornada le llevó a ser operado en San Luis Potosí. Se perdió un festival benéfico en León el jueves pasado, pero no la corrida del domingo anterior en Pachuca, donde, dice, “pude torear sin que los puntos de sutura se abrieran. Y allí vamos alistándonos para Mérida”.

La empresa Toros Yucatán le anuncia en la combinación con la que abrirá su temporada 2017-2018, este domingo 29, con una combinación que incluye al rejoneador español Andy Cartagena y el matador mexicano Jerónimo, con toros… sí, de José Julián Llaguno.

“Es un encaste que en lo particular. La corrida va con buenas hechuras, en el tipo de esta ganadería, y esperemos que embista”, afirma el matador potosino, en una llamada telefónica.

Los temores de los doctores que le operaron en San Luis fueron precisamente que se resintiera. “Ahora estoy en rehabilitación para que los músculos queden bien. La verdad es que me siento bien, en tono para ir a la Mérida”, expresa.

“Ir a esa plaza me da mucha responsabilidad, es muy interesante torear allí, se vive muy intensamente el toreo. La forma en que el público, su exigente afición, disfruta. Gusta del toro y sabe de toros”.

Apenas días antes, Jerónimo, su compañero de terna, dijo que “el toreo de Fermín me gusta, lo disfruto”, y ahora es Fermín quien destaca las cualidades de las formas de torear de Jerónimo. “Ese sentimiento, el contepto muy a la mexicana, a la antigua, con arte. Le hace distinto a los demás”.

Igual el apellido, incluso el nombre, hace a Fermín Rivera un torero distinto. Su abuelo, Fermín Rivera Malabhear, fue una figura del toreo en México y su tío Curro Rivera ni se diga. Dos personajes representativos de épocas distintas de la Fiesta en México. “Mi abuelo fue una gran figura y mi tío también, pero es pasado. El apellido lo llevo y llevaré siempre. Ahora, yo soy torero desde hace muchos años y lo que tengo lo estoy logrando por méritos propios. Salgo a entregarme y la gente me ve hacer lo que yo sé hacer”.

“Más que responsabilidad, es un orgullo ser un Rivera y llamarme Fermin”, expresa el diestro, quien tomó la alternativa el 6 de noviembre de 2005 en la Plaza México.

Y en la Mérida, dice, la temporada pasada le vieron torear “como me gusta, y a la gente le gustó. Corté una oreja y me sentí contento”.

Ese trasteo a su primer enemigo fue lo que, dice, “permitió verme como me gusta, torear reposado”.

Agradeció el matador potosino el que haya sido considerado por la empresa Toros Yucatán para volver al coso de Reforma.

“Apenas torearé por segunda vez en la Mérida, pero he estado allí muchas veces porque desde esa ciudad me muevo para ir a plazas de Hopelchén y Hecelchakán, en Campeche”. 

Publicado en Diario de Yucatán 

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