
Los toreros Javier y Damián Castaño cortan sendas orejas en el mano a mano que ha tenido lugar en Villoria (Salamanca). Ha sido la primera corrida de Castilla y León tras la irrupción de la pandemia Covid.
El municipio salmantino de Villoria ha vivido este sábado 24 de abril la vuelta a los ruedos. El mano a mano entre los hermanos Javier y Damián Castaño ha devuelto la alegría a los aificionados tras más de un año de parón debido a la pandemia de coronavirus. Pasadas las 17.00 horas, el coso de La Vega se llenaba entre estrictas medidas de seguridad. Toma de temperatura, mascarillas, geles… todo para evitar contagios.
La tarde se presentaba molesta por el fuerte viento, algo que sin duda, complicó las cosas a los matadores. Al inicio del festejo se le hizo entrega de una placa al matador Javier castaño por sus 20 años de alternativa y seguidamente saltó al ruedo un cuatreño herrado con el número 75, de lomo recto, veleto, cornicorto, muy hondo y rabilargo al que paró a pies juntos gustándose mucho el matador.
El animal empujó en varas al que Damián Castaño le realizó un gran quite por gaoneras. Toro de gran nobleza y justo de fuerzas que tomaba la muleta a media altura colocando muy bien la cara, al que exprimió y sacó gran partido dejando ver el poso y oficio que dan el paso de los años, disfrutando y haciendo disfrutar de una gran faena. Dejó claro que también puede acartelarse con las corridas denominadas menos duras. Dos pinchazos, media estocada y dos descabellos pusieron rúbrica al primero de la tarde. Saluda una ovación.
El segundo de la tarde, negro listón, rabilargo, bragado, brocho astifino, más anovillado y flojo de carnes… Al que paró Damán de forma magistral. Con el mentón pegado al pecho y moviendo los engaños con soltura y arte. Dudó al arrancarse de largo al caballo, acudiendo en dos tiempos, empujando y metiendo los riñones. Galopó en banderillas.
El menor de los Castaño hincó rodillas en tierra, dispuesto a darlo todo. Fue todo entrega, aprovechó cada quite y cada embestida, inició su faena con la mano derecha, enganchádolo y llevándolo muy toreado. Primero en las distancias largas y luego arrimándose por ambos pitones. Gran labor la de Damián que tiene mucho que decir. Media estocada, dos descabellos y oreja.
Seguidamente, saltó al ruedo en tercer lugar un toro serio, cuajado, hondo y brocho muy en el encaste murube. Lo recibió Javier Castaño a la verónica rematando con una revolera para llevarlo por chicuelinas al caballo al que acudió dos veces con alegria y prontitud. Otro gran tercio de banderillas que obliga a desmonterarse a la cuadrilla.
Con la montera calada, muy habitual en él, citando de muy largo a pesar del molesto viendo que hacía… inició la faena de muleta al mejor toro de la tarde. Animal con mucha prontitud, humillando y con un tranco de galope muy agradable y rítmico pero que pedía la documentación de matador de toros. Lo toreó con tandas largas y de bonito corte por ambas manos ofreciendo una gran dimensión de poderle a los toros y además torearlos. Oreja.
Cerró plaza un toro más serio, bajito, atacado de kilos, enmorrillado, badanudo, más serio por delante que sus hermanos de camada con el que no pudo lucirse con el capote Damián. Apostó por hacerle faena a un toro que solo veía torero y sabía lo que dejaba detrás sin humillar. El menor de los Castaño estuvo firme y poniendo todo de su parte. Faena de mucha raza y entrega.
Publicado en La Tribuna de Salamanca