2ª de Aniversario: La fiesta de los #Villamillennials

La temporada sigue en picada en cuanto asistencia en los tendidos y ayer no fue la excepción, ya que bajó en comparación al festejo del día lunes.

Lejos de fomentar la fiesta brava y de regresar al público a los tendidos de la Plaza México, la actual empresa no ha sido capaz de conseguir una media de más de 10,000 aficionados por corrida pese al triunfalismo con el que han intentando tapar todos sus vicios y defectos.

Además los operadores de la Plaza Mexico encabezados por Antonio Barrera, están inmiscuidos en un escándalo con el apoderado en México de Andy Cartagena, quien los acusa públicamente de solicitarle dinero para programar a su torero. Un tema muy serio para el grupo taurino empresarial que encabeza la familia Baillères y en el que no pueden ser omisos, sobretodo en tiempos en donde la ciudadanía y muchos empresarios mexicanos están tratando de erradicar este tipo de prácticas de sus empresas, casas e instituciones.

Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA. La Plaza México.

Otra tarde triunfalista en la Plaza México gracias a un encierro de Los Encinos y un público ocasional entusiasmado hasta la médula. Pese a las dos buenas entradas -la de ayer fue menos buena que la del lunes- la plaza sigue siendo un hervidero de pasiones pero mal encauzadas desde el palco de la autoridad y muestra de ello han sido las dos orejas que le concedieron a Enrique Ponce de su primero, un premio absolutamente exagerado, propio de esta época de generosidad ilimitada en cuanto un torero es capaz de ligar dos tandas a un toro manso y bondadoso como los que le tocaron en suerte ayer al diestro de Chiva.

El encierro de Los Encinos fue insustificadamente aplaudido en su mayoría durante el arrastre cuando ninguno de ellos -ninguno- hizo méritos para tal honor. Bonitos en general los toros, algunos de irreprochable trapío, serios pero sin ser muy ofensivos, hicieron un juego muy desigual en varas pero noble y dócil en la muleta: exceptuando al manso tercero que fue violento en el tercio final. Y al ganadero Martínez Urquidi, al final se lo llevaron en hombros al finalizar el festejo sin motivo justificado.

El FESTEJO

Ante su primero Ponce dio una lección de su tauromaquia, nos guste o no, Enrique Ponce entendió a la perfección al de Los Encinos y apostó por una serie derechazos y naturales algunos de los cuales le salieron excelentes, después llegarían el molinete, los pases de pecho, los ayudados… Todo con mucho mérito, es evidente; pero sus faenas son eternas y pesadas. Tardó en matar y no sucedió nada contrario a sus intereses pues en el palco había un presidente de “dulce” y le otorgó dos orejas inmerecidas, cuando una era suficiente. El nombre de este servil juez de plaza es Enrique Braun.

A su segundo, un toro con menos trapío que el resto le ha pegado una media verónica ceñida y hasta un tanto belmontina que ha detenido el tiempo en la plaza y nos ha transportado a otras épocas, después vendría una faena creativa y emocionante, aunque construida a base de derechazos casi siempre instrumentados al hilo del pitón. Pero también hubo momentos importantes con la izquierda, toreando al natural; la mano y la suerte fundamentales del toreo. Los naturales fueron una pintura aderezados con una técnica bien aprendida, pero con poderío para acabar embarcando con hondura y templanza las embestidas del astado. Nuevamente se pasó de faena -sus dos faenas si las sumamos han sido eternas, como la trilogía del Señor de los Anillos- pero en esta ocasión pinchó su labor y tuvo que rematarla con un bajonazo certero. Pero el público que estaba enardecido, le pidió que diera la vuelta al ruedo.

Es innegable la maestría de Ponce después de 25 años de carrera, pero también es evidente que su toreo ha dejado de ser tan pausado y ahora por momentos le da por torear corriendo. Es decir: cita al toro, se pone pinturero mientras ejecuta el pase, y sale corriendo para citar desde otro lugar. Así lo vimos ayer por momentos, pero también hay que apuntar que también en otros instantes cuando se ha quedado quieto, ha ejecutado el toreo verdad.

La puerta grande de Ponce ha sido bondadosa, pero los nuevos #Villamillennials son así y parece que ya no hay marcha atrás.

Sergio Flores por su parte ha tenido una gran actuación y esta quedó plasmada en dos orejas cortadas con mucha verdad. Su primero se vino arriba, un toro bronco y molestísimo que echaba la cara arriba y dirigía la vista a la hombrera del traje. Se acopló, finalmente, después de pasar fatigas, y dibujó algunas tandas de derechazos largos y cargados de emoción que provocaron la locura en los tendidos.

Con su segundo tardo en acoplarse pero en cuanto lo consiguió, la faena rompió y Sergio ejecutó algunos derechazos y naturales con ademanes corajudos, añadíendole pases de pecho empalmados con la derecha y con la izquierda, combinados con retadores desplantes ante los pitones, en clara manifestación de su arrojada temeridad. Y aunque señaló un pinchazo en el primer intento, en el segundo ejecutó la suerte a la perfección y se llevó una oreja de mucho peso.

El toreo “low cost” esta vez corrió a cargo de Luis David Adame, un torero al que por medio de la mercadotecnia sus apoderados intentan subirlo a los máximos altares del toreo, pero la realidad es que está todavía muy lejos de llegar a ser lo que apuntaba en sus inicios novilleriles.

Ayer anduvo a medio gas pero los #Villamillennials junto con el bondadoso juez le regalaron las dos orejas de su primer toro, con el que por cierto estuvo muy por debajo de su noble y mansa condición y que de no ser por el feo revolcón que se llevó en la parte final de la faena -que impresionó mucho al tendido- aquello hubiera quedado en una labor de muleta superficial y gris.

Con el que cerró plaza lo intento, pero a su quehacer le falto hondura e importancia. Se fue en hombros junto a Ponce y Flores, pero no se puede engañar a sí mismo, porque las orejas no se cortan a base de topes y con arrimones insustanciales como ya lo había hecho durante el festejo inaugural. Lejos de progresar, este novel torero parece que va hacia atrás.

Afortunadamente para estos jóvenes toreros la extinción de aficionados serios y sus efectos en las plazas se notan en tardes cómo estás. Porque si hubiera seriedad, dos de las tres puertas grandes del día de ayer no se hubieran producido nunca.

Abrió el festejo el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza que estuvo solvente ante un lote demasiado justo de trapío con el que le costó conectar, pese a que el juez de plaza le regaló una oreja que nadie solicitó de su segundo con el que estuvo en maestro, pero para su mala suerte, muy pocos apreciaron su labor.

El romance entre Pablo Hermoso y la Plaza México ya había llegado a su fin hace un par de temporadas, pero ayer tampoco se pudo producir la esperada reconciliación.

LOS ENCINOS / HERMOSO, PONCE, FLORES y ADAME

Toros de Los Encinos, en general bien presentados y algunos de bella estampa. Desiguales en los caballos, nobles y mansos en general, a excepción del tercero y séptimo que fueron más encastados.

Hermoso de Mendoza: División y oreja.

Enrique Ponce: Dos orejas y vuelta.

Sergio Flores: oreja y oreja.

Luis David Adame: 2 orejas (con división) y silencio.

Plaza de toros México. 5 de febrero. Segunda corrida de aniversario. Menos de media plaza.

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