Por Jose Antonio del Moral
Como cada año y éste con dos espectáculos gloriosos, la mayoría de las Corridas Generales de Bilbao tuvieron un resultado muy positivo salvo algunos contratiempos como el menor número de espectadores respecto a ediciones anteriores. Cuatro de las ocho corridas fueron magníficas en todo o en parte, tanto por presentación como por juego: Fuente Ymbro, Núñez del Cuvillo, Alcurrucén y El Pilar. Cinco de las figuras actuantes triunfaron en mayor o menor grado pero triunfaron: Morante de la Puebla, José María Manzanares, Enrique Ponce y El Cid. También brillaron el debutante y recientemente revelado como próxima figura, David Mora, y el más modesto Diego Urdiales aunque éste con una de cal y otra de arena. Fracasaron las corridas toristas con la salvedad de dos toros de Victorino Martín. La rigurosa presidencia no fue capaz de mantenerse en su sitio en los dos últimos festejos a los que acudieron más espectadores ocasionales y pueblerinos que aficionados entendidos. Y gran parte de la crítica local y nacional persistió en minusvalorar lo mejor mientras resaltó lo mediocre que incluso fue tratado de excelente y hasta superior a lo hecho por los principales triunfadores. Así resumimos cada festejo:
Una fatal y desdichada reaparición de los Miuras para empezar, por mediocremente presentados, en su mayoría inválidos y nulos. Y para colmo, un sobrero de La Campana de similares características aunque noble. Un chabacano Juan José Padilla, un aguerrido Rafaelillo y el novato Raúl Velasco, hicieron lo muy poco que pudieron.
Dos estupendos toros de Fuente Ymbro de la segunda corrida fueron desaprovechados en mayor o menor grado por Diego Urdiales que dio una vuelta sin fuerza tras matar al que abrió plaza, un ejemplar de revolución; y por Matías Tejela por torpe lidiador del magnífico tercero. Tampoco logró hacerse con el más bravo aunque difícil sexto. Ambos perdieron puntos en Vista Alegre, mientras el todavía sin facultades tras la cogida que acaba de sufrir, César Jiménez, salió a la par con el lote menos propicio pese a la incomprensión de una parte del público que medió los tendidos de Vista Alegre.
Inolvidable y grandioso espectáculo la tercera que transcurrió sin un solo minuto de aburrimiento y con triunfos memorables como el muy grande de Morante de la Puebla con el cuarto toro de la en su mayoría buena y encastadísima corrida de Núñez del Cuvillo al que cortó dos orejas. Desigual faena de Manzanares con el encastadísimo y difícil segundo y otra creciente faena de José Mari al quinto del que cortó una cara oreja. David Mora perdió otra por pinchar en el tercero y se jugó el todo por el todo con el peligroso sexto.
Solo trasmitió el quinto toro de la muy bien presentada pero sosísima y geniuda corrida de Jandilla. Se lo llevó Alejandro Talavante que perdió una oreja por obligado a descabellar. El resto de festejo fue tan gris como la nublada y lluviosa tarde. El Juli anduvo en frío profesor. Y el doctorado Jiménez Fortes no paso de fácil aunque aún muy bisoño.
En la cuarta tuvo lugar el inesperado mal debut ganadero de Victoriano del Río que propició meritorias actuaciones de Enrique Ponce, El Juli y Miguel Ángel Perera. El valenciano tuvo el peor lote, un toro casi inválido y otro peligroso. El Juli un toro medio potable y otro complicado con el que se la jugó. Y Perera el más entero gracias a que no le picaron del que podría haber cortado una oreja si no hubiera pinchado, y el deslucidísimo sexto con el que quiso mucho sin respuesta del animal. Se colocó el único cartel de no hay billetes.
Quinta. Gran tarde del inagotable Enrique Ponce que perdió una oreja del primer toro por pinchar y cortó una del cuarto tras negarle el palco la segunda tras una templadísima faena de exclusiva marca de la casa. Muy valiente David Mora que cortó un apéndice del segundo. Y extraordinario Daniel Luque que, por pinchar, perdió las dos orejas del excelente tercero al que cuajó el trasteo más redondo de la tarde y otro apéndice del más difícil sexto por lo mismo. Estupenda con variedad de matices la corrida de Alcurrucén y todo el mundo encantado con el segundo espectáculo glorioso de la feria.
Un gigantesco y en su mayoría noble corridón de El Pilar en la sexta que propició un festejo de mayor a menor interés de un público extraño y desconcertante. La corrida empezó bien con El Cid que cortó la oreja del primer toro, el más bravo y noble del envío salmantino. Continuó regular con Sebastián Castella, por bajo de sí mismo y fatal con el peor quinto. Y se medió y cerró con lo mejor a cargo de José María Manzanares frente al mastodóntico tercer toro sin que el público lo apreciara. Hubo dudas sobre si hubiera cortado la oreja del sexto de no haberlo pinchado tras andar muy por encima de su sosísima condición. La mayoría de los asistentes, se comportaron cual gentes pueblerinas que disfrutaron más con los areneros mientras recogían las moñigas que habían dejado los cabestros sobre la arena, que con el toreo imperial del alicantino.
Para terminar, otra tarde con público verbenero y una presidencia pueblerina en una mediocre corrida de Victorino Martín, salvo los buenos toros tercero y sexto, que al menos sirvió para que Padilla y Bolívar cortaran sendas orejas de risa. Urdiales, muy valiente y en serio, perdió otra legítima por pinchar en el quinto. Equiparar estos trofeos con el de Ponce y el que ni se pidió para Manzanares, constituyó un ataque en toda regla al prestigio de la plaza.
Y entrando en matices más o menos polémicos, decir que la gran faena con que Morante se destapó al fin en Bilbao, aconteció tras intentar el torero que el toro fuera devuelto al ser protestado por el público. De tal modo, el gratísimo evento fue una sorpresa tanto para el público como para quien lo protagonizó.
Muchos críticos y no pocos que se tienen por entendidos, dieron más importancia a lo hecho por Urdiales en sus dos actuaciones que a lo que logró Manzanares en las dos suyas. Sobre todo en la segunda cuando cuajó una cadenciosa y templadísima faena rubricada con una estocada recibiendo frente a un toro gigantesco que, increíblemente, quedó sin premio.
No pocos también intentaron desestimar la gran faena de Ponce al cuarto toro de Alcurrucén aunque, como en todo lo demás, no lo consiguieron por lo que el valenciano entusiasmó al público asistente y a los miles de personas que le vieron por televisión. Al respecto, la presencia de las cámaras en directo y las varias repeticiones de los espectáculos enlatados sirvieron para dejar a cada cual en su sitio y a los negacionistas en el mayor de los ridículos.
Cabe comentar, finalmente, que algunos comentaristas suelen sobrevalorar lo hecho por toreros modestos y vulgares para que su inclusión en las ferias más importantes sea imprescindible. Un buen negocio para los organizadores, tanto de las corridas que hemos comentado como las demás que gestionan los mismos. Al respecto, muchos aficionados se escandalizaron al oír que la faena del barato y, por sus partidarios, engañado Urdiales al quinto toro de Victorino fue la mejor de la feria. ¿Mejor que las de Morante, Ponce, Manzanares y Luque? Vamos, anda…
Y el postre de hoy: ayer consumó J T su quinta aparición. Fue en Linares. Como en las anteriores, desquició la ciudad y fracasó otra vez en su baldío propósito. Volvió a repetirse el numerito de la orejita, el petardo y la salida a hombros de uno de sus modestos acompañantes, Curro Díaz. Los venenosos, trasmutados en radiofonistas, bajaron velozmente desde Bilbao a la andaluza ciudad minera para relatar el ínfimo evento. Tiene su gracia que el lugar de partida fuera la plaza de Vista Alegre. Allí es donde tendría que haber actuado el “intocable” frente a una corrida de verdad como han hecho todas las figuras. No será lo que dicen que es profesionalmente hablando hasta que no lo haga en el Bocho en las Corridas Generales. También bajó a toda prisa desde Bilbao el jefe de prensa de la mafia tomasista para cumplir con su mayor obligación. Me sorprendió no leer la opinión que esperaba ecuánime del doctor sevillano que no fue a Linares como en Huelva me dijo habían acordado. Acompaño muy sinceramente a todos en el sentimiento. La próxima cita será en Valladolid. Será la última vez que le yo vea este año a la espera de lo que haga o no en 2012. A ver si hay más suerte y podemos celebrar una primera salidita a hombros.
Los que sintonizaron la emisora en la que se pudo escuchar desde toda España la corrida del evento tomasiano en Linares, creyeron que también radiarían la corrida del día siguiente. No pudieron hacerlo. Solo lo hicieron en un espacio exclusivamente programado para las corridas de JT. Una vergüenza más. Sobre todo por la falta de respeto que esto supone para el resto de los toreos. Pero lo peor es que otro torero ya retirado se preste al desprecio de sus colegas.
Twitter: @Twittaurino